Muchos de los acontecimientos que sacuden a América Latina nos pasan por estúpidos e indiferentes y también por ignorantes. Arturo Pérez-Reverte ese irreverente español acusa a sus conciudadanos, les achaca esas causas como las razones que intentan consumir un país tan importante en la historia de la humanidad como España. Denuncia el chantaje ejercido por una especie de piratas, mercaderes, truhanes que pretenden destruir el Estado de Derecho que los preside y acabar con la magnífica monarquía parlamentaria que los ha guiado en el posfranquismo.
Un episodio histórico alimentado por la ambición de poder, solo por conservarse sentados en la Moncloa, viajar en el Falcon 900, el poderoso avión de la flota española. El centro de la cuestión, sin embargo, ha sido intentar imponer decisiones a la brava que definen el futuro del pueblo español, tales como declarar una amnistía inconstitucional, respaldada por ideologías y razones fracasadas, disfraz de una ambición desmedida por el poder y también de una supina ignorancia como madre generadora de la estupidez que significa destruir un país tan importante como España para el mundo.
Amarga queja de Pérez-Reverte en la cual encontramos muchas similitudes con nuestro presente: “Cuando miro atrás sobre cómo hemos llegado a que una democracia ejemplar de cuarenta años en uno de los países con más larga historia en Europa se vea contra las cuerdas acorralada por antipatriotas, me llevan los diablos por la podredumbre moral de una clase política capaz de manipular y sobornar con tal de mantenerse en el poder, aunque sea con respiración asistida. De esa panda de charlatanes, fanáticos, catetos y a veces ladrones -con corbata o sin ella-, dueña de una España estupefacta, acomplejada o cómplice. De una feria de mangantes que las nuevas formaciones políticas no regeneran, sino alientan”. Algo parecido a Venezuela, después de Puntofijo, caer en el Socialismo del Siglo XXI o Nicaragua con el delirio de Rosario Murillo, figura fantasmal, al nombrarse presidenta de la Corte Suprema de Justicia de ese atormentado país.
Por ello, la pregunta de Pérez-Reverte nos asalta cuando pensamos en Venezuela, un país en el cual comenzaban a vencerse los signos del atraso manifiesto en el crecimiento de instituciones de educación superior, públicas y privadas. En 2005 existían 6 universidades autónomas, 16 universidades nacionales experimentales, 24 universidades privadas, 9 colegios universitarios y 99 institutos universitarios compitiendo por calidad. Hoy más de mil escuelas han desaparecido, las universidades están en quiebra, sin personal docente, con una población estudiantil que solo asiste dos días a la semana a sus escuelas y liceos. Carente de recursos para normalizar su actividad principal que no es otra sino formar la gente imprescindible para crecer y prosperar.
En América Latina éramos uno de los países mejor dotados de unas vías de comunicación que cruzaban nuestro espacio territorial de norte a sur y de este a oeste, vías que vinculaban pueblos y costumbres. Los caudillismos transformándose en manifestaciones culturales, religiosas, la gaita era de Venezuela, al igual que La Chinita, la Virgen del Valle y la Virgen de Coromoto. Un país que en medio de tropiezos comenzaba a unificarse y a buscar una identidad democrática, con libertad, caracterizado por una peculiar bonhomía.
Pero, al igual que lo ocurrido a los hermanos españoles, el odio y el reconcomio siempre se cuela por cualquier grieta, se apodera de mentes y corazones que alientan una rebeldía violenta, gestan movimientos guerrilleros que pretenden forzar cambios en nombre de ideologías extrañas, ajenas y fracasadas. Recodemos el Juramento del grupo de militares frente al Samán de Güere, hoy sabemos que fue sólo una maldición. Muchas vidas se perdieron en esas búsquedas fanatizadas detrás de falsas creencias y de odios alimentados por la ignorancia, el desconocimiento de la historia, la filosofía, la economía y, en fin, de todo aquello que define la realidad de cualquier pueblo.
