En la aldea
08 diciembre 2024

Cuervos rojos (1)

Diario Criterio, en alianza con La Gran Aldea, revela cómo las disidencias de las Farc y el ELN pasaron de protegidas del régimen venezolano a responsables de la nueva violencia en su territorio.

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Diario Criterio revela cómo las disidencias de las Farc y el ELN pasaron de protegidas del régimen venezolano a responsables de la nueva violencia en su territorio. El narcotráfico motiva las alianzas, pero también enfrentamientos con la Fuerza Armada del vecino país.

En las últimas semanas, en el estado Apure comenzó una historia desgraciadamente frecuente en Colombia: miles de personas se desplazaron por el  enfrentamiento que sostienen las fuerzas militares del vecino país contra grupos paramilitares y guerrilleros.

Sin embargo, en Colombia y en buena parte de la región nadie ha podido entender realmente lo que pasa, aparte de las más de 5.700 personas (casi la mitad niños) que se vieron forzadas a cruzar la frontera el 21 de marzo para refugiarse en Arauquita (Arauca) y posiblemente en otras poblaciones que limitan con Apure, estado convertido en el teatro de operaciones de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) contra organizaciones criminales y terroristas colombianas que operan allá.

Un informe de Human Rights Watch habla que ese operativo “derivó en la ejecución de al menos cuatro campesinos, detenciones arbitrarias, el procesamiento de civiles ante tribunales militares y torturas contra residentes acusados de colaborar con grupos armados.

https://www.hrw.org/es/news/2021/04/26/venezuela-atrocidades-por-fuerzas-de-seguridad-en-la-frontera-con-colombia

El último reporte del lunes pasado de la Fuerza Armada venezolana habla de duros y continuos enfrentamientos y de bajas en ambos lados. Se hablan de 15 uniformados muertos, posiblemente a manos del frente Frente Décimo Martín Villa disidencias de las Farc.

http://www.mindefensa.gob.ve/mindefensa/2021/04/26/comunicado-oficial-de-la-fuerza-armada-nacional-bolivariana-17/

Documentos, correos electrónicos y órdenes secretas obtenidas por servicios de inteligencia de terceros países, junto con otras recogidas en operaciones militares y judiciales en los últimos meses -varios de ellos en poder de Diario Criterio-, permiten entender lo que está pasando en Venezuela y el peligro muy real de que este nuevo conflicto se extienda hacia Colombia.

Al hacer un mapa de operaciones, queda claro que en Venezuela hay una guerra entre dos bandos claramente delimitados. Por una parte estarían las fuerzas militares de ese país, en unión con el ELN y las disidencias de las Farc Nueva Marquetalia, lideradas por Iván Márquez, Jesús Santrich, Romaña y Hernán Darío Velásquez Saldarriaga, el ‘Paisa’.

Este bando busca sacar del país o desmantelar las fuerzas de Gentil Duarte, Néstor Gregorio Vera Fernández alias “Iván Mordisco” y Géner García Molina “Jhon 40”, también disidentes de las antiguas Farc-EP. 

Estos grupos convivían y compartían zonas y negocios ilícitos en Venezuela como narcotráfico, minería ilegal y todo tipo de rentas ilícitas. Pero hoy están en una especie de guerra en la que los desplazados hablan de bombardeos, allanamientos, violación de Derechos Humanas y hasta de ejecuciones extrajudiciales. ¿Qué pasó para llegar a ese extremo?

Empollando las crías

Como se sabe, después de las negociaciones de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Farc, algunos comandantes y guerrilleros se negaron a desmovilizarse y a integrarse al nuevo partido político. Por esa razón, en diciembre de 2016, las Farc expulsaron oficialmente a Gentil Duarte, Euclides Mora, John Cuarenta, Giovanny Chuscas y Julián Chollo.

