Los recientes anuncios en materia de gasolina en Venezuela son el reflejo de una crisis agravada. Sin claridad sobre la solución a los problemas de fondo, a los que las autoridades suelen darles una patada para concentrarse en las emergencias, lo que se vislumbra es un periodo de 90 días de corrupción exacerbada, según el criterio de Francisco Monaldi. Como especialista en el sector petrolero, director del Centro Internacional de Energía y Ambiente del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA) y profesor del Baker Institute, no duda en sostener que las refinerías van a seguir teniendo problemas, porque en PDVSA no hay flujo de caja para recuperarlas. Las distorsiones siguen allí y hacen falta muchos recursos para avanzar en una recuperación, algo difícil de lograr sin un cambio político en Venezuela.
-¿Cuál es su conclusión de los anuncios sobre el esquema de venta y el precio de la gasolina, hechos por el régimen de Nicolás Maduro durante el fin de semana?
-Lo primero es que el problema de la gasolina no se va a resolver en Venezuela. Para Nicolás Maduro se hizo inevitable hacer este duro aumento, entre otras cosas, porque no tiene flujo de caja para regalar el combustible que le compraron a Irán. El esquema anunciado supone una implementación extremadamente complicada y permite unos incentivos muy grandes para el “bachaqueo” y la corrupción, porque el precio en el mercado subsidiado es veinte veces menor que el de las bombas dolarizadas. ¿Cómo controlará el régimen la medida de los 120 litros por carro? Eso es un proceso enorme y dificulto que las estaciones de servicio ya tengan puntos de venta conectados para cobrar y además chequear el Carnet de la Patria.
“PDVSA tiene dos problemas graves y estructurales, el primero es que su parque refinador está destruido, antes de las sanciones estaba funcionando sólo el 20% (…) El segundo es el colapso del flujo de caja, este año le entrarán menos de 5 mil millones de dólares, es una empresa quebrada”
Francisco Monaldi
-Usted ha dicho que no ve viable la importación de gasolina por parte de privados y que a lo interno estas medidas se convertirán en un “negocio redondo” para unos pocos, ¿por qué?
-Yo no creo que los privados vayan a poder importar cantidades significativas para venderles a las 200 bombas (autorizadas para venta libre y a precios internacionales), porque los riesgos son muy altos y complejos. Esto va a terminar en corrupción y en una mafia de bachaqueros, militares y amigos del madurismo, que buscará surtirse del mercado regulado para luego vender en el dolarizado. Esto es lo mismo que Cadivi, pero en lugar de divisas, combustible con un gigantesco diferencial. Ya sabemos lo que va a ocurrir: El traslado de gasolina subsidiada al mercado en dólares va a ser el gran negocio de los próximos 90 días en Venezuela.
-Entonces, ¿qué pasará cuando se acabe la gasolina iraní?
-Insisto: Las restricciones están aquí para quedarse. Si Maduro le paga la gasolina a Irán al precio internacional, más el flete y todo lo demás que haga falta, es posible que acepten seguir vendiéndole, pero no creo que sea un mecanismo sustentable. La clave es ver si con estos incrementos el régimen consigue los dólares para seguir importando combustible, siempre en condiciones súper desventajosas para el país. El otro factor importante en este sentido es ver qué tanto presionan los Estados Unidos a los actores que acepten tranzar con Venezuela en esta área. Esto no es una solución permanente, ni mucho menos. Las refinerías van a seguir teniendo problemas, porque en PDVSA no hay flujo de caja para recuperarlas, no tienen dinero.
-Pero la alianza de Maduro con Irán incluye la recuperación de algunas refinerías que, en teoría, podrían producir algo de combustible, ¿usted ve esto materializable?
-PDVSA tiene dos problemas graves y estructurales, el primero es que su parque refinador está destruido, antes de las sanciones estaba funcionando sólo el 20% y para el régimen va a ser muy difícil recuperarlo. No pudieron los chinos ni los rusos, ahora están los iraníes, que ya trataron sin éxito con El Palito e intentan en este momento con Cardón, pero reparar una refinería cuesta plata, que Maduro no tiene, y ellos no van a poner un centavo para eso, sólo ayudarán con personal técnico. Sin embargo, no descarto que recuperen algo de producción. El segundo es el colapso del flujo de caja, este año le entrarán menos de 5 mil millones de dólares, es una empresa quebrada y ninguno de sus socios está invirtiendo por los problemas políticos e institucionales que existen en el país, eso hace que el Estado venezolano tenga que poner todo el dinero y no lo tiene.
“La escasez de gasolina en Venezuela la causó el chavismo con la destrucción de nuestra industria petrolera. Antes de las sanciones ya la crisis existía”
Francisco Monaldi
-¿Cuál será impacto social de esta significativa subida en el precio de la gasolina?