En esos momentos de la historia bastaba acercarse a la escuela austriaca, conocer a Ludwig von Mises para captar las mentiras, estos filósofos predicaban nuevas verdades “defensores de los derechos de propiedad y de la libertad de contratar y comerciar. Alababan la contribución de los negocios a la sociedad, oponiéndose de forma insistente a impuestos, controles de precios y regulaciones que perjudicaban a las empresas. Como teólogos morales, pedían que los gobiernos obedecieran restricciones éticas contra el robo y el asesinato”. Seguían la norma de von Mises “la primera tarea de un economista es decir a los gobiernos lo que no pueden hacer”.
Unas predicas que nunca conocieron o no conmovieron a la mayoría de los líderes latinoamericanos, abiertos a otras consignas marxistas, inspiradas en el odio, la lucha de clases y no en la potencia del desarrollo humano que predican los austriacos. El texto del manifiesto comunista fue casi sagrado para una generación cargada de ideas de destrucción y enfrentamiento. Sus primeras frases casi eran una oración que invitaba a la guerra y al odio:
“I. Burgueses y Proletarios. La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales, en una palabra: opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces y otras franca y abierta; lucha que terminó siempre con la transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases en pugna”.
En tiempos de estudiante escuché muchas veces en la universidad francesa ante auditorios embelesados a Eduardo Galeano, autor de “Las venas abiertas de América Latina” obra que alimentó fanatismos y odios, falsas victimizaciones, para que más tarde, al final de su vida, el mismo hombre declarará: “Si hubiera estudiado economía e historia del mundo jamás habría escrito ese libro”, una declaración tardía pues ya Hugo Chávez le había regalado el libro a Barack Obama como un gesto de superioridad ideológica del venezolano al Presidente del país más poderoso del mundo.
Las acusaciones de Pérez-Reverte llegan hasta los ministros de Educación a quienes reclama duramente: “Son culpables los ministros de Educación y los políticos que permitieron la tóxica falsedad en los libros de texto formando generaciones en el desprecio, en un futuro de enfrentamiento”. Si miramos nuestro país no queda más que compartir esta acusación contra quienes para desdicha nuestra han sido nombrados ministros de Educación. El último caso o tragedia es Yelitze Santaella, quizás el más patético, un personaje cuya destitución ha sido solicitada muchas veces, pero que no procede porque representa la esencia del régimen actual, sus méritos se desconocen. Nombrada ministra de Educación ejerce una política de atropellos y discriminación contra el magisterio, que se mantiene en pie de lucha tras la búsqueda de condiciones que les permita sobrevivir.
Los maestros venezolanos la acusan “cuando usted agrede a un MAESTRO, también agrede a los niños y jóvenes que luchan por tener una Educación de calidad, usted dice que los sindicatos somos culpables del bloqueo y las sanciones, ofende la inteligencia y la dignidad de los MAESTROS. Bloquearon las libertades, la calidad de vida, a los empresarios la posibilidad de generar empleo y riqueza, a los trabajadores venezolanos la posibilidad de vivir con calidad de vida, a la familia venezolana la posibilidad de poder colocar a sus hijos en las mejores universidades del país y del mundo, nos condenaron a una bolsa de alimentos del CLAP, de mala y pésima calidad. Bloquearon el salario de los trabajadores, a las Universidades los presupuestos para su funcionamiento destruyeron la columna vertebral de nuestra economía, PDVSA. Bloquearon a la juventud y a la familia la posibilidad de construir un país mejor, señora ministra de Educación ustedes le bloquearon y condenaron a más de 7 MILLONES de venezolanos a salir huyendo en estampida, en busca de nuevos derroteros, de nuevos horizontes, de calidad de vida que el régimen no es capaz de darles. Bloquean la VIDA Y LA LIBERTAD a Venezuela, los Salarios, las conquistas históricas, los Contratos Colectivos, los beneficios a los maestros venezolanos, Señora ministra de Educación Yelitza Santaella, ustedes le siguen bloqueando la educación a nuestros hijos y al futuro, ustedes bloquearon, sancionaron, pulverizando la familia venezolana, desintegrándola como base fundamental de la Sociedad”.
Un reclamo que sale del corazón de los maestros tachirenses que denuncian la responsabilidad de esos políticos indiferentes e ignorantes que de forma irresponsable han asumido el mando de un país y lo han conducido a la peor crisis de su historia. Hoy estas denuncias las realizan abiertamente los liceístas de Mérida: “Para nadie aquí es un secreto la realidad que estamos viviendo en Mérida, no contamos con los docentes como debe ser, no contamos con una educación de calidad”, denuncian los estudiantes del Liceo Arquitecto Claudio Corredor Müller.
