El “biopic”, abreviación de “biographical picture” o película biográfica, es un género cinematográfico dentro del cual entran varias películas al año, y tienden a ser de las más aclamadas en cuanto a las críticas. El appeal es bastante evidente: saber que una película se encuentra basada en hechos reales la hace más emocionante. Sentimos que no solamente estamos viendo una película, sino que estamos aprendiendo acerca del mundo.
Quizás ya conocemos la historia y queremos verla representada en la gran pantalla, o tal vez no tenemos idea de cuáles son los hechos reales detrás de la representación fílmica, y utilizamos el biopic para aprender.
Yo diría que, a pesar de que me gustan muchas películas biográficas, el biopic no es el género más experimental del cine, y generalmente puedes contar con que sus películas siguen una cierta fórmula. Esto conlleva a que todos los años hay uno o dos biopics como mínimo nominados al premio Oscar a la Mejor Película. Justo este año pasado, A Complete Unknown y I’m Still Here ambas fueron nominadas a ese premio, y ambas se encuentran basadas en hechos reales.
El biopic no es necesariamente un buen o mal género, y no es mi intención tildarlo de ser inherentemente aburrido. Pero vale la pena reconocer que, dentro del espacio biográfico, las películas tienden a quedarse en lo seguro, en lo poco experimental. Esto no ocurre siempre —podemos irnos hace un par de años a Oppenheimer para ver un biopic que juega con las expectativas, con el tiempo, y con el mensaje tradicional de este espacio— pero en términos generales, el biopic se puede sentir como un espacio fílmico más superficial.
Una excepción notable: Sing Sing
Por todo esto, me llama la atención lo diferente que es Sing Sing. Sing Sing es la historia del programa “Rehabilitation Through the Arts”, “Rehabilitación a Través de las Artes”, o “RTA”. Es un programa que se originó en la cárcel Sing Sing en el estado de Nueva York, y promueve la rehabilitación de los encarcelados a través del teatro.
Sing Sing es una cárcel de máxima seguridad, lo que significa que en ella solamente deparan personas que van a pasar años y años de su vida en prisión. El programa RTA permite que estos individuos se conecten con sus propias emociones y con sus compañeros de cárcel, y pasen el tiempo de forma productiva y enriquecedora.
La historia de los Divine
La película la protagoniza Colman Domingo en el rol de Divine G, un hombre que se encuentra inmerso en el programa de teatro, y decide reclutar a otro hombre que se llama Divine Eye. Este no siente que encaja bien en el programa y no se adapta bien inicialmente, pues siente que su destino es ser un gangster violento.
La inseguridad de tomar parte en un programa que sea artístico y requiere que Divine Eye supere sus preconcepciones de qué se puede y qué no se puede hacer es la emoción central de la película. En el transcurso del filme, vemos cómo los dos Divines se vuelven amigos, y Divine Eye poco a poco entiende el poder del arte en circunstancias tan difíciles como las de ellos.
La realidad dentro de la ficción
No he mencionado quién es el actor de Divine Eye, porque este hombre es Divine Eye en la vida real. Su nombre verdadero es Clarence Maclin, y en la película actúa como sí mismo. La historia de Divine Eye en la película es la que Clarence vivió en la vida real, en la cárcel de Sing Sing, en el programa RTA. Este es el truco, el elemento experimental de la película que la distingue de cualquier otro biopic de este estilo: Clarence Maclin actúa como sí mismo, y la gran mayoría de los miembros del grupo teatral RTA son actuados por los mismos miembros del grupo teatral RTA.
Así, podemos ver una mezcla interesante entre la ficción y la realidad: si tenemos una película acerca del poder del arte en circunstancias difíciles, aquí están los hombres verdaderos cuyas vidas fueron cambiadas por este programa, dispuestos a enseñarle a la audiencia el testimonio vivido.
El guion y las actuaciones
El guion de Sing Sing es uno que yo describiría como funcional. No me parece una escritura espectacular, pero no es mala. Más bien, es un guion diseñado principalmente para sacar la mejor actuación posible del elenco de la película, para demostrar las habilidades de los graduados del programa teatral, y en el proceso, contar la historia de este programa. Es una historia conmovedora, tanto en la película como en el contexto de la vida real.
Colman Domingo como nuestro personaje central nos permite tener a una estrella de Hollywood en el centro del filme, y como siempre, Domingo es un tremendo actor. Sin embargo, parte de mí se pregunta si no hubiese sido posible tener una versión del filme sin estrellas de Hollywood, en la que el Divine G de la vida real actuara como sí mismo. Al final del día, existen condiciones sobre las que el arte se crea, y estoy seguro de que parte de lo que vieron como necesario para hacer esta película era tener una estrella más popular para centrar en el mercadeo.
Una propuesta visual distintiv
Para cerrar, cabe denotar que la película es visualmente espectacular. Más allá del espacio visual genérico que ocupan la mayoría de los biopics, el director de la película Greg Kwedar y el cinematógrafo Pat Scola trabajan en crear unos encuadres con mucha luz natural. Es un toque profundamente intencional, que funciona para crear un contraste fuerte con los entornos grises, de cemento, de la cárcel, y además ayuda a resaltar la humanidad y las emociones que sienten nuestro elenco de figuras teatrales.
En las pocas escenas que el filme utiliza luz artificial, de bombillo, es a propósito, para generar incomodidad en la audiencia, y hacer que extrañemos, aunque sea subconscientemente, el toque cálido de la luz solar arropando la historia de la película.
Conclusión
Sing Sing es una hermosa película, cálida visualmente y en espíritu, pero sin sacrificar la dureza de las vidas que existen en estas instituciones. Un experimento biográfico, que permite elevar las actuaciones de individuos que han existido en el sistema carcelario, que han cometido crímenes, y que utilizan el teatro como herramienta para mejorar y rehabilitarse.
Sing Sing funciona como recordatorio de la humanidad de las personas, de la dignidad que todo el mundo se merece, y que la rehabilitación es posible.