Dentro de las organizaciones multilaterales conviven miles de culturas, ideas y percepciones sobre cómo interpretar al mundo. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) es una institución que tiene los ojos puestos en Venezuela, espera un cambio político para aportar a la reconstrucción, sus pasillos están inundados de talentos con visión global y nuevas ideas para solventar problemas públicos.
Gina Montiel es uno de ellos. Una economista zuliana, con estudios de postgrado en la Universidad de Boston. Cuenta en su hoja de vida con una amplia experiencia en el sector financiero, fue gerente de Asuntos Financieros del Banco Central de Venezuela (BCV), y miembro del Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI). Actualmente es la Directora Ejecutiva por Panamá y Venezuela en el BID en Washington. Montiel le contó en exclusiva a La Gran Aldea ¿Cuáles son los desafíos que tenemos como país?, ¿qué tan efectivas son las sanciones contra el régimen de Nicolás Maduro?, ¿cómo podrán ayudar las instituciones multilaterales a superar la crisis?, y ¿cuál será el rol de la diáspora en la reconstrucción de Venezuela?
-¿Cuál es su percepción hoy sobre la crisis económica y humanitaria que hay en Venezuela?
-Yo creo que en este momento hay una falsa percepción de que la economía está repuntando. Claramente hay un abastecimiento mayor en Venezuela que el año pasado para esta misma época, porque puedes encontrar lo que se ha llamado la economía del bodegón, pero al mismo tiempo tienes la economía del basurero. El problema es que la percepción de mayor abastecimiento está basada en lo puede adquirir sólo el 5% u 8% de la población, y ese boom relativo tiene que ver con una migración interna hacia el centro del país, que busca mejores niveles de conectividad, acceso a electricidad y agua.
-¿Considera que esa falsa percepción de bonanza pueda perdurar y oxigenar al madurismo?
-El régimen hace esfuerzos por mantener a la región central del país fuera del caos, porque es hacia donde se está moviendo parte de la masa poblacional que sigue viviendo en Venezuela; y eso es lo que alimenta la sensación relativa de reactivación económica. Sin embargo, la mayor parte de la población cada día es más pobre, tiene menos acceso a servicios y menos oportunidades de educación, justicia y Derechos Humanos, razón por la que concluyo que esta falsa percepción que no es sostenible y no se extenderá por mucho más tiempo.
-¿Es posible que el dinero de la corrupción de estos años pueda ser el sostén de esta engañosa percepción de bonanza?
-Hay una porción importante de circulante en moneda dura que viene de un mundo gris o negro, producto del lavado, de economías ilícitas o de negocios ilegales. Pero Maduro también tiene el apoyo de Rusia que sigue consiguiendo recursos para el régimen, triangulando nuestro oro y petróleo, entre otras cosas.
-¿Es decir que la idea de que nuestra economía un día se va a parar por completo es irreal?
-El tema de las economías es que cuando reciben presión o están en crisis, tienen variables de ajuste. La tragedia de Venezuela es que el ajuste es la gente; y por eso es que los venezolanos se van en ríos del país. A este régimen no le importa los ciudadanos, lo que quiere es perpetuarse en el poder.
-Una de las cosas que han concluido las últimas encuestas, es que la gente está preocupada es por sobrevivir, y no hay un discurso que logre que la protesta social tenga un trasfondo político. ¿Por eso en las manifestaciones sociales hay más gente que en las políticas?
-La causa de eso es que en Venezuela la respuesta a la protesta política es más represión; es decir, el régimen les entra a balas a los manifestantes. Cada vez son más los policías en las calles, y cada día están más armados los colectivos paramilitares.
-¿Qué lecciones deja todo esto para la región y para instituciones como el BID?
-Lo que a mí me parece es que los organismos multilaterales y la región en general se tardaron mucho en hacer un diagnóstico adecuado sobre Venezuela. Es decir, esa vestidura, ese ropaje democrático, y de esas falsas instituciones lograron su objetivo de confundir y tergiversar lo que realmente estaba ocurriendo en el país. Yo diría que hubo una petro-diplomacia, una vez estuve en un evento donde Elías Jaua le dijo a la gente: “Yo voy a seguir con Petrocaribe y todo lo demás, pero no se metan en la situación venezolana”.
-¿Lo ocurrido en materia económica en Venezuela durante los últimos 20 años tiene algún parangón en la región?
-Si revisamos regímenes parecidos, como el de Ecuador o el de Bolivia, o el de la misma Cuba, encontraremos que de alguna forma hubo inversiones en el capital social. El proceso educativo en Ecuador realmente tenía indicadores que mejoraron. Bolivia tuvo un crecimiento sostenido, mejoró su sistema de transporte. Estos gobiernos que no fueron democráticos dejaron algo en términos de políticas públicas. Pero en el caso de Venezuela no hay nada, sólo deudas y miseria. Chávez y Maduro desinstitucionalizaron al país y le abrieron las puertas a todos estos problemas de narcotráfico y la falta de Estado de derecho, que van a ser muy difíciles de reparar.
-¿Es recuperable la calidad de vida del venezolano?
-El principal problema que tiene Venezuela es Maduro. Si quitas a Maduro, vas a encontrar mucho interés en inversiones locales o internacionales, mucho interés en un país que tiene un potencial en términos de desarrollo muy grande… ¿que si es recuperable? ¡Por supuesto que sí!
-Suponiendo que se logre instrumentar el cambio político, que se haga en unidad y buscando a la gente que sabe, ¿cómo se traduce eso en la gente que, justificadamente, espera una mejoría inmediata?
