En los últimos meses he vuelto al discurso que Luis Castro Leiva pronunció el 23 de enero de 1998 en el Congreso de nuestra extinta República. Encuentro similitudes entre ese ayer y nuestro hoy. Veinticuatro años después, volvemos a estar ensimismados. Una vez más, nos invade el desencanto y nos tienta el “sueño anarquista” que propone la ilusión irrealizable de vivir ajenos a la política. Lamentablemente, también veo diferencias entre ese ayer y nuestro hoy. Casi un cuarto de siglo después, Venezuela es otra. Hemos perdido resortes democráticos y el recuerdo de lo que alguna vez fuimos es cada vez más lejano. La profecía de Luis Castro Leiva se hizo realidad: “se manducaron la República”.
Vivimos en dictadura. Ciertamente, no existe un relato homogéneo sobre lo que esto significa. Nunca lo ha habido. Habrá tantos relatos como experiencias. Solo el tiempo y nuestra sensibilidad podrán unificar lo vivido. Y, aún así, en medio del aparente distanciamiento de una realidad que es agobiante, podemos encontrar a ese país que reclama caminos de lucha y espacios para hacerse notar. Cada día nos topamos con él. Vivimos en él. Basta con afinar la mirada para encontrarlo y animarse a descifrarlo. Y, precisamente, en ese contexto difícil y con ánimo constructivo, en Primero Justicia hemos decidido avanzar en la realización de nuestro II Congreso Programático.
En este artículo compartiré tres ideas sobre este proyecto que busca regenerar política en nuestro país. Me detendré en tres asuntos: su importancia, sus orígenes y su itinerario. Comencemos por su trascendencia. La política es acción y su dinámica acelerada puede conspirar en contra de la reflexión. En democracia, la política es compleja. En dictadura, se torna existencial. Y, en la Venezuela sobreviviente de hoy, la política es un espacio especialmente difícil. Día a día conviven en nuestro país la miseria y la virtud, la esperanza y el desencanto, el dolor de lo experimentado y la alegría de vivir. Y estas realidades confrontan diariamente nuestra conciencia. Porque lo cierto es que ahí, en el corazón de cada venezolano, es donde ocurre la verdadera lucha por la libertad de nuestro país.
El II Congreso Programático de Primero Justicia será un espacio para el encuentro y para el trabajo cooperativo. Necesitamos salir de la postración y de la sospecha extendida que se ha enquistado en nuestro país. Debemos crear espacios sencillos y confiables que nos permitan reencontrar y rehacer lo que nos une. Tenemos que volver a soñar juntos. Por eso, cada encuentro programático de Primero Justica será un espacio para la rehumanización de Venezuela. Y precisamente en su talante humano, está su relevancia. Nos acercamos al país con humildad para escucharlo e invitarlo a construir un proyecto común. Frente a una dictadura que naricea y silencia, ofrecemos una política que reconoce y anima a la conversación. A eso salimos al ruedo, a escuchar y a construir. Todo esto desde nuestra casa política, desde nuestras ideas centrohumanistas y al servicio de la unidad.
Veamos la segunda idea: ¿Cómo surgió la noción del II Congreso Programático? Creo que es importante detenerme en esta pregunta por dos razones. Primero, memoria histórica. Somos un partido relativamente joven. Nacimos y hemos crecido en dictadura. El 1 de marzo comenzó nuestro mes aniversario. Cumplimos 23 años. Y estas líneas nutrirán el relato al que acudirán las nuevas generaciones para ver con orgullo cómo Primero Justicia fue una fuerza insustituible en la liberación de nuestro país. Y segundo, para destacar el trabajo en equipo. El II Congreso Programático de Primero Justicia es posible gracias al esfuerzo y al apoyo de muchas personas. Debo mencionar especialmente a María Beatriz Martínez, nuestra Presidente, y a Edinson Ferrer, nuestro Vicepresidente de Organización. Y a todos los equipos nacionales, regionales, municipales y parroquiales que han trabajado con entusiasmo en esta iniciativa.
