En la aldea
26 abril 2024

Rafael Alfonzo Ravard (1919-2006). “La energía hidroeléctrica desempeñará un papel de catalizador, de elemento esencial para que ese proceso se realice, y de factor preponderante en la creación de una de las zonas industriales más prósperas de Venezuela” (Alfonzo Ravard, 1981:69).

El general Rafael Alfonzo Ravard (1919-2006): un servidor ejemplar (II Parte)

Por casi 30 años ayudó a construir el país desde el sur de su territorio, con el aprovechamiento de las aguas del río Caroní y la creación de un vasto conglomerado industrial. Un ingeniero que se ganó el respeto de políticos, colegas, compañeros y trabajadores por igual. Rafael Alfonzo Ravard se supo rodear de los mejores hombres para sembrar las bases de la Venezuela moderna, planificando el futuro hace 60 años atrás.

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Rafael Arráiz Lucca | 22 enero 2023

El general Víctor Maldonado Michelena en entrevista con Jóvito Martínez Guarda, en 2006, tiene otra versión que, no obstante, no contradice la de Tellería. Afirma Maldonado (Martínez Guarda, 2012:217) que él como jefe de la OEE (Oficina de Estudios Especiales) de la Presidencia de la República, tenía en mente la designación de Rafael Alfonzo Ravard para la CEEC y así se lo propuso varias veces a Marcos Pérez Jiménez encontrando solo silencio como respuesta. Finalmente, un día fue Pérez Jiménez, refiere Maldonado, el que le ordenó la designación de Alfonzo. ¿Qué ocurrió? Sospechamos que hubo puentes entre las partes a través de terceras personas, allanando el camino y limando las asperezas que Alfonzo albergaba después del magnicidio de Delgado-Chalbaud. Algo ocurrió que supuso el cambio de Pérez Jiménez ante la insistencia de Maldonado Michelena, quien consideraba con sobradas razones que la persona ideal para la tarea era Alfonzo Ravard. En cualquier caso, la designación tuvo lugar y los próximos 30 años del entonces Mayor estarán signados por el aprovechamiento de las aguas del río Caroní y la creación de un vasto conglomerado industrial.

Presidente de la Comisión de Estudios para la Electrificación del Caroní (1953-1958)

El gobierno del general Isaías Medina Angarita creó en 1944 la Junta de Fomento de la Producción Nacional, consiente como era de la necesidad del desarrollo industrial; y el 29 de mayo de 1946, durante el primer gobierno de Rómulo Betancourt, se crea la Corporación Venezolana de Fomento (CVF), adscrita al Ministerio de Fomento, encabezado por Juan Pablo Pérez Alfonzo. Por su parte, el primer presidente da la CVF fue Alejandro Oropeza Castillo, un destacado dirigente político, lo que revela la importancia que le daba el gobierno a la institución recién creada.

La CVF, en 1946, encargará un estudio para la concepción de un Plan Nacional de Electricidad a una empresa norteamericana, creada en 1932, que ya había adelantado estudios eléctricos en Venezuela. Nos referimos a Burns & Roe, que llegó de la mano de un ingeniero eléctrico venezolano, Arnaldo Pacaníns, quien conectó a la empresa con la naciente CVF. Ya para 1947 Burns & Roe entregaba sus primeros informes, completados en los años siguientes y constituyéndose en los informes más completos para la creación de un Plan Nacional de Electricidad. Estos informes ya señalaban la factibilidad de utilizar las aguas del río Caroní para construir centrales hidroeléctricas que utilizaran la energía del poderoso caudal del río. El convenio que se firma entre CVF y Burns & Roe lo administra el Departamento de Electricidad de la CVF, tutelado por la Sub-Gerencia de Servicios Técnicos del organismo.

Rafael Alfonzo Ravard (1919-2006). “La energía hidroeléctrica desempeñará un papel de catalizador, de elemento esencial para que ese proceso se realice, y de factor preponderante en la creación de una de las zonas industriales más prósperas de Venezuela” (Alfonzo Ravard, 1981:69).

