En la aldea
08 diciembre 2024

Oscar Yanes, cronista del pasado y del futuro

Periodista, escritor, profesor, parlamentario, presentador, poseedor de una pluma fértil que lo llevó a cubrir la guerra de Vietnam desde el mismo terreno hasta abordar los más variados temas, destacándose en los géneros periodísticos como entrevistas y reportajes. Presentador de programas exitosos, donde su voz aún resuena al recordar su nombre: Oscar Yanes. Fue protagonista y conductor por excelencia de la opinión en señal abierta, cuando hacer periodismo en el país era sinónimo de democracia.

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Milagros Socorro | 28 abril 2020

Al revisar textos y entrevistas televisivas de Oscar Yanes, para escribir esta nota, he quedado impresionada con su cultura, solvencia intelectual y capacidad premonitoria. ¿Acaso era desconocida la solidez de la formación de tan célebre periodista? No. La verdad es que no. Si en el último cuarto de siglo 20 venezolano se hubiera solicitado una lista de los periodistas más inteligentes, sagaces y conocedores de la realidad nacional, de seguro Oscar Yanes habría estado entre los primeros cinco. Pero quizá no hubiera ingresado con tanta facilidad en el conjunto de los hombres mejor formados del país. Una injusticia. Atribuible a la personalidad pública de Yanes, asociada más al buen humor, a cierta jovialidad provinciana, que a la solemnidad de un intelectual de fuste.

Pongamos un ejemplo para hacer visible nuestro punto. Oscar Yanes era una figura de la televisión, autor de numerosos títulos y congresista del Parlamento nacional. Lo mismo que Arturo Uslar Pietri y en la misma época. Pero eran percibidos como perfiles distantes. Uslar era el tribuno, el erudito, y Yanes, el ocurrente. Una injusticia.

Oscar Armando Yanes González nació en el cerro Buenos Aires, en Puente Hierro, Caracas, el 25 de abril de 1927. Por estos días hubiera cumplido, pues, 93 años. No llegó, por cierto, a los 90. Falleció a los 86 años.

Estudió en la Escuela Zamora, en la parroquia San Juan, y luego fue a la primera escuela formal de periodismo que hubo en Venezuela, la Universidad Libre “Augusteo”, fundada en octubre de 1941 por Monseñor Rafael Lovera. Ya desde niño pequeño era lector y, de hecho, en alguna ocasión dijo que el día más importante de su vida fue aquel en que conoció la Biblioteca Nacional. “Disponía de casi dos meses para estar leyendo lo que yo quería todos los días, menos los sábados y domingos. Llegaba a las ocho y media de la mañana y salía cuando cerraban a las cinco y media”, escribió.

A los 13 años tenía la fantasía de ser siquiatra, pero un aviso en El Universal, donde se promocionaba la recién abierta Escuela de Periodismo le hizo cambiar de proyecto. Es de sospechar que Oscar Yanes no hizo un bachillerato muy completo que digamos, puesto que el 16 de septiembre de 1941, a los 14 años, se inició como reportero en el diario Últimas Noticias y un año después ya era Jefe de Redacción del popular periódico.

Al completar los estudios en El Augusteo, se convirtió en profesor de la primera promoción de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela y también enseñó en la Universidad Católica Andrés Bello. A los 25 años, fue nombrado director del diario La Esfera, cargo que ocupó hasta 1962. Fue director también de las revistas Élite y Bohemia.

Desde 1974 fue diputado del Congreso de la República por el partido Copei, hasta 1989, cuando pasó a ser presidente de la Comisión Permanente de Medios de Comunicación Social de la Cámara de Diputados. Con su característica voz, potente y profunda, hablaba con énfasis y marcado acento de caraqueño viejo. En todas las tribunas era un polemista de tronío y un crítico feroz. Podía ser, incluso, implacable y burlón.

Ya en los años ‘60 compartía el periodismo con la televisión. En 1966, fue enviado a Vietnam como corresponsal de guerra, por dos meses, tiempo en el que hizo seis reportajes que fueron distribuidos por toda América Latina: “La Guerra en el Mar”; “La Guerra en el Aire”; “La Guerra en la Selva”; “El Vietcong”; “La Religión”, y “La Mujer Vietnamita”.