La idea del Congreso Programático surgió en octubre de 2022, después del proceso de reformas internas del partido. El profesor José Guerra propuso la iniciativa y entre varios nos dispusimos a desarrollarla. El primer grupo de trabajo estuvo integrado por a Rafael Guzmán, Ángel Medina, Néstor Olleros, Julio César Moreno, Adriana D’Elia, Carlos Ocariz, José Guerra y yo. Nos reunimos varias veces. Revisamos la experiencia de partidos políticos en contextos no democráticos, analizamos distintas metodologías y debatimos sobre la razón de ser de estos esfuerzos. Hubo dos experiencias que nos llamaron la atención: el Partido Acción Nacional (PAN) en México y el Partido Demócrata Cristiano (PdC) en Chile. Ambos sobrevivieron dictaduras y tuvieron roles protagónicos en la inauguración democrática. De esta manera, escribimos los primeros documentos y avanzamos en la organización de nuestro II Congreso Programático.
Ahora hablemos sobre el itinerario de este proyecto. El II Congreso Programático de Primero Justicia tendrá tres fases: Primero Justicia escucha (marzo-junio 2023), Primero Justicia propone (julio 2023-julio 2024) y Primero Justicia gobierna (2024-2025). En la primera etapa escucharemos al país, en la segunda transformaremos esas conversaciones en propuestas de gobierno, y en la tercera las haremos realidad. Evidentemente, estas fases no tienen sentido teleológico. Sin embargo, cada una de ellas vale la pena en sí misma y nuestro mayor deseo es que cumplamos las tres… ¡Especialmente la última!
Me detendré en la primera etapa, que es la que comienza este 1 de marzo. El proceso de escuchas tiene dos dimensiones: la territorial y la temática. La fase territorial será: parroquial, municipal, estadal y nacional. Abarcaremos lo rural y lo urbano. Será un despliegue precioso. Y la fase temática estará desarrollada por las Secretarías Nacionales del partido, lideradas por la Vicepresidencia de Asuntos Políticos. Hablaremos con educadores, sindicalistas, mujeres, jóvenes, trabajadores del campo y empresarios, entre otros. Debo hacer un reconocimiento: todo este despliegue es posible gracias al trabajo incansable de nuestra Vicepresidencia de Organización y sus equipos. El alma de Primero Justicia crece y se fortalece porque hay un cuerpo extendido que nos recibe con generosidad. Sin ese trabajo silencioso y heroico -que no deja de conmoverme- nada de esto sería posible.
Haremos 1.000 Congresos Programáticos Parroquiales, 300 Congresos Programáticos Municipales, 25 Congresos Programáticos Regionales y 1 Congreso Programático Nacional. Debo hacer un inciso: los justicieros en el exterior tendrán voz. Es nuestro mayor deseo escucharlos, trabajar sus inquietudes y, por supuesto, verlos volver. Los justicieros en el exterior tienen mucho que aportar y, seguramente, en nuestro futuro democrático tendrán representación parlamentaria. Por eso están plenamente integrados en este proceso. Toda la información será sistematizada, ordenada y transformada en un documento que dictará las líneas gruesas que guiarán la segunda fase: Primero Justicia propone. Las políticas públicas de Primero Justicia responderán a estos criterios que construiremos juntos, al servicio del país.
Debo finalizar. Quiero dar palabras de esperanza. Nuestro país lo necesita. Vivimos horas oscuras y espero que este II Congreso Programático que hemos preparado con cariño y profesionalismo honre estas palabras de Rómulo Gallegos: “Bien vale la pena sufrir contratiempos y penalidades si, al cabo de ello, un buen día nos sale un rasgo de nobleza humana que nos restituya la fe que hayamos perdido”. Regalémonos esa pizca de nobleza y salgamos con humanidad a trabajar por el país. Vale la pena.
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*Periodista, política e intelectual venezolana. Doctora en Ciencia Política por la Universidad de Rostock (Alemania). Presidente del Instituto de Estudios Políticos FORMA y editora de la revista “Democratización”.