“La Central Hidroeléctrica Macagua I pasaba a ser la más grande del país y estaba, también, entre las 20 más grandes del mundo. Fue todo un acontecimiento y un respaldo a la autoestima del venezolano que sentía que sus ingenieros eran capaces de ejecutar obras de gran envergadura”

Cuando al Mayor Alfonzo Ravard lo invitan a ocuparse de este determinante proyecto nacional funcionaba una Oficina de Estudios Especiales (OEE) adscrita a la Presidencia de la República (antecedente de Cordiplan), estamos en 1953, cuyo titular era el entonces el Mayor Víctor Maldonado Michelena, quien recibe el encargo de abrirle puertas a la nueva oficina que está por crearse. Finalmente, se decide que el organismo de adscripción para la nueva oficina sea el Ministerio de Fomento, y se crea la Comisión de Estudios para la Electrificación del Caroní (CEEC) y se designa para presidirla al Mayor Rafael Alfonzo Ravard. Se concibe desde un principio que la CEEC trabaje autónomamente y en coordinación con la CVF, ya que esta institución es la que ha adelantado los estudios previos que serán la base para el trabajo que emprenderá la nueva Comisión. Por otra parte, la OEE presidida por Maldonado Michelena se concentrará en el tema del hierro en Guayana y la siderúrgica que se tenía en proyecto entonces.

Ascendido a teniente coronel

Comienza sus tareas el Mayor Ingeniero Alfonzo en una pequeña oficina en la esquina de Altagracia y, de inmediato, se impone la labor de reclutar a los venezolanos mejor preparados para la larga faena que les espera. El primero en integrar el equipo era uno de los pocos ingenieros hidráulicos con que entonces contaba el país: Rafael De León, quien sumaba 39 años y una trayectoria superior que incluía haber sido Decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Central de Venezuela. De inmediato integró la oficina de la CEEC Roberto Álamo, aportando su experticia económica y, también, el ingeniero electricistaRodolfo Tellería Villapol. Este fue el núcleo inicial con que contó el presidente de la CEEC para empezar a trabajar. Se sumaron muy pronto Carlos Acosta Sierra y Alberto Yánez. También desde muy temprano Alfonzo Ravard contó con la colaboración profesional de destacados venezolanos como Alfonso Espinoza, Federico Rivero Palacio, Pedro Palacios Herrera, Francisco Abascal, José Antonio Gómez Baldó, Luis Augusto Colmenares, entre otros que irán señalándose a medida que surjan sus participaciones en este relato. Comenzó entonces un peregrinar de más de dos décadas entre Caracas y Guayana por parte del Mayor Alfonzo, quien es ascendido a teniente coronel el 5 de julio de 1955.

Se une en matrimonio con Corina Wallis Olavarría

En unos de estos viajes en avión con un grupo de caraqueños que vuelan a Guayana a enterarse lo que recién comenzaba a hacerse, conoce a quien iba a ser su esposa: Corina Wallis Olavarría. Ella relata haberlo conocido durante el vuelo y haber creído que se trataba de un señor de la región porque, habiendo quedado sentado al lado de ella, le explicó toda la geografía guayanesa que se veía por la ventanilla. La señorita Wallis, sentada al lado del Mayor Alfonzo, era la hija mayor del arquitecto caraqueño Gustavo Wallis Legórburu y de la valenciana María Corina Olavarría Celis.

Comienza la construcción de Macagua I

El informe de Burns & Roe recomendaba construir una central hidroeléctrica con capacidad de producir 150.000 KW, pero la CEEC al concluir sus estudios decide construir la central para 360.000 KW, felizmente. Los trabajos comienzan en 1956 con apoyo de una ciudad que entonces no llegaba a los 10.000 habitantes. Para entonces, había varias centrales hidroeléctricas en el país, las construidas por la Electricidad de Caracas aprovechando las aguas de los ríos Guaire y Mamo, pero ninguna del Estado venezolano. La Central Macagua I al terminarse los trabajos de la primera etapa, en 1959, sería la más grande en el territorio nacional y, durante unos años, fue una central regional, ya que la interconexión con otras zonas del país fue tarea posterior.

Junto con la construcción de la Central Macagua I el Estado creó el Instituto Venezolano del Hierro y del Acero en 1955, con el objeto de dirigir la construcción de la siderúrgica de Matanzas, futura Sidor, y concebir un plan de industrialización del sur del país, con base en la energía hidroeléctrica. Al frente de este organismo estará el teniente coronel Alfonzo Ravard, a quien ya se le advertía como el factótum de este proceso industrial, ya que coordinaba la fuente de energía hidroeléctrica que lo alimentaría.

Rafael Alfonzo Ravard (1919-2006). “La energía hidroeléctrica desempeñará un papel de catalizador, de elemento esencial para que ese proceso se realice, y de factor preponderante en la creación de una de las zonas industriales más prósperas de Venezuela” (Alfonzo Ravard, 1981:69).