-Pienso que Argentina recientemente nos dejó una lección importante: No puedes sembrar expectativas que no sean realistas, tienes que tomar las medidas que correspondan, así sean difíciles al inicio. La deuda de Venezuela es alta, no sólo con esta institución, sino con una serie de acreedores internacionales y una parte de los bonistas, por el endeudamiento que hizo este régimen. El arranque va a ser difícil, pero tenemos que estar juntos para generar, no solo la confianza, sino la transparencia. Porque el problema inicial de casi todas las transiciones es que no hay transparencia, y empieza toda clase de percepciones de corrupción.
-Ya que habla de regulaciones y transparencia, en el Gobierno interino existe un debate con el tema del uso de los recursos que Venezuela tiene bloqueados en el exterior, hay quienes piensan que deben utilizarse y hay quienes consideran que no. ¿Usted qué cree?
-La realidad es que cuando comenzamos este proceso de transición pensamos que el cambio político se iba a dar más rápido; y asumimos, como Gobierno, ciertas obligaciones. La primera era tratar de evitar que el régimen siguiera despilfarrando los recursos de los venezolanos en el exterior, entonces empezamos una serie de actividades que tienen que ver con la protección de esos activos en términos netos. Pero para mantener esos compromisos hay una serie de gastos, porque el régimen no está inactivo, el régimen está litigando. Por eso creo que sí se debe crear una estructura transparente para utilizar parte de los recursos para estos fines.
-¿Por qué no usar parte del dinero de la cooperación internacional para esta defensa que usted describe?
-Tenemos recursos de asistencia internacional, pero que vienen con una serie de limitaciones y restricciones, por eso debes usar dinero propio para cubrir tus compromisos legales y proteger tus activos; eso sí, siempre enmarcado en una muy transparente rendición de cuentas a la ciudadanía. El otro tema es que tienes un Gobierno interino sin plata para funcionar como corresponde; y eso impide efectividad en procesos prioritarios, por eso pienso que lo correcto es hacer una estructura básica con las cabezas de las principales áreas y pagarla.
-¿Cuál será el rol del BID en la reconstrucción del país, luego del cambio político?
-El desafío va a ser de una magnitud tan grande, que ninguna multilateral lo podrá hacer sola. Entonces lo que hace una institución como ésta es tratar de asegurar que haya un diálogo entre todos los cooperantes: BID, Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, o los de cualquier otra nación que vaya a apoyar. Ya empezamos, y lo primero que se hizo fue llamar a todos los países para tener una reunión preliminar y saber quiénes somos. Lo segundo, es que queremos utilizar lo que ha venido desarrollando el “Plan País” y ver cómo se come eso.
-¿Cuál es su apreciación del tema de las sanciones?
-La mayor parte de las sanciones afecta a la producción petrolera y la capacidad del régimen de lograr recursos, pero si tú me dijeras que estamos seguros de que Maduro va a utilizar ese dinero para mejorar el sector eléctrico del estado Zulia o para reactivar la actividad económica, te diría que estas medidas sí están deteriorando el bienestar del venezolano. El problema es que esos ingresos no los van a transferir, sino que se los van a robar, así como se han robado todo y empeñado al país. Por eso yo sí creo que las sanciones son un mecanismo de presión internacional acertado.
-¿Y sobre las sanciones personales?
-Buena parte de las sanciones han sido contra los jerarcas del régimen y sus testaferros. Eso está muy bien y les genera mucha presión a ellos. El problema que yo le veo a estas medidas en general es que no han sido tan efectivas porque tienen muchas filtraciones; por ejemplo, los rusos continúan vendiendo el petróleo venezolano, China e India siguen utilizando estructuras para que PDVSA pueda comercializar petróleo en altamar, etc. Esa es la razón por la que Maduro sigue sobreviviendo.
-Siendo Rusia un factor tan importante para el sostén de Nicolás Maduro, ¿por qué Europa ha sido tan tímida en el apoyo de las sanciones?
-La producción petrolera venezolana no está prácticamente paralizada, por el apoyo logístico y político que siguen brindado los rusos. Europa no nos ha ayudado tanto como hemos querido, no es secreto que las fortunas, familiares y testaferros del madurismo se han ido a España huyendo de la presión estadounidense; los aviones con el oro de sangre hacen escalas en aeropuertos europeos; es urgente que la Unión Europea endurezca su postura con respecto a las sanciones.
-¿Cómo ve a China y sus intereses en Venezuela?
-China no está haciendo nada, ahorita es un factor en la geopolítica, pero no los vemos activamente apoyando al régimen. Lo más importante es que les paró el financiamiento.
-Hoy es visible que hay una especie de confrontación muy suave entre los venezolanos que se quedaron y los que se fueron, ¿se podrían amalgamar esas diferencias en pro del beneficio del país?
-No puedes exportar una solución, las raíces tienen que estar en Venezuela. No puedes decir, tengo un plan del Departamento del Tesoro, del BID o de Harvard. No. Yo creo que el timón lo tiene la gente que está allá y con ellos hay que trabajar todo el tiempo como un solo equipo. Ahora, la mayor parte de la gente que salió, lo hizo por la necesidad de tener oportunidades, por tratar de vivir mejor y para seguir la lucha; no hay duda de que vamos a necesitar a toda la gente de afuera para reconstruir el país.
-¿Qué rol considera que tendrá la diáspora en la reconstrucción del país?
-Tendrán un papel protagónico, por eso siempre insisto en la necesidad de crear las garantías que se le debe brindar a quienes están establecidos en el extranjero para que vuelvan a aportar.