El economista Luis Oliveros ha seguido con atención la evolución de las políticas adoptadas por Venezuela en materia de deuda y de protección de activos externos de la nación. Le ha llevado el pulso a las decisiones que en tal sentido ha adoptado el gobierno interino de Juan Guaidó y es este seguimiento el que le permite afirmar que hay un alto riesgo de que los venezolanos perdamos Citgo. Aunque deja en claro que el problema de la deuda es responsabilidad de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro, sostiene que en el interinato faltó mejor comunicación, menos ego y mayor entendimiento del mercado financiero.
-¿Cuál es su opinión acerca de la reciente sentencia de la Corte de Nueva York sobre el bono PDVSA 2020?
-Mi opinión es que Citgo se va a perder. Es innegable que las cosas se hicieron muy mal no solamente desde el régimen, sino también desde el interinato. Ciertamente, Nicolás Maduro no tenía que colocar como colateral a Citgo en esa emisión del bono 2020; pero me parece que la estrategia del Gobierno interino fue incorrecta, porque no se sentaron a negociar, aunque tenían la oportunidad y contaban con la aceptación de Estados Unidos, que es donde está la mayoría de los tenedores de ese título. Más allá de las dudas sobre si el bono es legal o no, la Asamblea Nacional pagó un cupón de 71 millones de dólares en abril de 2019 y eso se entendió como una forma de darle validez y reconocimiento a la operación. Luego, en el camino, hubo decisiones desacertadas, como el tratamiento a los bonistas, a quienes se les llamó traidores a la patria y otro poco de cosas. Eso, sin duda, fue un error.
-Usted dice que el pago de los intereses el 27 de abril es un reconocimiento de la legalidad de la operación, pero distintos sectores han dicho que ese movimiento se hizo para evitar que los tenedores se quedaran con Citgo, porque en ese momento Estados Unidos no había suspendido la Licencia General 5.
-El primer pago se hizo apurado y el segundo pago no lo hicieron y empiezan a hablar de la ilegalidad del bono. ¿Cómo se entiende eso?
-Desde el Gobierno interino se dijo que era una forma de salvaguardar Citgo, en octubre ya estaba suspendida la Licencia General 5 y los bonistas no podían ejecutar la garantía del bono.
-Bueno eso es relativo, porque hoy, a pesar de que tenemos la licencia suspendida, Citgo está en peligro. Las cosas han podido hacerse diferente, creo que había espacio para sentarse a negociar y si no había disposición de parte de los tenedores, debió comunicarse. Sin embargo, quiero dejar claro que el problema de la deuda no es responsabilidad de Juan Guaidó, sino de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, pero en el interinato o no había una estrategia, o la estrategia era no pagar; y en el camino se dieron cuenta de que la situación era más complicada.
-El ex procurador José Ignacio Hernández nos dijo en una entrevista reciente, que esas negociaciones nunca se detuvieron, pero que los bonistas tenían una “posición inflexible”.
-El mercado en ese momento podía entender que Venezuela estaba pasando un momento político importante y que el gobierno reconocido por Estados Unidos era el de Juan Guaidó, por tanto se podían haber sentado con los acreedores y renegociar condiciones. Yo no sabía que José Ignacio Hernández había declarado que los acreedores estaban inflexibles, no lo había leído, pero me parece hasta increíble, porque en toda reestructuración de deuda, y más en el caso nuestro, las dos partes se reúnen a discutir hasta que se llega a un acuerdo. Ahí están los casos de Argentina y Ecuador, te insisto en que es una lástima que no se pudo llegar a ningún consenso con el PDVSA 2020; eso habría diferenciado mucho al interinato de la estrategia asumida Maduro con respecto a los compromisos financieros de la República.
-¿Cómo y qué podía negociar el Gobierno interino si no tenían acceso al flujo de caja para pagarle a los acreedores del bono PDVSA 2020?
-El problema es que tenemos dos gobiernos, uno interno y otro externo; el segundo es el que está manejando Citgo y el dinero que quedó en las cuentas bloqueadas de la República en el exterior por tanto debería ser apto para renegociar ese bono, ya que supuestamente tiene el reconocimiento de los Estados Unidos. ¿Por qué no se le dijo a la opinión pública que los bonistas estaban intransigentes? Incluso, ¿por qué prefirieron la estrategia de decir que los tenedores le dieron oxígeno a Nicolás Maduro o de asegurar que Citgo estaba blindada y no iba a ser embargada nunca? Aquí faltó mejor comunicación, menos ego y mayor entendimiento del mercado financiero, algo que me extraña porque en ese equipo hay buenos conocedores de área. Parte de los economistas que estaban en ese grupo decían que no iban a pagar, incluyendo a China y Rusia; definitivamente había formas de hacerlo mejor.
-Entonces, ¿para usted el error fundamental fue no haber logrado una negociación con los bonistas?
-No creo que había una estrategia decente de cara a la deuda. Los economistas del grupo de Harvard que estaban con el interinato decían que el tenedor de bono era un enemigo de la patria, que la tasa de recuperación de esos títulos era prácticamente nula y que esos acreedores estaban en al final en la lista de los problemas económicos de Venezuela, por lo tanto, había que hacer muchas cosas antes de pensar en ellos. Eso hizo que los bonistas buscaran la manera de resolver su problema, más aún porque se creó la esperanza de que pronto serían gobierno. Pienso que no era un plan ganar-ganar, sino que la idea era desconocer la deuda.