Estos nuevos disidentes pertenecían en su mayoría al conocido y temido Bloque Oriental, presente con fuerza en departamentos limítrofes con Venezuela.,

Estos y otros disidentes empezaron a controlar, tanto en Colombia como en Venezuela, varios territorios fundamentales para explotar rentas ilícitas e ilegales, como el tráfico de gasolina o la minería ilegal de oro y coltán en el conocido Arco Minero del Orinoco venezolano. Sin embargo, generan la mayor parte de sus recursos a partir del narcotráfico, gracias a que controlan un corredor que comienza en el Pacífico, donde cultivan y procesan la coca hasta llevar la cocaína hacia Brasil y Venezuela.

Duarte y Mordisco, aliados con miembros de la fuerza armada de Venezuela, se hicieron fuertes en los estados Bolívar, Amazonas y Apure. Compartían algunas zonas con el ELN, especialmente cerca de Arauca, donde ese otro grupo ejerce una gran influencia desde hace más de 30 años, pues allí ha tenido un refugio y un sitio de aprovisionamiento.

Solo desde comienzos de la década de 2000 Gustavo Aníbal Giraldo, alias “Pablito”, decidió empezar a financiar a sus hombres con el narcotráfico, negocio al que esa organización veía con recelo por lo que le había pasado a las Farc y por principios políticos.

Esto le permitió a Pablito tener una potente caja para sostener y fortalecer otros frentes con hombres y armamento, que a la postre, lo posicionaron como uno de los comandantes más poderosos e influyentes del ELN y del Comando Central (Coce) de esa organización.

Como muestran correos y comunicaciones, ese grupo habría hecho negocios y recibido soporte de  miembros de las fuerzas de seguridad del vecino país y, según lo ha denuncia el propio gobierno de Colombia, del ex gobernador del Zulia, quien hoy funge como embajador de Venezuela en México (vea este lunes la historia: Un incómodo embajador).

Guerra de cuervos

Las relaciones territoriales y de poder, que en cierta medida mantenían el ELN y las disidencias de Duarte y Mordisco (en alianza o protección de las fuerzas del orden venezolanas) empezaron a cambiar en abril de 2018.

En ese momento Iván Márquez y el Paisa dejaron el Espacio Territorial y de Reincorporación de Miravalle (Caquetá) con la intención de reorganizar el grupo guerrillero frente a la posibilidad de que el exnegociador de ese grupo pudiera salir extraditado a Estados Unidos.

En junio de 2019, Santrich dejó su esquema de seguridad en Tierra Grata, días antes de que la Corte Suprema de Justicia considerara la posibilidad de enviarlo a Estados Unidos para responder por el supuesto delito de narcotráfico, tras la libertad que le concedió la Corte Suprema de Justicia a finales de mayo de 2019.

El rumor se hizo realidad a finales de septiembre pasado: la mayoría de los líderes del movimiento Nueva Marquetalia estaban en Venezuela. Lo confirmó la publicación de una foto en la que aparecen Márquez, Santrich y el Paisa, junto a otros guerrilleros, vestidos y armados con indumentaria made in fuerza armada venezolana.

Por entonces, no estaba plenamente demostrada la protección directa que el gobierno de Nicolás Maduro les estaría dando a estos disidentes, a no ser por la comunicación urgente enviada por Remigio Ceballos Chaso, comandante estratégico operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, el 9 de agosto de 2019.

El documento secreto,  enviado a los generales comandantes del Ejército Bolivariano, de la Guardia Nacional y la Milicia Bolivariana, fue extraído de los archivos militares por organizaciones de inteligencia extranjera que operan en Colombia. Este dice:

“Pacofi. Infórmele muy respetuosamente a través de la presente comunicación, que por orden del ciudadano presidente, Nicolás Maduro, deberán evitar entablar enfrentamientos con personal de los grupos rojos en las zonas de entrenamiento y abastecimiento desde 080106002019 hasta nueva información. Brindar apoyo logístico y en entrenamiento. Deberán recibir información y analizar información de despliegue de tropas en la frontera”. El término grupos rojos se refiere al ELN y las antiguas Farc.

