Es claro al establecer responsabilidades. Hugo Chávez despilfarró la bonanza petrolera, Nicolás Maduro ha tenido un manejo económico terrible, y Juan Guaidó tiene la responsabilidad de buscar soluciones para los problemas del país. Así lo ve Francisco Rodríguez, quien fue economista para la región andina en Bank of America, luego pasó a las filas de Torino Capital, y ahora está al frente de Petróleo por Venezuela, pero quizá uno de los capítulos de su trayectoria que más resonancia tuvo en la gente fue su asesoría a Henri Falcón cuando se lanzó como candidato presidencial en 2018.
Aunque cree que Falcón pudo haber sido un gran presidente de la transición y mantiene con él afinidades, también tiene diferencias sustanciales, como es el caso de la Mesa de Diálogo Nacional donde, afirma, faltan actores como Juan Guaidó e, incluso, Estados Unidos.
Reconoce a Juan Guaidó como presidente, pero sigue de cerca sus pasos y los de su equipo, porque piensa que en contra de la opacidad de Maduro hay que gobernar con transparencia e integridad. Las sanciones internacionales son uno de los temas en los que más insiste por considerarlas inefectivas, aunque sí apoya las sanciones personales.
-Es llamativo que sea tan insistente en pedirle a las fuerzas opositoras llegar a acuerdos con Nicolás Maduro, cuando ha quedado demostrado que el régimen no tiene interés en pactar ninguna medida que no le favorezca.
-No todo debe estar subordinado al conflicto político, hay diferencias que se deben poner de lado cuando se trata de atender problemas urgentes de los venezolanos. El hecho de que sea difícil hacer lo que estoy proponiendo, no quiere decir que no valga la pena intentarlo. Tiene sentido buscar acuerdos parciales que protejan a la gente, porque si no es eso ¿cuál es la alternativa? Hay que ser realistas, en Venezuela se han intentado muchas cosas que no han funcionado. Siento que hay una presión real, de la sociedad civil y de la base del chavismo, para que ambos bandos logren soluciones conjuntas en beneficio del país. Debemos despolitizar la crisis humanitaria.
-Eso suena muy bien, ¿pero es realizable?
-Entiendo y acepto las dudas, pero creo que vale la pena hacerlo para salvar vidas venezolanas.
-¿Qué legitimidad le otorga usted a Juan Guaidó hoy?
-Yo creo que Juan Guaidó está legítimamente ejerciendo la presidencia de la República, de acuerdo con Artículo 233 de la Constitución. Él es el presidente interino de Venezuela y Nicolás Maduro es un presidente de facto. Juan Guaidó es mi presidente, pero eso no significa que tengo que estar de acuerdo con todo lo que él hace.
-¿No es injusto equiparar a Nicolás Maduro con Juan Guaidó en la responsabilidad de la crisis que padece Venezuela?
-Los principales culpables de lo que está pasando en Venezuela son los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, el primero despilfarró una bonanza petrolera gigante y el segundo tuvo un manejo económico terrible, enfocado en controles que exacerbaron la corrupción. Juan Guaidó no tiene ninguna culpa de eso, pero la responsabilidad de buscar soluciones para los problemas del país es de todos. Cuando yo recomiendo que Juan Guaidó haga cosas, lo que planteo es que el presidente legítimo, el presidente que yo reconozco, haga todo lo que está en su poder por a ayudar a los venezolanos.
-Usted ha sido crítico con varias de las estrategias que ha decidido el Gobierno interino en materia económica y de protección de activos, pero ¿a nombre de quién habla Francisco Rodríguez?
-Yo hablo a nombre propio, soy un economista que tiene 30 años discutiendo sobre Venezuela y política económica. Quiero contribuir con mi país, represento mis opiniones y mi investigación.
-Pero usted ha estado cerca de operaciones financieras sensibles para la República y también se ha involucrado en política, apenas en 2018 tuvo un rol muy importante en la polémica campaña presidencial de Henri Falcón.
-Tengo una muy buena relación y siento mucho respeto por el ex gobernador Henri Falcón, creo que pudo haber sido un gran presidente de la transición, pero no logramos convencer al país. Los únicos responsables somos nosotros, no hay ningún otro culpable. Pero también tenemos diferencias, una de ellas la Mesa de Diálogo Nacional, con la que no estoy de acuerdo porque faltan actores como Juan Guaidó, e incluso Estados Unidos. Pero más allá de eso, hay muchas coincidencias y la más importante es que ambos creemos que a Maduro lo podemos derrotar llevándolo al terreno electoral. También tenemos similitudes en cuanto a las sanciones económicas y petroleras al país, nos oponemos a ellas porque son inefectivas y han atornillado al oficialismo; a diferencia de las sanciones personales que sí apoyo totalmente.
