En la aldea
02 diciembre 2024

William Echeverría: “Mi papá murió en enero por Covid-19 y no pude estar con él (…) tengo el pasaporte vencido”.

William Echeverría: “En Venezuela todos tenemos que hacer un acto de contrición”

Una imagen que fue referencia del periodismo en Venezuela, hoy habla desde otras fronteras de su experiencia como migrante junto a su familia; de las dificultades para lograr estabilizar su profesión e ingresos; la falta de pasaporte para poder visitar a sus seres queridos en el país; de la experiencia con la Covid-19; y reflexiones sobre el país que dejó atrás en 2011. William Echeverría, hoy desde las redes sociales sigue “Quijoteando” en el periodismo independiente; y les recomienda a los jóvenes en esta profesión: “Lean mucho y de forma disciplinada; y que se formen en política, eso es fundamental para construir el país que vendrá”.

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Alejandro Hernández | 05 octubre 2021

Por años su voz se hizo familiar para muchos venezolanos, acostumbrados a sus coberturas periodísticas y a las entrevistas que realizaba desde los distintos medios en los que desarrolló su carrera de comunicador social. Muchos todavía le siguen los pasos a William Echeverría, quien desde Estados Unidos y aprovechando todas las posibilidades que brindan las plataformas digitales, lleva el pulso noticioso del país y les ofrece a sus seguidores no solo las informaciones sobre América Latina, España y Estados Unidos, sino su perspectiva positiva de la vida. No en vano es conocido como “quijoteando”. De su salida de Venezuela, de sus primeros pasos como emigrante y de su agenda periodística actual conversó con La Gran Aldea con su conocido tono afable y ese compromiso permanente con los demás.

-¿Por qué la afinidad con Don Quijote?

-Es una filosofía de vida que me marcó desde que pude leerlo, porque es la fantasía. Quijotear es un verbo que debe ser incluido en la Real Academia Española y significa fantasear, soñar. Claro que a mis 56 años pienso que lo correcto es soñar y hacer, con eso me identifico y creo que la mayoría de los periodistas entendemos este oficio no como una profesión, sino como un apostolado de servicio a los demás. Siempre me he enfocado en una misión: ayudar a los demás.

-¿Por qué se fue de Venezuela?

-Me fui en el año 2011, porque no tenía trabajo. El régimen había cerrado el Circuito Nacional Belfort (CNB) y solo quedaba Globovisión, pero ya había una serie de presiones sobre Alberto Federico Ravell para que saliera de la directiva del canal y con él todos los periodistas independientes. Yo lo que hice fue anticiparme a lo que lamentablemente iba a ocurrir; pero antes de venirme a Estados Unidos busqué trabajo en otros sitios, fui a todos los circuitos radiales de Caracas y nadie me dio empleo, después de haber defendido tanto a los medios durante mi gestión como presidente del Colegio Nacional de Periodistas.

“Creo que aquí todos tenemos que hacer un acto de contrición y así reunir las responsabilidades en menor o mayor grado, porque los venezolanos escogieron al señor Chávez y hubo gente convencida de que esa era la salida”

William Echeverría

-¿Por qué cree que no le dieron trabajo en esos medios que visitó?

-En ese momento político, en los años 2010 y 2011, no le convenía a ningún medio contratarme, porque venía de una radio que el régimen había cerrado y estaba trabajando en Globovisión, por lo que se me trancaron todas las puertas en Venezuela. Ahí mi preocupación era que, si no me daban trabajo, de qué iba a vivir, si toda mi vida solo había sido periodista; e igual, cualquier cosa a la que me dedicara pasaba por el filtro del Estado. Por eso llegué a la conclusión de que no iba a poder sobrevivir económicamente en mi país, y decidimos irnos a Estados Unidos. En ese momento yo tenía 47 años, imagina lo difícil que fue.

-¿Cómo fue su llegada a Estados Unidos?

