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28 marzo 2024

¿Qué hace falta para movernos en Venezuela?

En Venezuela no vamos hacia delante, no avanzamos, al menos en cuanto al servicio de transporte, en lo que a movilidad y accesibilidad se refiere y según se estima, porque carecemos de cifras oficiales recientes que hoy nos permitan saber dónde y cómo nos movemos. La palabra progreso se asocia, según la Real Academia Española… Seguir leyendo ¿Qué hace falta para movernos en Venezuela?

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Celia Herrera | 15 octubre 2019

En Venezuela no vamos hacia delante, no avanzamos, al menos en cuanto al servicio de transporte, en lo que a movilidad y accesibilidad se refiere y según se estima, porque carecemos de cifras oficiales recientes que hoy nos permitan saber dónde y cómo nos movemos.

La palabra progreso se asocia, según la Real Academia Española (RAE), a “1. m. Acción de ir hacia delante. 2. m. Avance, adelanto, perfeccionamiento”. En la práctica, poder propiciar el desarrollo de una nación requiere de planes, programas y proyectos, que de manera dinámica vayan ajustando el entorno a los estándares de calidad de infraestructura y servicio, para lograr mejoras sustanciales en la calidad de vida de cada uno de sus ciudadanos por igual. 

Sin embargo, el que tales planes, programas y proyectos vayan en sintonía con las proyecciones que puedan hacerse, requiere de insumos básicos, data actualizada a partir de la cual poder estimar las necesidades futuras. Pero no solamente se trata de contar con datos actualizados, es necesario además que  la información sea oficialmente confiable y transparente, al alcance de todos y en todo momento.

En ese marco, en Venezuela no vamos hacia delante, no avanzamos, al menos en cuanto al servicio de transporte, en lo que a movilidad y accesibilidad se refiere y según se estima, porque carecemos de cifras oficiales recientes que hoy nos permitan saber dónde y cómo nos movemos. 

Poco sabemos de la opinión que tienen los usuarios de la calidad del servicio que reciben, mas sin embargo un sondeo somero nos revela problemas de accesibilidad, costos, inseguridad, este último documentado por el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), en su informe sobre los actos delictivos de que son víctimas tanto conductores como usuarios de las unidades de transporte público en su quehacer diario.

Revisando portales oficiales del país es poca a ninguna la información que se consigue en temas como el de los motociclistas, por ejemplo; recordemos el censo que arrancó en 2011 cuyo producto aún no logro conocer. Siendo así, cómo proponer actuaciones a las autoridades competentes, cómo tomar decisiones con respecto a infraestructura para este tipo de unidades, por mencionar sólo una arista de un tema que amerita un enfoque holístico.

“Poder propiciar el desarrollo de una nación requiere de planes, programas y proyectos”

Por otro lado, en países como República Dominicana, entro a la página oficial del Ministerio de Turismo, y consigo reportes de transporte turístico actualizados a septiembre de 2019, con detalles; página web por cierto en la que observarán una pestaña con el título Transparencia, de acceso a información pública de documentos sobre compras, contrataciones, presupuesto, recursos humanos. 

Llama la atención además las novedades que se están implantando en esta isla, como un sistema de peajes inteligente, el sistema Metro, las unidades de transporte público que maneja el Estado (los llamados OMSA, por ser administrados por la Oficina Metropolitana de Servicios de Autobuses), con un pasaje de 10 a 15 pesos (50 pesos equivalen a un dólar), en unidades cuidadas, con aire acondicionado algunas, de servicios expresos otras. 

Las comparaciones siempre son antipáticas, pero todos tenemos hoy día algún familiar o amigo que emigró del país, y nos cuenta de cómo es la movilidad en esas ciudades donde residen y la variedad de modos en que pueden desplazarse, la integración entre ellos, la incorporación de nuevas tecnologías, la calidad del servicio de transporte público, la seguridad vial y ciudadana, en fin, de las novedades que significa tener un verdadero servicio de transporte y la oportunidad de realizar sus labores rutinarias, disfrutando del espacio público, socializando cualquier día a cualquier hora.

En ese mirarse en otros espejos, según el reporte del Foro Económico Mundial, sobre competitividad mundial 2017-2018, y a propósito de la calidad de los servicios de transporte, entre 137 países considerados, Venezuela ocupa el lugar 127, por encima de Haití, Burundi, Sierra Leona, Lesotho, Malawi, Mauritania, Liberia, Chad, Mozambique y Yemen. 

Está claro entonces que para enrumbar la nación a los patrones futuristas de avanzada, hacia los objetivos del desarrollo, es inminente la necesidad que tenemos -entre otras cosas- de una buena base de datos, para facilitar la labor de investigadores, profesionales y afines, interesados en aportar a nuestro país sus mejores esfuerzos, con esmero y dedicación. 
De significación insistir en que hará falta un capital humano y en ello las universidades nacionales, me consta, están empeñadas en continuar formando a los profesionales idóneos a pesar de las inmensas dificultades.

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La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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