-Su discurso sobre las sanciones se acerca más al de Nicolás Maduro que al de Juan Guaidó, ¿no está exagerando el efecto de las mismas?
-Yo creo que se parece más a la postura de la mayoría de los venezolanos que, según varias encuestas, no están de acuerdo con las sanciones. Creo que es una preocupación que tiene toda la población y por eso Maduro se aprovecha y las utiliza discursivamente. Pero insisto, Chávez y Maduro son los principales responsables de la crisis y no me queda ninguna duda, pero las sanciones financieras y petroleras han tenido un impacto significativo sobre la economía. No son las culpables del colapso venezolano, pero rebatir que tienen un efecto negativo porque la crisis empezó antes, no tiene ninguna lógica.
-¿Por qué cuestiona la estrategia seguida por el Gobierno interino y por el procurador especial José Ignacio Hernández en el caso del Bono 2020?
-Yo he tenido diferencias con el procurador José Ignacio Hernández, pero lo respeto mucho académicamente y reconozco que ha hecho un gran trabajo logrando la protección para los activos de Venezuela en el exterior. Él, en La Gran Aldea, dijo que los acreedores fueron inflexibles, yo no puedo discutir eso porque no estuve en la negociación, pero sí creo que se deben debatir públicamente los cuestionamientos que han hecho personas que sí estuvieron y pudieron evaluar la conducta de los acreedores. Estoy hablando de Alejandro Grisanti y la carta que le consignó a Juan Guaidó. No puedo opinar si se pudo hacer más esfuerzo para negociar, como dice Grisanti, o si la actitud de los inversionistas era inflexible, como asegura Hernández. Sólo me queda confiar en nuestro equipo de gobierno para que lleven a cabo esa negociación de la forma indicada y correcta.
-¿En 2016 usted recomendó a inversionistas la compra el Bono 2020?
-Cuando yo estuve en Bank of America nunca di una recomendación de inversión. En Torino tampoco conseguirás una, porque yo nunca he sido economista y estratega al mismo tiempo. En 2016 constantemente escribí sobre el riesgo de invalidación, no sólo del Bono 2020, sino de toda la deuda emitida en ese momento, argumentando que podía ser desconocida por un eventual gobierno de oposición. Al punto que PDVSA cita uno de mis informes en el recurso que introdujo en la Corte de Nueva York, para explicar los riesgos que asumían los acreedores al invertir en el Bono 2020.
-¿Tiene en este momento alguna relación de trabajo o asesoría con los acreedores del Bono 2020?
-No. Simplemente no. Absolutamente no. Yo pasé ocho años en el mercado financiero y hacía análisis macroeconómico para inversionistas, pero ya no me dedico a eso.
-Entonces, ¿por qué tantos señalamientos en su contra? Son constantes las alusiones acerca de su conflicto de interés con el caso del Bono 2020 y la deuda venezolana.
-Me llama la atención que ese tipo de cuestionamientos se hagan sobre mí y no sobre otras personas que hacían lo mismo que yo, que era trabajar en los mercados financieros. Mi hipótesis es que las posiciones políticas que yo he tomado, en buena medida, se diferencian del consenso de los grupos políticos más dominantes en la oposición durante los últimos años. Un buen ejemplo de esto fue mi participación en la campaña de Henri Falcón, lo mismo ocurrió con las sanciones. Yo siempre le busco las cinco patas al gato, mi naturaleza es controvertir los consensos. Tengo una visión que es diferente de la que ha prevalecido en la mayoría opositora, y creo que eso es lo que ha generado los cuestionamientos en mi contra.
-¿Cómo ve la situación de Citgo?, ¿es suficiente la protección de la orden ejecutiva del presidente Donald Trump o cree que se ejecutará la garantía a favor de los bonistas?
-La protección de activos por parte de Estados Unidos es consecuencia de las sanciones, pero cuando haya una transición y las medidas sancionatorias se levanten, también cesará la orden ejecutiva; y no creo que vayamos a obtener una protección alternativa, porque al único país que se la han dado es a Irak. Si eso pasa, empresas como Cristallex y otros acreedores van a tener la posibilidad de ejecutar acciones y embargar Citgo, esa es una realidad. La amenaza que hay sobre la filial de PDVSA es un riesgo firme, que simplemente se está postergando en el tiempo.
-¿Y si la transición se demora?