-Llegué sin empleo, solo con los papeles necesarios para estar legal. Llegué con mi familia, mis hijos estaban pequeños, tenían 9 y 12 años, y solo quería velar por ellos. Llegué a Houston, a buscar trabajo, estuve un año sin encontrar empleo; no es lo mismo irse a otro país de 47 años, que de 20 o 25. Por fin en Univisión de Miami tuve una primera oportunidad, el horario era muy difícil, de 1:00am o 2:00am hasta las 10:00am, pero, por supuesto, acepté para empezar a rehacer mi carrera. Allí estuve unos dos meses en prueba, me iba en bicicleta desde donde vivía hasta la sede del canal, vestido de corbata, porque pensaba que si sucedía algo en cualquier momento de la madrugada, yo podría salir como reportero. Eran veinte o veinticinco minutos de viaje y llegaba sudado, pero no me importó. Después de un tiempo, me dijeron que mi perfil sobrepasaba lo que ellos requerían y tuve que irme. Me había mudado con mi familia a Miami y recuerdo que un día estaba con ellos en un cine de 11:00am, porque allá a esa hora son más baratas las entradas, me llaman por teléfono desde el pequeño pueblo de Laredo, Texas, ofreciéndome el puesto de director de noticias y presentador del noticiero, fui a ver cómo era la cosa y acepté, por lo que me tuve que mudar de nuevo y estuve allí unos nueve meses, siendo ese mi primer trabajo formal.

-¿Cuándo llega la oportunidad de CNN?

-Trabajar en CNN siempre había sido mi sueño desde que salí de Venezuela. Me llamaron mientras yo estaba en Laredo, cuadramos los tiempos para que pudiera renunciar de buena manera y luego viajé a Atlanta, a los dos días ya estaba trabajando en la cadena, como copy editor y duré siete años ahí.

-¿Cómo fue la dinámica durante esos siete años?

-Mi horario era fuerte, empezaba a las 4:00am, para terminar a las 12:00 del mediodía, eso me obligaba a levantarme a las 2:30am, porque no vivía tan cerca del downtown, que es donde queda el canal, pero no me importaba, yo lo hacía. Fue un periodo de aprendizaje, le debo mucho CNN en español.

-¿Le afectó trabajar detrás de la pantalla y no como presentador?

-Para mí lo más importante era trabajar, hacerlo en algo relacionado a mi profesión era un privilegio y estar en CNN, más todavía. Eso fue lo que valoré, yo no estaba pendiente de la pantalla; me parece que a veces eso es una megalomanía, un divismo estúpido de algunos colegas. A mí eso no me importaba, yo solo estaba pendiente de garantizar la estabilidad de mi hogar. Para mí no fue traumático estar durante algunos años detrás de cámaras, porque estuve aprendiendo. Estuve a cargo, por siete años, de la escritura del programa Café CNN y creo que me fue bien.

“El sistema democrático daba señales de alarma y que los partidos políticos, a pesar de saberlo, no hicieron nada para corregir y construyeron el camino a lo que, lamentablemente, hemos vivido por más de 20 años en Venezuela”

William Echeverría

-¿Qué lo llevó a dar el paso de salir de los medios tradicionales y entrar en las redes sociales y demás plataformas digitales?

-Fue un paso abrupto y tengo que ser sincero, yo no me fui de CNN en español porque quise, sino porque AT&T la compró y hubo un proceso de reducción de personal dentro de la empresa en el que, lamentablemente, salí impactado junto con un grupo de colegas. Esto sucedió hace un año, no me lo esperaba y, claramente, no estaba preparado para eso. Cuando esto pasa, pues yo opté por volver a los medios digitales, que es una transición natural, y ya llevo ocho meses con “Quijoteando” a las 7:30am y a las 8:00pm.

-¿En qué consiste “Quijoteando”?

-Yo estuve durante toda la elección presidencial Biden-Trump reportando para TVVenezuela y armé un set en la casa para eso. Los análisis que hacía también los publicaban en las redes del canal y empecé a recibir respuestas positivas de la gente; esto causó que un día mi esposa me recomendara que hiciera esos mismos contenidos para mis cuentas personales y luego, un buen amigo, me sugirió que hiciera entrevistas y así empezó el formato “Quijoteando” a las 8:00pm. Con el tiempo, hemos ido creciendo, así que decidí abrir un espacio en las mañanas para leer los titulares de América Latina, España y Estados Unidos y también hacer entrevistas relacionadas a las noticias duras del momento, eso me ha funcionado.

-¿Qué valoración hace hoy de los medios tradicionales en Venezuela?

