En la aldea
14 diciembre 2024

“Aunque a veces no aguanta las piernas de tanto pedalear y llega agotado a su casa, dice que lo hace por vocación”.

El profe en bicicleta

Es profesor de la Escuela Don Felipe Rinaldi de la Asociación Damas Salesianas, ubicada en San Francisco, estado Zulia, donde las fallas del servicio eléctrico ya habían puesto en entredicho una efectiva enseñanza escolar. Ahora, ante el cierre temporal de la escuela por la pandemia, Denis Dávila demostró la firmeza de su compromiso con la educación, optando por llevar la escuela a los hogares de sus estudiantes, haciendo visitas “casa por casa”. Un ejemplo de resiliencia que gracias a la movilidad que le permite una bicicleta y un teléfono en mano, llega hasta las casas de sus estudiantes para quienes en medio de tantas carencias la llamada educación a distancia se acorta. “Yo estoy en esto por vocación”.

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Denis Dávila es un docente fuera de lo común, su compromiso con la enseñanza en medio de las adversidades lo hace destacar. Equipado sólo con su bicicleta y un teléfono prestado, Denis lucha a diario por evitar que sus estudiantes queden excluidos del sistema educativo.

La suspensión de clases presenciales en Venezuela a causa de la pandemia por la Covid-19 ha limitado el acceso a la educación a muchos niños y niñas que no tienen equipos electrónicos, ni Internet para seguir el ritmo de una educación a distancia (en modalidad online). Este es el caso del 70% de los estudiantes y docentes de la Escuela U.E. Don Felipe Rinaldi de la Asociación Damas Salesianas, ubicada en San Francisco, estado Zulia, donde las fallas del servicio eléctrico y los cortes de luz ya habían puesto en entredicho una efectiva enseñanza escolar, inclusive antes de la pandemia.

Denis Dávila es uno de los 57 docentes de esta Escuela en el turno de la tarde. En la mañana, Denis trabaja en otro colegio, y entre ambas actividades laborales de docencia reúne una remuneración de 15 millones 600 mil bolívares al mes, lo que equivale a 6 dólares mensuales (aproximadamente a cambio del día). En ocasiones recibe “bonos” como ingreso extra que le permiten seguir adelante y cubrir ciertas necesidades básicas con gran dificultad. Sólo el ejercicio de su labor docente le cuesta 12 millones de bolívares al mes en recarga de un teléfono que le presta su tía. Afortunadamente, algunos representantes de la Escuela han asumido estos costos de Denis a fin de garantizar la comunicación y educación a distancia de sus hijos.

“Tengo una responsabilidad que es educar a estos niños que hoy día estamos formando para una Venezuela mejor. No podemos desampararlos”

Denis Dávila, profesor de la Escuela Don Felipe Rinaldi, estado Zulia

Antes de la pandemia, Denis, que vive en otra parroquia del municipio San Francisco, caminaba una hora todos los días para llegar a la escuela. Los problemas de transporte, la escasez de efectivo y el alto costo de la vida en Venezuela, ya le habían hecho imposible cubrir sus gastos de traslado: “O gasto el dinero para los pasajes o gasto el dinero en alimentar a mis dos hijos (…) es fuerte, yo a veces tengo para una sola comida, pero yo puedo aguantar, yo puedo seguir (…) todo lo que hago, lo hago por mis hijos y por mi vocación docente”, afirma Denis.

Ante el cierre temporal de la escuela por la crisis de la Covid-19, Denis demostró la firmeza de su compromiso con la educación, optando por llevar la escuela a los hogares de sus estudiantes, haciendo visitas “casa por casa” -tomando en cuenta las medidas de higiene, sanidad y distanciamiento social– para “atender a aquellos estudiantes que en verdad necesitan ayuda del docente o que no entregan las actividades [que les envía a diario vía WhatsApp]”. Denis caminaba una hora -“buscando siempre la sombra porque el sol en el Zulia pega duro”- sólo para llegar a una de esas casas para hacer lo que él llama “la visita”, en la que busca entender “qué necesidades está presentando el niño, saber cómo está y por qué no está entregando las actividades”.

Luego, en enero de este 2021, un primo decidió apoyarlo y regalarle una bicicleta que tenía en desuso para facilitarle su labor. Desde ese entonces, Denis maneja la bicicleta 20 minutos por la vía principal -donde pasan gandolas a toda velocidad- para empezar su recorrido de visitas casa por casa, permitiendo que la enseñanza llegue a niños en riesgo de exclusión educativa. Además, se toma el tiempo de transcribir a mano la guía de la semana -en hojas recicladas que le consiguen los padres- para que los estudiantes que no tienen acceso a la tecnología puedan igualmente cumplir con sus deberes. Con esto, Denis busca también reafirmar el compromiso de los padres y madres con la educación de los niños. Aunque a veces no aguanta las piernas de tanto pedalear y llega agotado a su casa, dice que lo hace por vocación: “Yo estoy en esto por vocación (…) Tengo una responsabilidad que es educar a estos niños que hoy día estamos formando para una Venezuela mejor. No podemos desampararlos”, concluye Denis.

Con la campaña “Enlace en casa” se recolectaron equipos electrónicos en buen estado (laptops, teléfonos inteligentes y tabletas) en Caracas, Madrid y Miami, para garantizar el acceso a la educación en esta comunidad zuliana.

Denis Dávila es un ejemplo de resiliencia y una demostración del compromiso que tienen los miembros de la Escuela Don Felipe Rinaldi, que busca ofrecer una educación de calidad a niños y jóvenes en situación vulnerable desde hace más de 20 años. Con la idea de impulsar el cumplimiento de ese objetivo en medio de tantas dificultades, nace el proyecto “Enlace” (Energía Limpia para el Acceso y Calidad en la Educación), liderado por la organización The Wadara Project -fundada por venezolanas en la diáspora– en colaboración con la Asociación Damas Salesianas y la Fundación CIV Joven Zulia.

En diciembre del año pasado, el proyecto Enlace llevó a cabo la campaña “Enlace en casa” con la que se recolectaron equipos electrónicos en buen estado (laptops, teléfonos inteligentes y tabletas) en Caracas, Madrid y Miami, para darle una segunda oportunidad a esos recursos necesarios para garantizar el acceso a la educación en esta comunidad zuliana. Denis, quien hasta entonces tenía que depender del teléfono prestado de su tía, es uno de los beneficiarios y receptores de estos equipos que ahora utiliza al servicio de la Escuela.

Nosotros [los docentes] somos unos héroes”, comenta Denis, orgulloso de poder ofrecer una respuesta innovadora a los retos que se le presentan, con el fin de garantizar la continuidad en el aprendizaje de sus 30 estudiantes. Denis Dávila está convencido de que la transformación social empieza en las escuelas y pedalea todos los días para lograrlo.

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La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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