En noviembre, el presidente de la Asamblea Nacional (AN), Juan Guaidó, que se juramentó el 23 de enero como Presidente encargado, retomó la agenda de protestas contra el gobierno de Nicolás Maduro. Pese a que la manifestación del sábado 16 tuvo cierta receptividad no ocurrió así con las protestas siguientes. Analistas políticos atribuyen esta circunstancia a la ausencia de estrategias claras y a la confusión en los objetivos.
“Las convocatorias de Guaidó tienen un problema de fondo, de diseño y es que se caracterizan por la ambigüedad y la falta de propósitos, cada quien le adjudica el fin que desea. Eso tiene dos consecuencias: La primera, y es la que busca Guaidó, es aglutinar a la gente, pero luego la gente termina triste o defraudada porque ‘no se dijo lo que se espera’ o ‘no fue una marcha sin retorno’, ‘ni llegó hasta Miraflores’. Esto produce un efecto contrario al que busca el líder que convoca. Trae más desesperanzay una pérdida enorme de credibilidad del liderazgo”, enfatizó el politólogo Oscar Vallés.
El analista puntualizó que la tesis de la protesta por la protesta, y la marcha por la marcha, termina por traducirse en que el líder opositor “quiere tomarse una foto con la gente y luego desentenderse”.
Vallés destacó que quienes acompañan a Guaidó en sus recorridos o caminatas por las regiones del país, la última de las cuales se dio en el estado Carabobo, son los cuadros de los partidos políticos.
El politólogo sostuvo que, en los últimos 4 años, se han registrado protestas diarias en el país, y ya por finalizar 2019 superan el millar. Sin embargo, cree extemporáneo que el Presidente de la AN hable de la necesidad de redimensionar las manifestaciones contra Maduro 10 meses después de asumir su gesta “contra la usurpación”, y no en abril de este año, por ejemplo.
En este sentido, Oscar Vallés destacó que las convocatorias a protestar deben estar secundadas por un cronograma de actividades y de estrategias. Subrayó que a Guaidó y a su equipo les falta la cualidad que se identifica como “inteligencia estratégica”.
El director de Hercon Consultores, Marcos Hernández, coincidió en que el norte político pasa por los objetivos y el camino para alcanzarlos. En ese sentido, dijo que es prioritario que Guaidó se enfile hacia otras estrategias que impacten al ciudadano y lo reactiven a salir a la calle nuevamente.
“Hay que darle confianza a la gente y con el compromiso de lograr el objetivo en corto tiempo. El ajedrez político se mueve en función de dos posturas, dos visiones. El Gobierno tiene muchas fisuras, urge proponer nuevas acciones que apunten a la esperanza del cambio, nuevos escenarios de cambio. La gente quiere concreción y esa concreción no se está viendo”, señaló.
Redoblan esfuerzos
Marcos Hernández cree que la protesta del 16N fue exitosa si se compara con otras manifestaciones recientes, pero la del lunes 18 de noviembre no tuvo la misma suerte, por la cercanía con la primera y porque faltó unidad.
“La protesta del 16 de noviembre fue organizada por los partidos y la sociedad. Fue un éxito si hacemos analogía con convocatorias del pasado reciente. La gente salió a la calle, en todo el territorio nacional se movilizaron cerca de un millón de personas, esa realidad demuestra que hubo un pueblo que se niega a conformarse y quedarse en sus casas, salió para interpelar a Maduro y a su gestión. El 16N fue un verdadero despertar, comprendiendo la influencia de la realidad política de Bolivia, ayudó también activar la motivación y dejar momentáneamente no sólo el miedo sino también desplazar la frustración conectada al intento fallido en cuanto a la ‘usurpación’”, indicó el director de Hercon.
Refirió que la protesta estará mientras exista la crisis económica y política, mientras Maduro se mantenga en el poder. Aseveró que el gobernante tiene niveles de su rechazo que se mueven sobre el 70%.
El suiche opositor
Pese a que las protestas de noviembre no alcanzaron la intensidad de otrora, la del 16N fue buena y se replicó en las capitales del país, esbozó el sociólogo político Francisco Coello.
“No hubo el volumen de antes y esto es comprensible: La gente no funciona como un suiche que tú lo prendes y apagas, hay gente que, de alguna manera, está desencantada, decepcionada y puede tener críticas al liderazgo de la oposición. Pero parece que la capacidad de convocatoria sigue siendo muy importante, de hecho, Guaidó representa al único sector que tiene esa capacidad”, afirmó.
Coello señaló que a la protesta del 16 de noviembre y las siguientes pudo afectarlas el miedo a la represión, dado que la gente piensa que la presencia de partidos origina más ataques, el tiempo que los ciudadanos invierten en buscar comida o el transporte.
“La lucha debe mantenerse. La pelea por la democracia debe retomarse haya 100 o dos millones de personas”, subrayó. El analista está de acuerdo con el redimensionamiento de la protesta, por cuanto no debe perderse el norte. El combate es contra el totalitarismo.