Desde que Hugo Chávez juró sobre “la moribunda Constitución” han pasado ya 25 tortuosos años. Todavía no podemos decir que es la dictadura más larga, pues Juan Vicente Gómez estuvo en el poder durante 27 años hasta que la naturaleza puso fin a aquellos tiempos de barbarie. Sí podemos decir, sin temor a equivocarnos, que estamos frente al régimen que más ha cometido violaciones de derechos humanos, tanto así que los ha hecho su principal política de Estado hasta convertirlos en crímenes de lesa humanidad, hoy investigados en La Haya. Y, sin duda alguna, también podemos asegurar (con datos en mano) que se trata de la época venezolana en donde más actos de corrupción se han cometido, no en vano, de acuerdo con el Índice de Percepción de la Corrupción (2023), Venezuela es, junto con Sudán del Sur y Siria el segundo país más corrupto del mundo, solo superado por Somalia.
Durante estos 300 meses Venezuela vivió la bonanza petrolera más grande de su historia, y los ingresos del país, por obvias razones, superaron lo que cualquier otro gobernante haya podido administrar. De hecho, con números del propio Banco Central de Venezuela, se puede notar que solo durante los regímenes de Chávez y Maduro, el país tuvo más ingresos que en el resto de su historia republicana.
«El padre de la desgracia venezolana, Hugo Chávez, manejó —al menos— 56 mil millones de dólares sin control alguno»
Entre 1999 y 2014, Venezuela recibió USD 960.589.000.000, o si prefiere leerlo en letras: novecientos sesenta mil quinientos ochenta y nueve millones, es decir, un promedio de USD 64.000.000.000 anuales durante 15 años. Y claro está, los siguientes diez años, ya con Nicolás en el poder, los ingresos aunque menores a esas cifras, siguieron (y siguen) siendo importantes.
Claramente definir con exactitud cuánto dinero se “ha perdido” durante estas dos décadas y media es prácticamente imposible. De hecho, incluso una vez recuperada la democracia y luego de una contraloría exhaustiva será sumamente complejo poder dar un número concreto. Ha sido mucho, muchísimo. Y sigue, por ahora. Lo que sí podemos hacer, para lamentar el cumpleaños al que asistimos, es usar las cifras que el periodismo y las ONG han recogido en investigaciones serias y profundas. Los invito a un paseo doloroso, y ejemplos que describen el tamaño de la corrupción “roja rojita”.
USD 56.000.000.000
El padre de la desgracia venezolana, Hugo Chávez, manejó —al menos— 56 mil millones de dólares sin control alguno. Dinero que no se invirtió en nada y no «se sabe» dónde está. El portal de investigación Armando.Info lo tituló así: La caja negra y nada chica de Hugo Chávez.
Para hacernos una idea de lo ilógica de esta cifra, podríamos mencionar que la dueña de WALMART, Alice Walton, quien ocupa el puesto número 21 de los más ricos del mundo según la revista FORBES (2023), tiene una fortuna de USD 56.700.000. Le ganó al “comandante” por poco. Eso sí, “ser rico es malo”.
Hay que aclarar que, de acuerdo con la misma investigación de Armando.Info, no incluyeron la suma de lo manejado (también sin control) del FONDEN y el Fondo Chino. Pero para este recuento hay que agregarlos, claro:
«Si durante el gobierno de Hugo Chávez los montos de la corrupción se medían en miles de millones, durante el gobierno de Nicolás Maduro la cosa poco cambió»
USD 174.000.000.000
En el año 2005 a Hugo Chávez se le ocurrió la maravillosa idea de crear el Fondo para el Desarrollo Nacional (FONDEN, S. A.) para “invertir” (ah, sí, las comillas son importantes) el excedente ingresado por conceptos de exportaciones de petróleo. El FONDEN jamás fue auditado por la entonces Asamblea Nacional 100% chavista, y sabemos lo que ello significó.
Ese monto dilapidado (por decirlo de alguna manera), representa más que el total de la inmensa deuda pública externa venezolana (USD 140 mil millones) o, si prefieren llevarlo al terreno futbolístico, se podría comprar la plantilla del Manchester City (que cuesta mil ciento ochenta millones de dólares, la más cara del mundo) unas 118 veces.
USD 69.000.000.000
El Fondo Chino-Venezolano es un fondo de cooperación binacional para el financiamiento de proyectos en Venezuela y está formado por aportes del Banco de Desarrollo Chino y el FONDEN (sí, vuelve el FONDEN). De esos casi 70 mil millones de dólares, también sin control alguno, muy poco se puede recordar que se haya invertido en grandes obras. También se evaporó… en las manos de alguien, seguramente.
Esa cifra supera en 25 mil millones de dólares a la inversión de Elon Musk para comprar la red social Twitter (hoy X). También es 4,6 veces más que el monto del edificio más caro del mundo: El Abraj Al-Bait de Arabia Saudita (USD 15.000.000.000).
USD 23.000.000.000
El saqueo a PDVSA ha sido tan grande como la destrucción de la empresa misma. Si durante el gobierno de Hugo Chávez los montos de la corrupción se medían en miles de millones, durante el gobierno de Nicolás Maduro la cosa poco cambió. Así, durante el año 2023, el propio chavismo en una de esas acciones que ejecutan los Estados mafiosos (Moisés Naím dixit) para “poner orden” internamente, llevó a cabo la “operación anticorrupción” (con la cara siempre dura, desde luego), y el principal afectado fue el, hasta entonces, ministro de Petróleo, Tareck El Asissami, y con él varias de sus fichas que pasaron de la Columbia roja al overol naranja. A quien todavía hoy no sabemos si lo vistieron de naranja o se mueve en cómodos shorts, es al propio El Aissami, pues desde su destitución está tan ausente como el dinero que el chavismo decidió dejar de darle al Hospital J. M. de los Ríos para el programa de trasplantes.
