Mientras otros países del Continente muestran un avance en la erradicación de virus y en la disminución de los índices de mortalidad, Venezuela va en contravía. Sólo en la erradicación del Paludismo ha retrocedido 100%, según confirma la Organización Panamericana de Salud (OPS), y ahora aparece en los primeros lugares de los rankings de naciones con menores expectativas de vida (3,5%), como indica Alianza Venezolana por la Salud, y con mayor número de casos de enfermedades trasmisibles.
Por segundo año consecutivo Venezuela concentra más de 50% de los casos de Paludismo registrados en el Continente, ascendiendo a la posición 39 entre las naciones con mayor incidencia de esta enfermedad a nivel mundial. La Organización Mundial de la Salud (OMS) registra un ascenso en el número de pacientes: 421.000 en 2017; 476.000 en 2018; y 541.000 en 2019, de los cuales 11% fueron niños.
Especialista en epidemiologia estiman que los venezolanos viven una situación de desprotección sanitaria. El Estado incumple con los parámetros establecidos por la OMS para prevenir, controlar y erradicar los virus y enfermedades, convirtiéndose en una amenaza para otros países. De hecho, 95% de los casos de Paludismo registrados en 2019 en Colombia provinieron de Venezuela, y la historia se repitió en Brasil, Guyana, Trinidad y Tobago, Argentina, Perú y Ecuador.
“Han reaparecido enfermedades que son prevenibles con vacunas, pero el Gobierno tiene varios años sin pagar la cuota anual a la OPS para los programas de vacunación, por lo tanto, no hay vacunas”, señaló el diputado José Trujillo, quien forma parte de la Comisión de Salud de la Asamblea Nacional (AN).
La situación se agrava cuando no se aplican los programas de prevención de enfermedades y se ocultan las estadísticas sanitarias, como asegura Saúl Peña, presidente de la Sociedad Venezolana de Salud Pública. Advierte que el índice de riesgo es mayor que en otras épocas. Actualmente, entre 5% y 10% de la población venezolana está expuesta a contraer enfermedades resultantes de la falta de fumigación, vacunación e higiene.
Aunque el Ministerio de Salud oculta las cifras y no publica los boletines epidemiológicos, la realidad se palpa en los hospitales. Cada vez más, las emergencias de los centros asistenciales del país se congestionan de pacientes con patologías como Tuberculosis, derivadas de las deficientes condiciones de vida y de la pobreza que, según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), sobrepasa el 51% de los hogares venezolanos.
Enfermos de la pobreza
Expertos coinciden en que hace algunos años las enfermedades dermatológicas y aquellas originarias de bacterias en comidas y bebidas eran las más comunes en familias de bajos recursos, pero mantenían un índice bajo de incidencia. Sin embargo, a medida que ha crecido la pobreza, han desmejorado las condiciones de vida y no se han aplicado medidas sanitarias preventivas y de control, el número de casos de escabiosis, piojos, diarreas agudas y fiebre tifoidea han crecido, pero también han resurgido otras enfermedades que ya habían sido controladas como el Paludismo, Sarampión, Difteria, Fiebre amarilla y Tuberculosis.
“Cuando la situación de pobreza y desnutrición coincide con un sistema de salud que no cumple con sus funciones principales, reaparecen este tipo de enfermedades y su riesgo aumenta cuando el Estado no provee la información, los medios y las herramientas para atacarlas”, señala José Félix Oletta, ex ministro de Salud, especialista en Salud Pública y Epidemiología.
Julián Martínez, de 24 años, es uno de los 11.000 pacientes con tuberculosis que registró el Ministerio de Salud en 2019, 40% más que el año anterior. Su testimonio le pone rostro a la Emergencia Humanitaria Compleja que se vive en el país. Durante dos meses estuvo internado en el Hospital Dr. Juan Germán Roscio de El Callao, estado Bolívar. Allí vivió el viacrucis de un enfermo en Venezuela.
Este joven, que trabaja en una tienda de electrodoméstico, tiene un sueldo que no llega a los 10 dólares mensuales. Narra que vivió los días más terroríficos de su vida: Fuertes mareos, dolores articulares, fiebre y hemorragias. “No podía caminar, escupía y vomitaba sangre”. Los doctores le daban poca esperanza de vida. El Hospital no contaba con el tratamiento para contrarrestar la enfermedad y en el mercado negro debía pagar alrededor de 400 dólares para conseguirlo.
“Los doctores todos los días me decían que los medicamentos iban a llegar pronto, que todo lo que estaba sufriendo era normal, porque no tenía el tratamiento, que muchas personas no se salvaban. Ahí vi a varios morir con Paludismo”, expresa Martínez.
El Dr. Oletta sostiene que el repunte de estas patologías se debe a factores de orden socioeconómicos. Por ejemplo, el hambre y la falta de empleo, que han forzado una “endomigración” masiva de personas hacia lugares remotos como las zonas mineras del estado Bolívar, donde se ha propagado el Paludismo, la Tuberculosis y se confirmó el primer paciente con Fiebre amarilla, después de 14 años de silencio epidemiológico.
Una crisis indetenible
“Ante una situación de Emergencia Humanitaria Compleja las víctimas son los más pobres, los menos informados, los que tienen menos acceso a los servicios de salud, aquellos que han perdido sus libertades y no pueden ejercer su ciudadanía”, asegura el ex ministro de Salud.
Añade que mientras en el Continente los países reportan una baja en el número de muertes por Tuberculosis, en Venezuela desde 2014 la tasa de incidencia pasó de 20 a 36 por cada 100.000 habitantes en 2019, retrocediendo 25 años de avance epidemiológico.
Igual ocurre con el Sarampión, que se mantuvo en cero por 11 años hasta 2017, cuando se reportaron los primeros casos y hasta la fecha los indicadores no mejoran. El año pasado Venezuela reportó 543 pacientes, el mayor número de casos en los países de Suramérica.
Las poblaciones indígenas son de los grupos más vulnerables a contraer enfermedades endémicas debido al ambiente donde habitan. El Sarampión es una de esas patologías que ha azotado a las etnias venezolanas. Durante 2018, la OPS confirmó 541 casos en poblaciones indígenas en Amazonas: 135 casos de la etnia Sanema, 24 Yanomami, 2 Yekuana y 1 Baniva; Bolívar: 9 pacientes de la etnia Kariña, y 5 Pemón; 332 contagios en Delta Amacuro de personas pertenecientes a la etnia Warao; 10 casos de Wayú: Uno en el Distrito Capital y 9 en el Zulia; y 22 casos en Monagas: 20 Warao, 1 Shaima y 1 Eñepa.
Cada vez son más los decesos de personas a causa de estas enfermedades. Según la Comisión de Salud de la Asamblea Nacional, el índice de mortalidad es de 68%.
El derecho a la salud y a la vida de los venezolanos se ve degradado: Los hospitales no cuentan con la infraestructura necesaria, la tecnología ni el personal bien equipado para atender estas emergencias. Entonces, ¿cómo son atendidos los venezolanos que padecen alguna enfermedad?
@Rleon_9
Conozca más sobre el tema este martes 03 de marzo…