El acusador
El nombre de Jordan Goudreau saltó al tapete público a propósito de la llamada “Operación Gedeón” y del rol que jugó desde su compañía Silvercorp, que orquestó la incursión armada registrada a inicios de mayo en Venezuela con saldo de ocho fallecidos y un creciente número de detenidos. Sus acciones, aparentemente gestadas a partir de un contrato suscrito con miembros del equipo del Gobierno interino de Juan Guaidó a cambio de un jugoso pago sostenido en activos a recuperar al tomar el control del país, fueron expuestas por reportes periodísticos de la agencia Associated Press y luego por investigaciones de The Washington Post. Goudreau, quien ha manifestado que llevó adelante el plan conspirativo, aunque no se concretó el pago acordado, ahora se siente afectado por los descubrimientos de los medios de comunicación y amenaza con emprender acciones legales en contra The Washington Post y AP.
Bajo la mira del FBI
Los manejos de Silvercorp y de Jordan Goudreau en la reciente incursión armada en Venezuela, que han intentado vincular a Washington en las acciones conspirativas, es motivo de una agresiva investigación en Estados Unidos. No hay que perder de vista que Goudreau es visto como un proveedor de seguridad que dio apoyo al propio Donald Trump, lo que hace que su caso revista interés y que sea puesto en manos de la principal agencia de investigación criminal del Departamento de Justicia de los Estados Unidos. Así que será el FBI el encargado de hacer las investigaciones, instancia ante la que ya comenzaron a comparecer voluntariamente algunas fuentes para dar detalles sobre las andanzas y conexiones de Goudreau y su empresa.
Los pasos de Trinidad y Tobago
Hace pocos días el ministro de Energía de Trinidad, Franklin Khan, tuvo que salir a dar explicaciones sobre el desvío de una carga de gasolina de ese país hacia Venezuela. Varias versiones daban cuenta de que 150.000 barriles de gasolina comprados a la estatal Paria Fuel Trading por una empresa Suiza terminaron ingresando a aguas venezolanas para atender la escasez de combustible, evadiendo así las sanciones internacionales contra el régimen de Nicolás Maduro. Khan señaló que los registros del contrato indicaban que la carga tendría como destino Aruba. “Si parte de ese envío finalmente llegó a Venezuela, no tenemos responsabilidad en ese asunto”. Con estas palabras trató de lavar la cara al Gobierno de Trinidad y Tobago, que sigue dando muestras de apoyo a Maduro y que, al parecer, sirve para consolidar triangulaciones comerciales que le dan oxígeno. De hecho, en días recientes varios funcionarios de Petróleos de Venezuela, incluyendo a su presidente, Asdrúbal Chávez, estuvieron en ese país haciendo gestiones y presuntamente negociando acuerdos gasíferos, para los cuales les acompañó la propia Delcy Rodríguez. Estas acciones ya habrían generado una respuesta de Washington, que intensifica la presión sobre las autoridades de Trinidad para evitar que sigan ayudando al régimen venezolano a burlar el cerco internacional en su contra.
Promesa de pernil en mayo
Sin escuchar la opinión de los sectores afectados, sin terminar de aplicar medidas que ayuden a compensar el impacto económico de la cuarentena y dando muestras de que el interés formal del régimen es mantener a la población desmovilizada, ya sea por la escasez de gasolina o por la creciente tensión social, Nicolás Maduro decretó otros 30 días de Estado de Alarma en Venezuela. Con esta nueva prórroga se alcanzarían 90 días de parálisis general del país en medio de un deterioro general de los servicios, del creciente fantasma de la escasez y de una espiral inflacionaria estimulada por la propia política fiscal de las autoridades. Ante este cuadro las palabras de Maduro fueron: “Llueve, truene o relampaguee, el pernil nacional va a llegar a todas las familias este año. Pernil de producción nacional. Vamos a incrementar la cantidad para que les alcance para 24 y 31 de diciembre y hasta para el primero de enero”. ¿Aplausos de pie?