“Según Tellería, en su libro ya citado, la capacidad instalada en 1946 era de 86 MW, y para 1958 alcanzó los 656 MW, experimentándose un crecimiento vertiginoso que ningún país de América Latina entonces había tenido en apenas una década”

Es importante recordar que para cuando se inicia la construcción de la Central Macagua I, en 1956, el Estado venezolano venía mostrando su vocación de empresario eléctrico, ya que la CVF a partir de 1949 había comenzado a adquirir empresas eléctricas regionales y a hacer inversiones significativas en plantas termoeléctricas y en distribución, de modo que se venía articulando un plan de inversiones del Estado para proveer de energía eléctrica a la población y para el desarrollo industrial previsto. Para finales de la década de los años ‘50 la CVF era propietaria de alrededor de 20 empresas regionales de producción y distribución de energía eléctrica. Esas serán las empresas que formarán la futura CADAFE, como veremos luego.

La Central Hidroeléctrica Macagua I se construyó en el sitio donde estaba el salto Macagua y, según los testimonios, era un lugar de enorme belleza. La primera de sus unidades generadoras de energía entró en funcionamiento en abril de 1959, la última en 1961. Cuando esta unidad entró en operaciones ya había sido fundada la CVG (Corporación Venezolana de Guayana), cuyo primer presidente fue nuestro biografiado. Pero no nos adelantemos, estamos en 1959, cuando el presidente de la CEEC está por ver coronados los primeros esfuerzos al poner en funcionamiento la primera etapa de la Central Macagua I. Entonces, afirmaba el ya coronel (fue ascendido el 1 de enero de 1959) Alfonzo Ravard: “El programa para la utilización del potencial hidroeléctrico del río Caroní tiene por fin la industrialización en gran escala de la Guayana venezolana y la incorporación de esa extensa y rica tierra a la economía nacional, mediante la utilización racional de los ingentes recursos de materias primas con que cuenta. En este proceso, la energía hidroeléctrica desempeñará un papel de catalizador, de elemento esencial para que ese proceso se realice, y de factor preponderante en la creación de una de las zonas industriales más prósperas de Venezuela” (Alfonzo Ravard, 1981: 69).

Como vemos, el coronel Alfonzo ya entonces tenía una claridad absoluta en cuanto a sus metas y propósitos al frente de aquel proceso titánico de aprovechamiento de las aguas del río Caroní, un proceso que aún no ha concluido y que fue iniciado por la CEEC presidida por Alfonzo Ravard y el equipo que lo acompañó.

Presidente de la Corporación Venezolana de Fomento (1958-1960)

Una vez constituido el nuevo gobierno a partir del 23 de enero de 1958, presidido por el contralmirante Wolfgang Larrazábal Ugueto, el trabajo de Alfonzo Ravard al frente de la CEEC es reconocido. Tanto es así que el 30 de enero es designado presidente de la Corporación Venezolana de Fomento (CVF) con el objeto de integrar y jerarquizar el proyecto guayanés, con el respaldo de la Junta de Gobierno presidida por Larrazábal. Pero también será tarea del nuevo presidente de la CVF la coordinación del proceso de creación de CADAFE. La designación del teniente coronel Alfonzo de manera tan expedita en el nuevo cargo hace evidente que Larrazábal conocía su trabajo y su trayectoria militar con exactitud. 

La creación de CADAFE

Como señalamos en páginas anteriores, desde la creación de la CVF en 1946 fue ocurrencia común que la institución otorgara créditos a empresas privadas de generación y distribución de electricidad locales, que luego no podían pagarlos. De allí que muchas de ellas pasaran a manos de la institución. Por otra parte, estos hechos se sumaban a la preocupación central de Estado nacional por el desarrollo eléctrico, consciente de que sin energía no podía haber desarrollo industrial.

Tomemos en cuenta que a partir de la Ley de Hidrocarburos y la Ley de Impuesto sobre la Renta, ambas de 1943, los ingresos del Estado venezolano crecieron exponencialmente, ya que entre las dos leyes subieron el tributo de las concesionarias petroleras de 12% o 15% a 46,5% en promedio, lo que significó un crecimiento enorme de la renta petrolera nacional. En otras palabras, el Estado contaba con recursos para encarar a través de la CVF un programa de financiamiento de la electricidad a través de las empresas privadas prestadoras del servicio, pero ocurrió que los capitales de estas no fueron suficientes para encarar el desafío y la mayoría de estas pequeñas empresas pasaron a manos de la CVF, como apuntamos antes. Fue por ello que esta institución, con 20 empresas locales de energía eléctrica en su cartera, decidió crear una empresa nacional que las reuniera a todas y creciera de acuerdo con la demanda de la población. Según Tellería, en su libro ya citado, la capacidad instalada en 1946 era de 86 MW, y para 1958 alcanzó los 656 MW, experimentándose un crecimiento vertiginoso que ningún país de América Latina entonces había tenido en apenas una década. No olvidemos que estos años son los de la gran inmigración europea al país, huyéndole a las penurias de la posguerra de España y de la Segunda Guerra Mundial.