-Los medios radioeléctricos algunos están autocensurados por presiones del régimen o fueron directamente censurados, entonces el libre flujo de la información no existe. En cuanto a los impresos, el papel periódico se acabó en Venezuela

-¿Y qué opina del trabajo que están haciendo las plataformas digitales?

-Yo enaltezco a los periodistas que todavía hacen su trabajo en los medios digitales, que son los pocos espacios de información real que quedan en nuestro país. Rindo homenaje a aquellos reporteros de plataformas independientes como El Pitazo, Efecto Cocuyo, Crónica Uno, quienes hacen una labor encomiable. Cómo olvidar a Armando.info, que se ha convertido en una referencia en materia de investigación y por eso tuvieron que irse al exilio. Los portales que te acabo de mencionar son reductos democráticos del periodismo que siguen palpitando; y para ellos aplausos de pie, porque trabajan con las uñas, están expuestos a ir presos o a que se les abra un procedimiento judicial en cualquier momento.

“Nosotros, como ciudadanos, también somos responsables, no solamente por nuestra elección en 1998, sino porque caímos en esa campaña de la antipolítica”

William Echeverría

-¿Hace cuánto no va a Venezuela?

-Cinco años y no tengo cómo ir, porque tengo el pasaporte vencido y no hay consulado o embajada para resolver.

-¿Qué ha significado eso para usted?

-Muy duro, es un golpe emocional, sentimental y familiar extremadamente fuerte. Mi papá murió en enero por Covid-19 y no pude estar con él, tuve que acompañarlo por video. Me queda mi mamá allá, que tiene buena salud, pero está viejita y no puede viajar. Ella se mete por Instagram y me ve en la mañana y en la noche, pero es un golpe muy duro, es devastador.

-¿Haber pasado por esos momentos tan difíciles no lo han hecho sentir rencor hacia el sector político responsable?

-No, yo lo que siento es mucha compasión por quienes dirigen el país y no tienen la humanidad para entender el daño que han hecho y la inmensa cantidad de gente que han afectado. Aun así, no pienso en negativo, sencillamente los bendigo. Yo no soy juez y no voy a usar el periodismo para juzgar a nadie. Papa Dios se va a encargar de todo, él sabe quién lo hizo bien y quién lo hizo mal, pero de mí no vas a escuchar ningún tipo de improperio en contra quienes son parte de la dictadura.

-¿Por qué la sociedad venezolana no valoró en su justa medida el sistema democrático y le abrió las puertas a Hugo Chávez en 1998?

-Yo creo que aquí todos tenemos que hacer un acto de contrición y así reunir las responsabilidades en menor o mayor grado, porque los venezolanos escogieron al señor Chávez y hubo gente convencida de que esa era la salida. Eso estuvo influenciado por los malos manejos de algunos adecos y copeyanos durante muchos años, y por una conspiración de los medios de comunicación. Hubo unos cuatro o cinco periodistas que operaron para abrirle paso a la supuesta alternativa que encarnaba Chávez, no podemos olvidar a Rafael Poleo, Alfredo Peña, Carlos Croes, por hablarte de tres. Esto no significa que voy a desconocer que el sistema democrático daba señales de alarma y que los partidos políticos, a pesar de saberlo, no hicieron nada para corregir y construyeron el camino a lo que, lamentablemente, hemos vivido por más de 20 años en Venezuela.

-¿Entonces los únicos responsables son los políticos y los medios de comunicación?

-No, nosotros, como ciudadanos, también somos responsables, no solamente por nuestra elección en 1998, sino porque caímos en esa campaña de la antipolítica, donde la salvación del país era primero Andrés Velásquez y después Irene Sáez. La sociedad comenzó a reaccionar con aversión al político, lo público se convirtió en algo que la ciudad veía con un pañuelo en la nariz; si tú decías en los años ‘80 que ibas a ser político se asumía que ibas a ser corrupto. Eso nos pasó y fue un error. Fallamos y ahora tenemos estas consecuencias.

-¿Qué reflexión dejaría a los jóvenes venezolanos que se están formando como periodistas?

-Dos mensajes a los jóvenes: Que lean mucho y de forma disciplinada; y en segundo lugar, que en la medida de lo posible, se formen en política; eso es fundamental para construir el país que vendrá.

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