Aunque se trataba de una orden general, según fuentes extranjeras de inteligencia, el grupo de Márquez recibe la mayor protección y privilegios. En efecto, Márquez como negociador de las Farc en varios procesos fallidos, pasó largas temporadas en Venezuela, especialmente en Caracas y hasta en Fuerte Tiuna, donde gozó de la amistad y el apoyo de Hugo Chávez.

El medio venezolano El Estímulo publicó recientemente un texto en el que muestra algunos capítulos de esa relación. Titulado “El sueño febril de Hugo Chávez era llevar a las FARC al poder en Colombia”, el texto muestra el pacto firmado entre el comandante y ese grupo guerrillero en 2007 en Miraflores y cómo Márquez, actual jefe de las Farc-EP “Nueva Marquetalia”, fue una pieza clave para posicionar a Chávez como líder continental. Esta larga relación, heredada por Maduro, explica en buena medida lo que hoy pasa en el Alto Apure.

Sacar a los cuervos del nido

Para finales de 2019 -cuando el gobierno venezolano firmó la orden de protección- y comienzos de 2020, Iván y su grupo ya tenía un duro enfrentamiento con el liderado por Duarte y Mordisco, quienes los habían recibido con distante recelo.

En una comunicación, queda en claro que éstos les dijeron que no llegaban al monte como comandantes ni superiores sino como subalternos en condiciones de inferioridad, debido a que habían pactado una rendición con el gobierno de Santos. En otras palabras, los consideraban unos traidores en desventaja militar.

Esto quedó en evidencia en los computadores de alias Rodrigo Cadete, un comandante de Duarte que murió durante un bombardeo el 2 de febrero de 2019. En los dispositivos en poder de las autoridades aparecieron comunicaciones enviadas por alias Alejandro Guevara, jefe político de Cadete. “(…) primero el camarada Gentil, segundo Iván del primero (Iván Mordisco), tercero Iván Márquez, cuarto Enrique Marulanda y quinto Paisa Óscar (el Paisa)”.

Este es uno de los apartes en los que Guevara le cuenta a Duarte todo lo que Cadete pensaba sobre la llegada de Márquez:  “(…) que no se le soltara tanto poder porque él (Márquez) tenía mucha culpa (de la firma del acuerdo) (…) que así se haya sujetado a las órdenes de Timo (…) Si con el tiempo mostraba capacidad, no tenía ningún problema que fuera uno de los jefes”.

En otras palabras Márquez, jefe en el pasado, debía llegar en condición de subalterno de Duarte. Algo que aquel claramente no aceptó y marcó la distancia entre estos dos grupos disidentes.

Cortesía: Fundación Paz & Reconciliación

Las disidencias de Duarte y ‘Mordisco’ pueden tener, según informes de inteligencia, unos 3.500 combatientes entre Colombia y Venezuela, además de una infraestructura que genera recursos sobre todo a partir del narcotráfico.

A su vez Márquez, el Paisa y Santrich, cuentan con unos 400 efectivos que rechazaron cualquier posibilidad de subordinarse a sus antiguos compañeros. Toda una relación desbalanceada de fuerzas y de poder.

A raíz de varios roces, Márquez, quien había cruzado la frontera y estaba cerca al Guaviare y Vichada, decidió moverse al norte, al estado Zulia, y salir así de una zona con amplio dominio de Duarte y Mordisco. Con este desplazamiento, el ELN quedó en medio de las dos disidencias.

Estos enfrentamientos y diferencias también han generado divisiones y choques entre miembros de las fuerzas venezolanas con las que tienen alianzas.

Cortesía: Fundación Paz & Reconciliación

ara hacer realidad el proyecto de la segunda Marquetalia, Márquez y sus secuaces requieren grandes sumas de dinero para entrenar y dotar a cada nuevo combatiente, y la fuente está en el narcotráfico o en las rentas ilícitas de la minería, la gasolina o el contrabando.