Rafael Alfonzo Ravard (1919-2006). “La energía hidroeléctrica desempeñará un papel de catalizador, de elemento esencial para que ese proceso se realice, y de factor preponderante en la creación de una de las zonas industriales más prósperas de Venezuela” (Alfonzo Ravard, 1981:69).

“La preocupación central de Estado nacional por el desarrollo eléctrico, consciente de que sin energía no podía haber desarrollo industrial”

El futuro requería acciones concretas para atender este desafío del crecimiento de la demanda, fue por ello que la CVF designó una comisión técnica en junio de 1958. Se esperaba de esta comisión una solución a la situación planteada y este organismo ad hoc sugirió la creación de la C.A. de Administración y Fomento Eléctrico (CADAFE). De inmediato el Estado, por conducto del Ministerio de Fomento procedió a crear la empresa, y esto ocurrió el 27 de octubre de 1958. Comenzó operaciones en junio de 1959, presidida por el ingeniero Luis Eduardo Galavís y con una Junta Directiva de lujo, en cuyas designaciones era evidente que estaba la mano de Alfonzo Ravard, quien para entonces conocía perfectamente quiénes podían ser las personas indicadas para la tarea. Allí estuvieron Carlos Anglade, Reinhold Pedersen, Luis Eduardo Branger, Blas Lamberti, Otto Perret Gentil y Alfredo Anzola Montauban, como principales; y como suplentes Rafael De León, Ricardo De Sola, Amílcar Soriano, Melchor Centeno Vallenilla, Federico Rivero Palacio, Pedro Pablo Azpúrua y Silvestre Tovar.

Ascendido a coronel (1959)

En todo este proceso de creación de la empresa eléctrica nacional estuvo presente la conducción de Alfonzo Ravard, quien va a ser ascendido a coronel, hecho que ocurrió el 1 de enero de 1959, de acuerdo con los tiempos establecidos para los ascensos de un oficial y justo antes de la toma de posesión de Betancourt y de manos del presidente interino Edgar Sanabria. El coronel Alfonzo Ravard fue ratificado en la presidencia de la CVF en el gobierno del Pacto de Puntofijo, pero muy pronto se hizo evidente que el presidente Rómulo Betancourt tenía entre sus proyectos principales el desarrollo de Guayana, para lo que se necesitaba una corporación específicamente destinada a tal fin.

Inauguración de Macagua I (1959)

Seguramente contribuyó con el entusiasmo presidencial asistir a la inauguración de la primera etapa de la Central Hidroeléctrica Macagua I; obra comenzada en 1956 por la CEEC presidida por Alfonzo y que ahora era una realidad que daba pie para soñar con un verdadero parque industrial en la región de Guayana. El 21 de abril de 1959, recién iniciado el gobierno de Betancourt, tuvo lugar la voladura de la ataguía del dique para llenar de agua la represa y, de inmediato, poner a prueba las primeras turbinas instaladas. Al evento asistió el Alto Gobierno en pleno y los medios de comunicación. El Nacional y El Universal recogieron el hecho con un gran despliegue en primera página y en páginas interiores. Entonces, declaró el presidente Betancourt para Raúl Esteves, reportero de El Universal: “Es propósito del Gobierno crear un programa integral, con directiva única, que plantee el desarrollo industrial, agrícola y pecuario de la nación, en el que participarán los sistemas de la Siderúrgica y de la Electrificación que ahora comienza en Guayana, como puntos fundamentales” (Esteves, 1959: 5).

Por su parte, la extensa crónica de El Nacional sobre los hechos ocupó una página entera del periódico y no está firmada, además de haber sido foto de portada. Sospechamos que fue escrita por Miguel Otero Silva, presente en el evento, según consta en fotografías del rotativo, pero no podemos asegurarlo. En todos los reportajes se hizo mención expresa del trabajo del coronel Alfonzo Ravard, entonces presidente de la CVF, institución a la que se había adscrito la CEEC desde que el coronel asumió su presidencia. Recordemos que para este momento la Central Hidroeléctrica Macagua I pasaba a ser la más grande del país y estaba, también, entre las 20 más grandes del mundo. Fue todo un acontecimiento y un respaldo a la autoestima del venezolano que sentía que sus ingenieros eran capaces de ejecutar obras de gran envergadura.

Rafael Alfonzo Ravard (1919-2006). “La energía hidroeléctrica desempeñará un papel de catalizador, de elemento esencial para que ese proceso se realice, y de factor preponderante en la creación de una de las zonas industriales más prósperas de Venezuela” (Alfonzo Ravard, 1981:69).