Especialmente exitoso fue su espacio televisivo “Así son las cosas”, transmitido por Venevisión desde 1994 hasta 2008, donde comentaba hechos curiosos del país y su gente. Por los mismos años hacía entrevistas en televisión a políticos, en clave de fuerte confrontación, como “La silla caliente”, que tuvo su pico de audiencia en 1998, cuando recibió al entonces candidato a la presidencia, Hugo Chávez. La entrevista está disponible en Youtube. Allí puede verse el portento de periodista que era Oscar Yanes, quien no se engañó con el golpista del ‘92 ni por un instante y cuyo proyecto de constituyente no solo rebatió con admirables argumentos, basados en hechos de la historia de Venezuela, sino que vaticinó con gran tino las consecuencias que el ilegal instrumento tendría para Venezuela. En una hora de diálogo, Yanes desnudó al militar aspirante a la Presidencia y lo presentó ante el público como el hombre inconsistente, de escasa instrucción y profundamente autoritario que era.

Años después, cuando ya el mal estaba hecho, apuntaría: “Los gobiernos de los presidentes militares no mandaban con el ejército, gobernaban con una camarilla; con Gómez no estaba mandando el ejército, sino Gómez y sus cuatro o cinco allegados, los llamados ‘macheteros”, que no eran además  oficiales de escuela. Con Chávez hay una distinción clara: Con él sí están mandando las Fuerzas Armadas Nacionales, porque el Presidente está poniendo en sitios claves del país a reservistas, militares retirados, militares efectivos, etc. Y lo que uno se pregunta con angustia es: ¿Las Fuerzas Armadas están preparadas para cumplir esa labor? Porque esos hombres no son gerentes. Por ejemplo, ¿cuántos millones de bolívares manejó Chávez antes de ser presidente? Pues, nada. Administró un casino, una cantina de cuartel. Y ¿cuánto puede mover eso? Doscientos cincuenta mil bolívares mensuales, a lo sumo”.

Los espacios televisivos de Oscar Yanes fueron: “Así son las Cosas” (Premio Monseñor Pellín 1997); “La Silla Caliente” (1998); “La Mañana Caliente” (1999); “Oscar Yanes en la Guataca” (2000); “Lo que Usted No Sabe” (2006).

Al mismo tiempo, escribía sin parar. Y muchos de sus libros se convirtieron en best seller (a la escala de Venezuela, claro está). En su gran época, Yanes compartía con Armando Scannone el mérito de ser los mayores vendedores de libros del país, aquel con sus libros de crónicas costumbristas, historia reciente novelada e incluso textos autobiográficos o memorialísticos; y este, con el Libro Rojo de la Cocina a la manera de Caracas.

Oscar Yanes publicó su primer libro cuando todavía no tenía 20 años: “Carlos J. Bello, el sabio olvidado” (1946). A este le siguieron: “Vida íntima de Leo” (1948). “Cosas de Caracas” (1967); “Cosas del mundo” (1972); “Por qué yo Maté a Delgado Chalbaud, las Confesiones de Pedro Antonio Díaz” (1980); “Amores de última página” (1991); “Memorias de Armandito” (1992); “Los Años Inolvidables” (1992); “Del Trocadero al Pasapoga” (1993); “Hoy es Mañana o las vainas de un reportero muerto” (1994); “Así Son las Cosas. Colección de Relatos” (1996-1999); “¿Qué opina UD. de la mujer que le quita el marido a otra?” (1997); “Pura pantalla” (2000); “Ternera y puerta franca” (2003); “Nadie me quita lo bailao I y II” (2007); “La verdad sobre el asesinato de Delgado Chalbaud” (2011).

Hacia el final de su vida escribió la obra de teatro “Éramos felices y no lo sabíamos: Un show para morirse de la risa”, que llegó a escena con Claudio Nazoa, Kiko Bautista y Rolando Salazar.

Desde el 2012 hasta el final de sus días se desempeñó como asistente a la vicepresidencia ejecutiva de Venevisión. Hasta el final fue el reportero incisivo y de singular sensibilidad que demostró ser en enero de 1953, cuando fue a Macuto a entrevistar al artista plástico Armando Reverón momento en que el Concejo Municipal debatía si el pintor, que entonces tenía una década viviendo como ermitaño, había perdido o no sus facultades mentales.

En esa entrevista magistral, Reverón dijo cosas como: “Dios está en el color, ¿no lo ves? Qué cosa tan seria es la luz. ¿Cómo podemos conquistar la luz? Yo he intentado. Y esa es mi lucha”.

El lunes 21 de octubre de 2013, el cáncer de próstata se le impuso y murió en Caracas. Pendiente queda una reedición no solo de sus libros, sino de sus crónicas, entrevistas y reportajes regados por la hemeroteca nacional.

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La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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