-Es difícil predecir la reacción en un país que en los últimos meses ha padecido pagar gasolina a tres dólares el litro, colas infernales, escasez generalizada y una cuarentena feroz; pero, sin duda, este incremento es un golpe brutal para el bolsillo de la gente y los sectores más populares. Desde el punto de vista social es un golpe durísimo, y lo peor es que así cumplan todo lo que anunciaron, cosa que yo dudo mucho, en Venezuela tendremos problemas de gasolina recurrentes en los próximos meses.
-¿Cuánto han influido las sanciones en la crisis de gasolina que atraviesa el país?
-La escasez de gasolina en Venezuela la causó el chavismo con la destrucción de nuestra industria petrolera. Antes de las sanciones ya la crisis existía, porque el parque refinador del país tenía severos problemas para producir combustible y por eso lo importaban, mayormente de Citgo. Cuando vienen las medidas, PDVSA no puede seguir importando gasolina y empiezan los desventajosos trueques con los rusos, ahí también participaban Repsol y ENI, que son dos compañías a las que les deben un dineral, pero esto no duró mucho por la presión directa de los americanos contra Rosneft y eso disuadió a las otras dos empresas antes mencionadas. Luego vino la caída de los precios del petróleo y todo colapsó. La lógica de esta gente siempre ha sido resolver la emergencia y darle una patada al problema de fondo, por eso siempre están peor. Lo que sí termina pasando con cada apretón de tuercas de los estadounidenses es que el régimen termina obteniendo menos dinero por cada barril que vende o intercambia en estas triangulaciones y mercados opacos.
-¿Cuál es su valoración sobre la gestión que adelanta Tareck El Aissami al frente de PDVSA?
-Lo de El Aissami sí lo vemos con atención, es lo mismo que Rafael Ramírez intentó hacer al principio del madurismo: Reconocer que PDVSA está muerta y necesita capital e inversionistas que la revivan. El problema es que nadie quiere participar ni les cree. Prácticamente ninguna de las reformas que planteó son realizables sin el levantamiento de las sanciones y sin que haya un cambio político en Venezuela. Ellos están muy interesados en cambiar la Ley de Hidrocarburos y por eso quieren recuperar la Asamblea Nacional, porque ni los chinos ni los rusos harán nada si no hay un mínimo de legitimidad legal en las operaciones que les ofrezcan.
-¿Cómo evalúa la situación de Citgo con las amenazas de los acreedores del Bono 2020 y de Cristallex?
-Primero, quiero reconocer el extraordinario trabajo que ha hecho su presidente, Carlos Jordá, Luisa Palacios y resto de la junta directiva para sanear la empresa y limpiarla financieramente. En cuanto a las amenazas, por ahora hay algo muy bueno y es que, por las sanciones, Citgo cuenta con la protección del Gobierno americano y nadie puede ejecutar acciones en su contra, ya que está prohibido hacer negocios y transacciones con PDVSA, eso incluye a su filial en Estados Unidos. Vamos a ver cuánto tiempo dura esa protección, porque existe un lobby muy fuerte, incluso de venezolanos, trabajando para erosionarla; sin embargo, Washington está consciente de lo catastrófico que sería perder Citgo.
-¿Qué opinión tiene de las discusiones que se están dando dentro de la Asamblea Nacional sobre la Ley de Hidrocarburos?
-Hay dos posiciones, una liderada por el diputado Elías Matta, que busca una reforma muy parcial de la Ley, para que las empresas mixtas funcionen y se puedan otorgar contratos de servicio; y la otra propuesta está impulsada por el parlamentario Luis Stefanelli y se trata de hacer una nueva ley. Creo que no son excluyentes, pero mi opinión es que no basta con hacer pequeños cambios, porque eso no va a atraer a los inversionistas y no podremos hacer viable la reconstrucción de la industria ni del país. Hay que ir al fondo; pero esto debe pasar por un gran acuerdo nacional. Si el consenso es no hacer nada, no conseguiremos producir más de medio millón de barriles y Venezuela seguirá fregada.
-¿Esa nueva ley podría contemplar la privatización de PDVSA?
-Privatizar PDVSA no es necesario, porque casi todos los países exportadores de petróleo tienen empresas estatales, lo que hay que hacer es abrir el sector a la empresa privada y ser un actor más, entre muchos otros que operarán en el área. El sector privado va a tener que poner todo el dinero para recuperar nuestra industria petrolera, porque se necesitan alrededor de 100 mil millones de dólares que no tenemos. Ponerse a pelear sobre si hay que privatizar o no, es un sinsentido, hoy esa es una empresa cuyo único valor son las reservas que tiene y unos escasos activos. En el Plan País se deja muy claro las alternativas de participación al capital privado, como también el mantener una empresa estatal.