“Sin abundante energía no se podía pensar en las otras facetas planificadas. Pero, es de señalar con énfasis que desde un principio Alfonzo Ravard atendió con esmero el tema ecológico que suponía el hecho de fundar una ciudad”

El 31 de julio de 1959, el presidente Betancourt pone en marcha la primera parte del proceso de creación de la futura corporación rectora del desarrollo de Guayana. Firma el Decreto 108 designando a un Comisionado de la Presidencia de la República para la Región Guayana, a quien encarga conjuntamente con Cordiplan de presentar: “Las recomendaciones necesarias para constituir el organismo permanente que se encargaría de encauzar las actividades económicas del sector público y orientar las del sector privado con miras al desarrollo ordenado, dinámico e integral de Guayana” (Tellería, 2014: 101).

Pues bien, el resultado del trabajo del Comisionado (Alfonzo Ravard) y de Cordiplan fue el de sugerir la creación de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG). Esta recomendación fue aceptada en su totalidad por el presidente Betancourt, después de recibir el proyecto que le tomó a los planificadores más de un año madurar y tener listo para su ejecución. Comenzaba otra etapa. El 29 de diciembre de 1960 se crea la CVG mediante Decreto N°430 de la Presidencia de la República. El entonces coronel Rafael Alfonzo Ravard fue designado para presidir la nueva institución. Ha debido confiar mucho Betancourt en Alfonzo para encargarle esta tarea, ya que se trataba de uno de los proyectos más largamente acariciados por el presidente de la República. De la zona guayanesa venía hablando Betancourt desde los tiempos de su primer gobierno y era un hecho incontestable que Alfonzo desde 1953 estaba al frente del proyecto nacional de hidroelectricidad en el río Caroní. Ahora se le sumaban otras tareas, como veremos de seguidas.

Presidente fundador de la Corporación Venezolana de Guayana (1960- 1974) y creador de un conglomerado industrial

A la nueva institución se le adscribe la CEEC y los bienes que formaban parte del patrimonio del Instituto Venezolano del Hierro y el Acero. Recordemos que en 1958, durante el gobierno de Larrazábal, se crea esta institución en sustitución de la Oficina de Proyectos Especiales de la Presidencia de la República, que se encargaba del proyecto de la Siderúrgica del Orinoco. Cuando se creó esta Oficina, durante la dictadura de Pérez Jiménez, estuvo al frente primero Luis Felipe Llovera Páez y después Víctor Maldonado Michelena. Luego, mientras se definía la creación de la CVG a lo largo de 1959, el Instituto Venezolano del Hierro y del Acero quedó en suspenso, hasta que deciden adscribirse sus activos y funciones a la nueva Corporación.

El presidente de esta nueva corporación es a su vez designado Comisionado Especial para el desarrollo de Guayana de la Presidencia de la República. El directorio del nuevo Instituto Autónomo estará integrado por el presidente, el coronel Alfonzo Ravard, cinco directores principales y cinco suplentes, todos designados por el presidente de la República. Entonces, el Estatuto Orgánico de la CVG publicado en Gaceta Oficial señalaba 7 objetivos principales que dada su importancia pasamos a citar: “1) Estudiar los recursos de Guayana, tanto dentro de la Zona de Desarrollo como fuera de ella, cuando por la naturaleza de los mismos fuese necesario. 2) Estudiar, desarrollar y organizar el aprovechamiento del potencial hidroeléctrico del río Caroní. 3) Programar el desarrollo integral de la región conforme a las normas y dentro del ámbito del Plan de la Nación. 4) Promover el desarrollo industrial de la región tanto dentro del sector público como del sector privado. 5) Coordinar las actividades que en el campo económico y social ejerzan en la región los distintos organismos oficiales. 6) Contribuir con la organización, programación, desarrollo y funcionamiento de los servicios públicos necesarios a los fines del desarrollo de la Zona. 7) Realizar por decisión del Ejecutivo Nacional cualquier otro cometido, el cual podrá referirse a operaciones fuera de la Zona, cuando exista una estrecha relación con las que realiza dentro de la misma”.

Rafael Alfonzo Ravard (1919-2006). “La energía hidroeléctrica desempeñará un papel de catalizador, de elemento esencial para que ese proceso se realice, y de factor preponderante en la creación de una de las zonas industriales más prósperas de Venezuela” (Alfonzo Ravard, 1981:69).