Compartimos la acusación de Pérez-Reverte contra las falsas y traidoras dirigencias que nos han dirigido, pero no basta con acusar hay que despertar y trazar nuevos caminos, atrevernos a proponer un ideario distinto.
Los ciudadanos venezolanos y sus instituciones están obligados a responder, reclamar y resolver los problemas más acuciantes que afectan las condiciones de vida de la población sumida hoy en un estado de Emergencia Humanitaria Compleja. Esta exigencia requiere desde su principio una toma de conciencia y un conocimiento preciso y real acerca de la situación que prevalece en cada uno de los campos de nuestra vida en común. Con base a esta premisa abordemos los siguientes escenarios posibles que puedan ayudarnos a superar el infantilismo cruel e inútil de la lucha de clases como motor de la historia:
-Es imprescindible reconocer que la sociedad civil es el acervo más importante de conocimientos, experiencias, capacidades de cualquier nación. No son las ideologías, ni el poder político roto con la civilidad. Las instituciones constituyen los marcos portadores de reglas de juego, son el depositario natural de esta riqueza humana que caracteriza nuestro país.
-No es suficiente esperar que el Estado resuelva y aplique soluciones, es imprescindible, explorar las distintas situaciones, reconocer las salidas o respuestas a los problemas, aplicar las experticias acumuladas en nuestra sociedad civil y así poder exigir a las instituciones responsables una respuesta coherente con la naturaleza del problema. Es imprescindible que los ciudadanos tengan una participación en la definición de políticas y programas, un principio básico para poder establecer el rendimiento de cuentas al ciudadano como norma corriente del funcionamiento del Estado democrático. Es un reclamo de participación activa de la ciudadanía con sus capacidades, experticias, conocimientos acumulados y experiencias en la definición de soluciones, estrategias, respuestas concretas que confrontamos hoy como sociedad.
-Los ciudadanos además de reconocer y diagnosticar los problemas tienen que asumir las responsabilidades de involucrarse, en la búsqueda de salidas y respuestas a los distintos problemas que confrontamos actualmente.
-No se trata de un llamado a la aplicación de políticas concentradas en el reparto populista desconectado del afán organizativo, educativo y de valores que debe caracterizar cualquier emprendimiento social; cuyo fin sea proporcionar a la población el respaldo y los instrumentos para lograr convertir a las comunidades, en entidades autónomas, dueñas de proyectos de vida individuales y colectivos.
–Consecuentes con estos preceptos acerca de la responsabilidad ciudadana de nuestras instituciones, actuar, proponer la búsqueda del tiempo y el espacio para lograr objetivos que funcionen como principio reorganizador de la existencia en nuestro país.
Las puertas están abiertas para comenzar una nueva etapa de nuestra historia. La fuerza de la sociedad mostrada en la elección primaria es la de un país distinto, los sectores populares no creen en el populismo, saben que la bolsa CLAP no salvará a las familias del hambre y la desnutrición, también saben y comienzan a manifestarse contra la destrucción del sistema educativo venezolano, como señaló Carlos Calatrava director de la Escuela de Educación de la Universidad Católica Andrés Bello: “3 millones de niños y adolescentes se encuentran excluidos del sistema educativo, y un millón adicional corresponde a los desertores”.
Basta de mentiras, Maduro declara el inicio temprano de las fiestas navideñas aduciendo “Hemos tenido un buen año”, ¿qué significa para este personaje el reconocimiento de un buen año? Mientras prevalece el horario mosaico en las escuelas, con universidades colapsadas por falta de recursos y liceístas en la calle protestando porque no tienen profesores.
Razón tiene Pérez-Reverte si aceptamos la mentira que pretende inculcarnos las falsas dirigencias, sería por estúpidos, indiferentes y también ignorantes. En las elecciones primarias demostramos lo contrario, somos un país sabio, de gente amable, pacífica, votamos sin la bota militar encima, y sin control del Estado. Podemos ser un país próspero y libre, con oportunidades para vivir de nuestro esfuerzo, como debe ser.
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@isapereirap