Pasaje en mano
De Tarek William Saab se han tenido múltiples informaciones recientemente. No solo por su aparición ante la fiscal general de la Corte Penal Internacional, Fatou Bensouda, justo cuando esta instancia determinó que hay “una base razonable” para creer que en Venezuela se cometieron crímenes que son competencia de la institución, sino porque de inmediato se dio a la tarea de decir que su gestión se enfoca en castigar a quienes atenten contra los Derechos Humanos en Venezuela. De hecho, se ha convertido en un paladín contra las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES). Sin embargo, antes de llegar a la sede la CPI en La Haya, el fiscal designado por el régimen de Nicolás Maduro hizo un periplo digno de reseñar. Aunque las actividades aeronáuticas en Venezuela estaban suspendidas por causa del Covid-19 a fines de octubre, Tarek William Saab salió de Caracas rumbo a México en un vuelo privado con la intención de hacer la conexión que lo llevara a Europa. Tenía pasajes con Aeroméxico para ir a Ámsterdam, pero dado que KLM operaba ese vuelo no pudo abordar, pues se verificó que sobre su persona pesan sanciones internacionales y por más ímpetu, reclamo y agitación de manos, se quedó con las maletas en tierra. Su estadía en México se prolongó esa primera semana de noviembre, mientras desde Caracas se hacían gestiones entre amigos y aliados para lograr que volara a Turquía desde donde finalmente conectó con Holanda. Tarek William Saab, el encargado de hablar de los resultados de varios exámenes preliminares realizados por la CPI sobre Venezuela que incluyen denuncias sobre crímenes de lesa humanidad, está en la lista de sancionados de la OFAC precisamente por tomar parte en el socavamiento de la democracia, la corrupción y la violencia desenfrenada del régimen contra manifestantes.
De perseguidor a cliente
El progreso de Luis Parra ha sido especialmente notorio en Yaracuy, el estado donde acuna su gestión política y por el que llegó a ser diputado a la Asamblea Nacional por Primero Justicia (PJ). El cambio lleva algún tiempo haciéndose evidente, pero mucho más desde su polémica gira en abril de 2019 con otros parlamentarios que luego se supo fue para lavarle la cara a Alex Saab y sus empresas en Europa, así como desde sus giros para romper la mayoría opositora en el Parlamento y, sobre todo, desde su toma de la Asamblea Nacional en enero pasado. Ahora, como candidato a diputado por Primero Venezuela, la organización surgida tras la intervención del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) sobre los partidos tradicionales como PJ, Parra ha llenado de vallas algunas vías emblemáticas de Yaracuy y moviliza a cuantos puede a las concentraciones de campaña electoral por unos 15 dólares por asistente, según ha trascendido. Esta prosperidad lo ha llevado a pactar pautas publicitarias de envergadura en medios nacionales, y llama particularmente la atención que lo haga con Globovisión, la planta televisora de Raúl Gorrín, el mismo que -según aseguraba Parra en diciembre de 2019- era parte de aquella gira por Europa en contra de la corrupción. “No viajamos para lavarle la cara a nadie (…) Fuimos a denunciar la corrupción de algunos para que comenzaran las investigaciones sobre unos supuestos testaferros”, donde se incluían, además de Gorrín, a Rafael Ramírez, Claudia Díaz, Gustavo Perdomo y Alejandro Betancourt.
La otra campaña
David Uzcátegui va enfilado en lo que parece ser una campaña paralela a la de las parlamentarias convocadas por el régimen de Nicolás Maduro para el 6 de diciembre. Bajo el lema #VenezuelaPosible, Uzcátegui se presenta como el líder mirandino de los alcaldes Gustavo Duque (Chacao), Elías Sayegh (El Hatillo), Darwin González (Baruta) y Josy Fernández (Los Salias). Prometen impulsar juntos “el cambio que tanto deseamos los venezolanos”, lo que ya comienza a perfilarse en lo que será un partido político de corte de Miranda que entrará al ruedo en las próximas elecciones regionales con su aspiración de ser candidato a gobernador tras su fuerte tejido de alianzas estratégicas.
A jugar en el Humboldt
El proyecto de “rescate” del Hotel Humboldt en Caracas lleva tiempo gestándose en las filas rojitas. Han ofrecido opciones a los mejores postores para alquilar espacios, otorgar concesiones, y ordeñar la construcción realizada a fines de los años ‘50, ícono de la modernidad que en el siglo pasado se proyectaba para Venezuela. Fiestas, luces y diversión marcan el ritmo aun en tiempos de coronavirus, todo facturado en dólares, en las instalaciones administradas por el Estado. Pero hay más. El “Casino Humboldt” está activo y facturando, incluso organizando torneos de “Póker Texas”, pero eso sí con el “uso de tapabocas obligatorio”. Aunque poco se sabe sobre quiénes se encuentran tras este floreciente proyecto, enfocado en segmentos con altos ingresos y visitantes internacionales, el nombre de “Nicolasito” suena con fuerza cada vez que se habla del tema.