“Se había planificado una ciudad para albergar a 300.000 habitantes, con todas las implicaciones urbanísticas, comerciales, educativas, y de otra índole que supone un emprendimiento de esta magnitud. (…) La experiencia de Ciudad Guayana es única en el país”

Como vemos, son unos objetivos amplios pero ceñidos a lo que se califica como “la Zona”, lo que denota claramente que la Corporación tiene entre sus encargos un desarrollo amplio y complejo que atañe a la energía y al urbanismo, pero también a la educación y la economía y, por supuesto, a los aspectos sociales que implica una empresa humana de esta envergadura. Al presidente fundador de la CVG, el coronel Alfonzo Ravard, lo acompañaron en aquella primera Junta Directiva Héctor Hernández Carabaño, Francisco Álvarez Chacín, Fernando Álvarez Manosalva y Antonio Alamo Bartolomé como principales; y como suplentes Gustavo Ferrero Tamayo, Néstor Luis Pérez Leboff, Eloy Anzola Montauban y Juan Manuel Sucre Ruíz.

Comenzaba una aventura nacional de la más alta significación: el Estado le entregaba a un grupo de hombres calificados la continuación de un proyecto exigente (el aprovechamiento energético de las aguas de río Caroní); la iniciación de otro de orden urbanístico (la fundación de una ciudad); y la creación de un conglomerado industrial único. Veamos los hechos en la medida en que ocurren en el tiempo.

La planificación de una urbe nueva: Ciudad Guayana (1961)

El 15 de julio de 1961 la Gaceta Oficial del estado Bolívar recoge el decreto de creación de la ciudad de Santo Tomé de Guayana. El primer considerando del Decreto alega que es necesario fundar una nueva ciudad para descongestionar los “centros urbanos de San Félix, Puerto Ordaz, Castillitos, Matanzas y Caruachi” y en el articulado del Decreto se lee: “Fúndese en la Mesa de Chirica, sitio donde se libró la Batalla de San Félix, el 11 de abril de 1817, la ciudad que llevará por nombre Santo Tomé de Guayana”.

Para cuando este acto jurídico-político sucede, el coronel Alfonzo Ravard ya ha entrado en contacto con el Joint Center for Urban Studies de la Universidad de Harvard y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) para recibir asesoría en lo relativo a la planificación de la nueva ciudad. Entonces, designó el presidente de la CVG al arquitecto Juan Andrés Vegas como su representante en el proyecto in situ, al tiempo que las universidades norteamericanas designaban a Lloyd Rodwin para encabezar el proyecto desde sus sedes, mientras en Caracas se estableció Willo von Moltke, en su representación. El trabajo fue recogido en un libro intitulado Planning a pluralist city. Conflicting realities in Ciudad Guayana de Donald Appleyard, a este texto remito a los urbanistas y arquitectos interesados en profundizar sobre la materia.

Ofrece Appleyard un primer párrafo que se explica por sí solo: “In the early 1960’s, the Joint Center for Urban Studies of the Massachusetts Institute of Technology and Harvard University was asked by the Corporación Venezolana de Guayana (CVG) to act as resident consultant for the development of the resource-rich Guayana region of Venezuela, and particularly for the planning of Ciudad Guayana, the new industrial city growing on the banks of the Orinoco River at the expanding center of that region” (Appleyard, 1976: 9).

El trabajo de planificación comenzó en 1961, pero los primeros pasos los dio Alfonzo antes de la creación de la CVG y se debe a él la iniciativa de buscar a tan calificadas universidades para el trabajo. Una vez creada la CVG en diciembre de 1960, es durante los primeros meses de 1961 que se formaliza lo conversado antes. Para 1964 el diseño de la ciudad en sus aspectos principales era un hecho y ya se había avanzado mucho en la construcción de las vías centrales. Para 1966, la asesoría del Joint Center for Urban Studies of The Massachusetts Institute of Technology and Harvard University llegó a su fin. Fueron cinco años de trabajo entre esta institución y los venezolanos designados por la CVG en su División de Desarrollo Urbano, creada en 1961. Se había planificado una ciudad para albergar a 300.000 habitantes, con todas las implicaciones urbanísticas, comerciales, educativas, y de otra índole que supone un emprendimiento de esta magnitud. Dicho sea de paso, nunca antes en Venezuela se había asumido y realizado un proyecto de esta catadura urbanística. La experiencia de Ciudad Guayana es única en el país.

Cuando comenzó la planificación ordenada de Ciudad Guayana en la zona vivían 43.550 habitantes, para 1969 ya vivían 115.725 personas. Más del doble en 8 años, según nos informa la propia CVG en el libro institucional La Ciudad, publicado sin fecha, pero que estimamos fue impreso en 1970. Recordemos que se planificó una ciudad cuya vocación principal sería la industria pesada, ya que contaba con la gran ventaja comparativa que se incrementaría en el tiempo: el aprovechamiento de las aguas del Caroní.