Márquez, con la ayuda del gobierno venezolano, habría decidido quitarle a Duarte y Mordisco las áreas y los negocios.

Por su parte, el ELN ha tenido en El Amparo, al otro lado del río en Arauca, una de sus retaguardias y fortalezas con unos 800 hombres en esa zona, al mando de Pablito. A pesar de convivir con cierta tranquilidad, hacen su juego político y militar.

A veces le informan a la Guardia Nacional sobre rutas o pistas de narcotráfico usadas por las Farc y los carteles mexicanos, o a veces benefician a las disidencias de Gentil Duarte y Mordisco.

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Los ataques en Venezuela, y una posible participación del ELN en el operativo, han hecho que algunos habitantes teman que se repita la guerra que las Farc libraron contra el ELN entre 2005 y 2010, cuando decidieron entrar a Arauca a tomar el control.

Esa confrontación les costó la vida a cientos de guerrilleros y milicianos, y se detuvo tras un acuerdo entre los líderes del Comando Central del ELN (Coce) y el hoy extinto Secretariado de la Farc.

Finalmente, el régimen venezolano habría decidido a jugársela por Márquez, Santrich y el Paisa, al ordenar a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana bombardear y atacar en la zona rural de La Victoria (Apure) a las disidencias de Duarte y Mordisco.

El gobierno de Maduro envió a las Fuerzas de Acciones Especiales (Faes), a quienes los desplazados señalan de cometer todo tipo de abusos y violaciones de derechos humanos en busca de disidentes o combatientes colombianos.

El ministro de Defensa de Colombia, Diego Molano, le dijo a Diario Criterio que lo ocurrido al otro lado de la frontera aún le genera al gobierno varios interrogantes sobre el operativo. “Es claro que los grandes grupos hoy involucrados con el narcotráfico en Colombia, como las disidencias de las Farc, ‘Narcotalia’, el ELN, el Clan del Golfo o los Pelusos que están generando inestabilidad en varias regiones, tienen fuerte presencia y operaciones en Venezuela. Desafortunadamente, el narcotráfico, que ha sido el motor para alimentar la guerra que vivimos hace más de 30 años, ahora pasa por Venezuela. De hecho, lo ocurrido en La Victoria estaría relacionado con ese negocio y los intereses de un alto oficial de ese país”.

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En esta arremetida no solo estarían participando los combatientes de Márquez y su combo sino que el propio ELN estaría ayudando, con información y acciones militares, con el fin de obtener más control territorial y respaldo de las fuerzas armadas de ese país.

Sin embargo, altos mandos militares de Colombia advierten que parte del drama en La Victoria se debe a que el ELN les advirtió a las disidencias de Duarte del operativo y alcanzaron a huir, lo que llevó a las Fuerza Armada Venezolana a generar el caos al no encontrar combatientes armados.

Al día siguiente de los bombardeos en La Victoria, aparecieron unos panfletos firmados por el ELN en rechazo a la presencia de las disidencias de las Farc en Arauca y Apure, pero horas después ese grupo negó haberlos producido.

Lo cierto es que cada vez hay una mayor tensión en ese departamento, en parte por las supuestas operaciones militares que la Fuerza Armada bolivariana adelanta, por orden de Maduro, para “consolidar un estado Apure absolutamente libre, devolviendo la paz y la tranquilidad a los habitantes de la zona”, tal y como anunció el régimen en un comunicado el 26 de abril.

Aún nadie puede pronosticar hasta dónde llegará esta purga y los efectos que tendrá en las zonas en Colombia, en las que las disidencias de las Farc y el ELN pueden trasladar la guerra que ya libran en Venezuela. En esta historia queda clara una lección para el régimen venezolano: que es mejor no criar cuervos, porque sin importar si son negros o rojos, algún día te sacarán los ojos.

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