Lo que dijo el fiscal chavista, Tarek William Saab, es que el tamaño de este entramado de corrupción fue de, al menos, USD 23.000.000.000, lo que equivale al total de la deuda de CITGO, esa que mencionan mucho los que replican obedientemente la narrativa oficial.
Ese monto, para que se hagan una idea más clara, equivale a casi cuatro veces el costo total de la creación y remodelación de los ocho estadios del Mundial de Qatar; el más caro de la historia (USD 6.000.000.000).
«Claramente Saab no es Batman, aunque por mucho tiempo también le gustó estar a la sombra»
USD 10.000.000.000
“Si sumamos todos los negocios de los que hay registro, el monto del dinero venezolano manejado por Alex Saab podría llegar a los diez mil millones de dólares”, declaró el periodista Roberto Deniz a La Gran Aldea. De más está decir que no hay periodista que conozca con tal exactitud los movimientos de Saab en Venezuela (y otras partes del mundo), como Deniz.
Hay que recordar que estos miles de millones que manejó el colombiano devenido en diplomático (?) por obra y gracia del chavismo, la hizo a través de contratos para construir viviendas que no construyó, para llenar las bolsas CLAP con alimentos podridos o de dudosa calidad (siempre con sobreprecio), y para vender ilegalmente oro y petróleo venezolano.
Ya que una vez alguien se preguntó si este sujeto era un “héroe o villano”, podríamos decir que su fortuna es mayor que el patrimonio del héroe de DC, Bruce Wayne, de acuerdo con los cómics (USD 9.200.000.000). Claramente Saab no es Batman, aunque por mucho tiempo también le gustó estar a la sombra.
Dejo este monto de último porque la cantidad es absurda. Tan absurda que es bastante más dinero que el Producto Interno Bruto (PIB) de Uruguay ¡multiplicado por seis!
USD 316.025.985.748
De acuerdo con una investigación de la ONG Transparencia Venezuela, las obras inconclusas y abandonadas durante los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, han costado al país (hasta 2023), más de 316 mil veinticinco millones novecientos ochenta y cinco mil setecientos cuarenta y ocho, es decir, un total de 10 mil 960 dólares por cada habitante que tiene Venezuela actualmente. Sí, el monto de lo robado en obras que no se hicieron o se hicieron a medias, equivale a que cada venezolano deje de recibir casi 11 mil dólares.
Este monto obsceno, escandaloso y doloroso, si imaginamos todo lo que se pudo hacer en el país, equivale a que nunca se terminara:
- La construcción del metro Guarenas-Guatire.
- La construcción del Edificio de Medicina Nuclear.
- La construcción del Aeropuerto Internacional de Barinas.
- La construcción del Tercer Puente sobre el Río Orinoco.
- La construcción del Complejo Industrial Gran Mariscal de Ayacucho.
- La construcción de la Represa Tocoma.
- La construcción de la Sede de la Estación de Bomberos de Carora.
- El saneamiento del Río Guaire.
- La construcción del nuevo hospital en San Félix.
- La construcción del Ferrocarril Centro-Sur, Tramo Apure.
- La construcción del Túnel Valencia-San Diego.
- La construcción del Teleférico Humbolt-Macuto.
Esas son algunas de las 246 obras no terminadas.
«Que este registro sirva, al menos, para entender que más nunca debemos tolerar la corrupción, pues esta es la puerta de entrada a la autocracia y las penurias»
La corrupción es un flagelo. Uno que, cuando los gobernantes son populistas, comienza con frases jocosas como la petición de “el millardito”, y termina con una diminuta élite sumamente millonaria y un pueblo sufriendo —por diseño— una Emergencia Humanitaria Compleja.
La violación sistemática de los derechos humanos durante los 25 años de chavismo tiene su rostro más cruel y protagónico en las tanquetas que le han pasado por encima a jóvenes estudiantes, en la bomba lacrimógena en el pecho de Juan Pablo Pernalete y en las torturas al Capitán de corbeta Rafael Acosta Arévalo, pero eso no ha sido todo (como si no fuese suficiente), pues el dinero que debía llegar a los hospitales, los comedores, la infraestructura y los centros educativos, pero nunca llegó, se ha traducido en desnutrición, muerte, diáspora y un futuro tan comprometido como el presente.
Cada uno de esos dólares que pertenecen a los venezolanos y terminó en los bolsillos de la esposa y suegra de Haiman El Troudi; en las cuentas de los hermanos, padres, hijos y sobrinos de apellido Chávez; en las valijas de Antonini Wilson para la campaña de la “camarada” Cristina Kirchner; en la enfermera del “comandante eterno”; en los empresarios amigos como Wilmer Ruperti y Raúl Gorrín, y en un largo etcétera, debe ser la condena social, moral, judicial y electoral de estos 25 años que transformaron los mayores ingresos que ha tenido Venezuela como República en la crisis humanitaria más grande que ha sufrido nuestro pueblo.
Que este registro sirva, al menos, para entender que más nunca debemos tolerar la corrupción, pues esta es la puerta de entrada a la autocracia y las penurias.