La CVG fue el organismo coordinador de este proceso de desarrollo tanto industrial como urbanístico y, naturalmente, lo que dio origen a todo lo demás fue el factor hidroeléctrico. Sin abundante energía no se podía pensar en las otras facetas planificadas. Pero, es de señalar con énfasis que desde un principio Alfonzo Ravard atendió con esmero el tema ecológico que suponía el hecho de fundar una ciudad. En esto contó con el entusiasmo de Rafael Mendoza Olavarría, a quien el propio Alfonzo había invitado a participar en el proyecto de Macagua y llegó a Guayana en 1956. Mendoza instrumentó con éxito la idea de crear el Parque La Llovizna y luego fue un entusiasta de los otros parques de Ciudad Guayana (Cachamay, Loefling); todos auspiciados por la CVG, con el apoyo decidido de su presidente.

El coronel Alfonzo ha debido sentir entonces lo que experimenta un director de orquesta en plena ejecución de una obra: la urgente necesidad de atender a múltiples factores a la vez para que la totalidad sea armónica. No solo está coordinando la planificación de una nueva ciudad, cuando ya ha superado los desafíos de la creación de una nueva institución, la CVG, sino que al mismo tiempo debe resolver varios retos nuevos: la creación de una empresa de generación y distribución de electricidad (EDELCA) y otra de hierro y acero (SIDOR), mientras se emprenden los estudios para una nueva central hidroeléctrica: Guri, y comienza a soñarse con un bosque de pinos que supla las necesidades forestales del país (Uverito). Todo esto al mismo tiempo en que comienzan a trazarse las primeras líneas sobre la industria del aluminio.

No ha podido imaginar el coronel Alfonzo que aquella ciudad fundada por el presidente Betancourt y por él, en 1961, a 13 m.s.n.m, llegaría a ser la sexta ciudad más poblada del país, en 2023. Solo son más grandes que Ciudad Guayana, las urbes de Caracas, Maracaibo, Valencia, Barquisimeto y Maracay. Santo Tomé de Guayana cuenta, según el INE (Instituto Nacional de Estadísticas) cerca 1.050.080 habitantes. Una cifra inimaginable para sus fundadores, basada en proyecciones del Censo Nacional de 2011. Recordemos que la casi totalidad de las ciudades venezolanas la fundaron los españoles en el siglo XVI y luego, durante el siglo XVII, se fundaron “pueblos de indios” que han crecido tanto que ya son grandes ciudades. La única ciudad grande fundada después, ya por los venezolanos, es Ciudad Guayana; la otra creada en el siglo XX es Ciudad Ojeda, en el estado Zulia, pero dista mucho de ser una gran ciudad como esta del sur de Venezuela, en la confluencia de los dos grandes ríos del país: el Orinoco y el Caroní.

John F. Kennedy en Venezuela (1961)

El presidente Rómulo Betancourt designa al coronel Alfonzo para desempeñar una grata tarea que le toma dos días, como veremos de seguidas. El presidente de los Estados Unidos de Norteamérica puso en práctica en 1961 una nueva política internacional para América Latina. Esta se llamó “Alianza para el Progreso” y consistía en un programa de apoyo multilateral destinado a combatir la pobreza y las desigualdades, aprobado en la Conferencia de Montevideo. Este programa respaldaba las reformas agrarias en América Latina, así como redistribuciones del ingreso que apuntaran a la igualdad.

El primer país en visitar en la Gira Latinoamericana de John F. Kennedy fue Venezuela y, a su vez, fue la primera vez que un mandatario norteamericano le dispensaba una visita de Estado a nuestro país. Aquí estuvo el 16 y 17 de diciembre de 1961 y el coronel Rafael Alfonzo Ravard como su attaché militar, denotando dos hechos con la escogencia que había hecho el presidente Betancourt: sabía que Alfonzo no lo dejaría mal en sus funciones y por eso lo destacaba, y confiaba en el excelente inglés que hablaba el coronel. Por supuesto, Alfonzo desempeñó la tarea con satisfacción, como perfectamente se observa en las fotografías que se conservan de la visita. En particular la llegada de Kennedy y su esposa Jackie al Aeropuerto de Maiquetía, donde fueron recibidos por el presidente de la República y todo su Gabinete Ejecutivo.

La creación de Electrificación del Caroní, EDELCA (1963)

Una vez creada la CVG su presidente y su junta directiva concibieron dos divisiones relativas al río Caroní. La División de Operación de Centrales Hidroeléctricas y la División de Desarrollo del río Caroní. Nótese que la denominación “División”, evidentemente traída de la estructura militar por parte del coronel Alfonzo, es un ejemplo de cómo su formación va a imantar la estructura y nomenclatura de la corporación.