-No está claro para mí, porque el Departamento del Tesoro ha sido ambiguo en las comunicaciones respecto a este tema. Igual yo creo que Cristallex va a ir con el dictamen de la Corte Suprema a las instancias correspondientes a reclamar sus acciones.
-¿Qué opina del refinanciamiento de la deuda anunciada recientemente por Citgo, y la posición de la Procuraduría Especial al respecto?
-Me quedan dudas sobre la consistencia con la que el Gobierno interino está interpretando el Artículo 150 de la Constitución, que claramente dice que todos los contratos de interés público deben pasar por la Asamblea Nacional. No encuentro convincente el argumento de la extraterritorialidad, dado por la Procuraduría Especial, e incluso me parece inconveniente, porque abre las puertas para cuestionamientos legales que pueden ser muy costosos para Venezuela, si los acreedores los utilizan. Por ejemplo, la inconstitucionalidad del Bono 2020 está basada en que una empresa que se llama PDV Holding, ubicada en Delaware, empeñó el 50,1% de las acciones de Citgo Holding y eso es ilegal, entonces, ¿cómo es que ahora Citgo Petroleum, que también queda en Delaware, sí puede poner en garantía sus refinerías? No me queda claro y este procedimiento puede salirle muy caro a la nación. No se trata de hacerle cuestionamientos al gobierno de Juan Guaidó, pero pienso que en contra de la opacidad de Maduro hay que gobernar con transparencia e integridad.
-¿Por qué insiste en pedirle a Citgo que le mande gasolina a Venezuela, cuando se sabe que por las sanciones eso es imposible?, ¿usted cree que Nicolás Maduro va a permitir esta operación, cuando ni siquiera lo reconoce a Juan Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional?
-Ya se materializó un acuerdo entre miembros del gobierno de Maduro y representantes de la Asamblea Nacional, que, en consecuencia, son representantes del gobierno interino de Juan Guaidó, en función del Covid-19. Ambas partes lo aceptaron. Yo lo que he dicho que se haga con Citgo y la gasolina es algo exactamente igual, un pacto político que incluya el levantamiento de las sanciones, tal como se hizo en el caso antes mencionado y la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Sé que esto depende de Estados Unidos y entiendo que Washington tiene la palabra final, pero ellos ya han permitido más de 30 licencias (a las sanciones); y no creo que se vayan a oponer a una que autorice llevar gasolina a Venezuela, bajo la supervisión de organismos como Naciones Unidas. Pienso que no se van a negar, pero en caso de que me equivoque, bien vale la pena hacer el esfuerzo de intentar.
-Hay rumores acerca de que Maduro está ofreciendo tratos a fondos de inversión que involucran campos y pozos petroleros, ¿maneja información al respecto?
-Yo no creo que exista apetito para eso en este contexto de sanciones, es muy claro que este tipo de operaciones aplican como sancionables para Estados Unidos. Los inversionistas ni siquiera han estado dispuestos discutir con Maduro la renegociación de la deuda, el oficialismo creó una comisión de reestructuración desde 2017 que no se ha podido reunir con nadie, puesto que todos le tienen mucho temor a los procedimientos sancionatorios norteamericanos. Sinceramente pienso que eso no va para ningún lado.
-Ha sido muy crítico del chavismo en esta entrevista, pero es conocida la cercanía que ha tenido con el régimen venezolano en varias oportunidades, incluso su nombre suena cada vez qué hay cambio de ministro de Finanzas.
-Yo nunca he tenido un puesto en el poder Ejecutivo del país, yo, por votación unánime de la Asamblea Nacional plural que había en el año 2000, fui jefe de la Oficina de Asesoría Económica y Financiera del Parlamento y me desempeñé cuatro años ahí hasta que por mis investigaciones por malversación de fondos la mayoría oficialista me destituyó ilegalmente en 2004. Ha sido mi único cargo público y lo llevé a cabo de forma objetiva e imparcial. Lo que sí es cierto es que no he tenido ninguna duda en prestar mis conocimientos para ayudar al país, cuando el gobierno no era ilegítimo; en este momento no lo haría. Especulaciones acerca de que yo iba a ser ministro, no las puedo controlar.
-¿Tiene alguna aspiración política en el mediano plazo?
-No me he planteado aspirar a un cargo de elección popular, pero sí estoy dispuesto, en el momento indicado, a prestar mi ayuda y mi conocimiento a la reconstrucción del país.
*Las fotografías fueron facilitadas por el entrevistado, Francisco Rodríguez, al editor de La Gran Aldea.