-Lo que usted está exponiendo se parece mucho a lo dicho por el economista Francisco Rodríguez, ¿cuánta similitud hay entre su visión y la de él en cuanto al manejo de la deuda por parte del Gobierno interino?
-Hay mucha gente que le cae encima a los economistas Francisco Rodríguez y Alejandro Grisanti, también a algunos diputados por decir que al mercado financiero no se podía llegar con amenazas sino con disposición para hablar; y más aún en la posición nuestra, donde no tenemos ni dinero ni poder real. Rodríguez y Grisanti, más allá de haber trabajado en la banca internacional, saben cómo se manejan estos temas, si no les gustaba lo que decía el primero, porque según ellos defendía los intereses de los bonistas, entonces debieron escuchar al segundo, que además formaba parte de los especialistas que estaban dentro del equipo del Gobierno interino. Me preguntas si apoyo todo lo que ha dicho Francisco Rodríguez, bueno yo creo que a él se le va la mano y es un poco radical con algunas cosas, sí, pero sabe mucho de esto, al igual que Alejandro Grisanti, a quien no se puede cuestionar su gran conocimiento del área económica.
-El ex procurador Hernández nos señaló que Estados Unidos puso como condición para suspender la Licencia General 5 que se demandara la nulidad del bono, ¿usted qué opina al respecto?
-No tengo conocimiento de eso, pero es un tema muy delicado.
-¿Hoy estamos mejor o peor que antes de la demanda de nulidad de octubre de 2019?
-Estamos en peor situación, con el levantamiento del velo corporativo entre Citgo y PDVSA, prácticamente nos hicieron tres goles, faltando veinte minutos para terminar el juego y no tenemos capacidad de respuesta. Con lo que ha dicho la jueza Polk, más la crisis política que estamos viviendo, vamos a perder el partido bastante mal. Yo todavía tengo esperanza de que se llegue a algún tipo de negociación; porque América Latina tiene malos recuerdos de los llamados fondos buitre y ya tenemos suficientes desgracias en Venezuela como para que también el día que haya un cambio político nos embarguen lo poquito que tenemos en el exterior. Hoy somos dependientes del Departamento del Tesoro y si mañana la Casa Blanca decide que por intereses económicos americanos hay que terminar el conflicto, perderemos Citgo.
-Mucho se ha comentado sobre el alcance del lobby de los bonistas sobre políticos e instituciones, ¿cuál es su visión al respecto?
-Si yo te debiera mil dólares y a ti te doliera ese dinero, buscarías amigos en común para que me echaran una llamada y tratarías de moverte para cobrar tu deuda. Aquí estamos hablando de más de 60 mil millones de dólares en bonos entre PDVSA y la República, es mucho dinero en juego y por eso los fondos de inversión, en algún momento, le van a decir a quien esté en la Casa Blanca que resuelva el problema y perderemos Citgo.
-Pero si esa lógica se lleva a políticos y gente con capacidad de decisión o información privilegiada en Venezuela, hay unos temas éticos y legales que se deben aclarar.
-Claro y esas son cosas con las que se debe tener cuidado. En todas partes del mundo hay políticos que se prestan para hacer lobby de determinadas cosas; sin embargo, creo que en el caso de Venezuela es aún más delicado, porque en este momento es muy fácil para la gente desconfiar de todos los políticos y considero que debemos ser cuidadosos en no meter a todos en la misma olla. Aquí tenemos políticos malos y eso lo sabemos de sobra, pero también hay muchos que se están jugando el pellejo todos los días, luchando contra la dictadura y es injusto enlodarlos sin pruebas.
-¿Cree que los bonistas sólo quieren su pago o la verdadera intención es quedarse con Citgo?
-Esto es como cuando un banco te presta plata para comprarte una casa y la garantía es la casa; bueno, lo menos que quiere el banco es el inmueble, porque el negocio de las entidades financieras no es quedarse con el activo, sino mantener un flujo de caja. En el caso de los bonistas es igual, ellos quisieran un arreglo, que alguien les hable con seriedad y les entregue un plan viable de pago; lo que menos necesitan es hacerse de unas refinerías, para salir a venderlas y que se tarde más el pago. En principio los tenedores no quieren Citgo sino el dinero, pero pareciera que la única alternativa que les quedará será meterle mano al colateral.
-El Gobierno interino plantea que logró proteger los activos de Venezuela en el exterior, ¿usted está de acuerdo con esa afirmación?
-Te doy tres ejemplos que lamentablemente demuestran que no es así: La empresa Nynas que está en Suecia, donde PDVSA tenía más del 50% de las acciones y hoy tiene 15%; los tres buques petroleros que nos quitó China; y el caso de Citgo, que para mí está perdida. Yo no creo que los activos de Venezuela hoy estén a buen resguardo.
-¿Qué recomienda hacer a las cabezas del Gobierno interino?
-Creo que debe revisar varias estrategias, empezando por la política y otros frentes importantes. Desde el punto de vista de la deuda, pienso que debieron haber llamado a una renegociación y mostrarle al mundo que son diferentes a Maduro, planteando un esquema de pago. Siento que fue incorrecto tener un mensaje tan radical o violento contra los acreedores y también me parece que deben cambiar a los asesores para buscar ideas nuevas que les permitan acercarse a las metas que han prometido. Es fundamental un cambio de enfoque desde el punto de vista político y financiero.