Afirma Herman Roo en su estudio inédito Guri. Memoria Técnica que para 1962 las investigaciones acerca del Cañón de Necuima como el lugar indicado para la nueva represa estaban terminados y se podía pasar a la fase de la licitación pública internacional para la construcción de la obra y, también, se podía buscar la fuente de financiamiento, ya que el Estado venezolano solo no podía encarar una obra de semejantes dimensiones. Una vez que el Banco Mundial conoció el proyecto, según afirma Tellería en su libro antes citado, le sugirió a la CVG la pertinencia de crear una empresa que fuera la receptora del préstamo. Es decir, una Compañía Anónima, no un Instituto Autónomo, como era la CVG. Es por ello que el Gabinete Ejecutivo del presidente Betancourt autoriza la creación de EDELCA el 16 de abril de 1963 y la CVG Electrificación del Caroní, C.A. (EDELCA) quedó registrada el 2 de agosto y el 20 de septiembre de 1963. Las dos divisiones que mencionamos antes pasaron a constituir parte de la nueva empresa.

Continuará el domingo 29 de enero de 2023.


Bibliohemerografía:
-Aguirre Elorriaga, Manuel (1941). La compañía de Jesús en Venezuela. Edición de autor, Caracas.
-Alamo Bartolomé, Alicia (1986). “En el país de las maravillas” en diario La Religión, Caracas.
-Alfonzo Ravard, Rafael (1981) Cinco años de normalidad operativa. Discursos del general Rafael Alfonzo Ravard, 1975-1980. Caracas, Petróleos de Venezuela.
–35 años de la infraestructura de producción y consumo de energía en Venezuela. (1981) Trabajo de Incorporación a la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales de Venezuela. Caracas.
–Ciudad Guayana. Estampillas sobre su desarrollo industrial y urbano (1969). CVG, Caracas.
–“Venezuela puede estar satisfecha de los logros de PDVSA” (1982). El Diario de Caracas, 29 de agosto, Caracas.
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Documentos:
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-Informe Anual 1982. PDVSA. Gráficas Armitano, Caracas, 1983.
-Informe Anual 1983. PDVSA. Refolit, Caracas, 1984.
-Alocuciones Presidenciales de Año Nuevo (1901-1971). Ediciones de la Presidencia de la República, Caracas, 1971.
-Ceremonia conjunta de ascenso y retiro de oficiales de las Fuerzas Armadas, 1971. Ministerio de la Defensa, Caracas, 1971.
-La Ciudad. CVG Informe Anual 1969. Separata. CVG, Caracas, 1969.
-Transcripción de entrevista en el Programa Primer Plano (RCTV) de Marcel Granier con el general Rafael Alfonzo Ravard. Caracas, 11 de mayo de 1981.
-Transcripción de entrevista en el Programa Primer Plano (RCTV) de Marcel Granier con el general Rafael Alfonzo Ravard. Caracas, 6 de septiembre de 1982.
-Telegrama de paso a retiro, 30 de diciembre de 1971. Enviado por el General de Brigada Luis Ferrero Tamayo.
-General Rafael Alfonzo Ravard. Un venezolano ejemplar. Discursos con motivo de conferírsele el Premio de Las Américas en 1983.
-Rafael Alfonzo Ravard, 17 de agosto 1919-22 de noviembre 2006. Folleto publicado con motivo de su fallecimiento. Caracas.

Entrevistas:
-Corina Wallis de Alfonzo, Rafael Alfonzo Hernández, Rodolfo Wallis Corao, el 23 de febrero de 2015.
-Corina Wallis de Alfonzo, Rafael Alfonzo Hernández, Rodolfo Wallis Corao y Edgardo Tenreiro Degwitz el 16 de marzo de 2015.
-Edgar Leal, 17 de abril de 2015.
-Fernando Falcón Veloz, 25 de abril 2015.
-Pedro Mario Burelli, 3 de abril 2015.
-Gustavo Coronel, 29 de abril 2015.
-Corina Wallis de Alfonzo, 1 de junio de 2015.
-Efraín Carrera Saúd, 12 de junio 2015.
-Marcel Granier Haydon, 23 de junio de 2015.
-Rafael Mendoza Olavarría, 26 de junio de 2015.
-Luis Xavier Grisanti, 14 de julio de 2015.
-Enrique Tejera París, 17 de julio de 2015.
-Rafael Alfonzo Hernández, 27 de julio de 2015.
-Mercedes López de Acosta, 27 de julio de 2015.
-Enrique Itriago Alfonzo, 30 de julio de 2015.
-Santiago Alfonzo Madrid, 31 de julio de 2015.
-Guido Conterno Bugini, 31 de julio de 2015.
-Francisco Abascal, 10 de septiembre de 2015.
-Guillermo Machado Mendoza, 22 de septiembre de 2015.

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