Lo bueno que tiene la comiquita que protagoniza Nicolás Maduro es que el propio Maduro se encarga de escribir los guiones, todos muy fantasiosos y divertidos a decir verdad. Porque cada vez que Superbigote emerge de su Bigotecueva -por ahí a golpe de 11 de la mañana y luego de un Superdesayuno-, cuando debe enfrentarse a los malhechores solamente por televisión (ya que sus Superanillos de seguridad le prohíben acercarse a la gente de carne y hueso porque le pasa como a Superman con la Kriptonita, que esa cercanía lo debilita), pues el superhéroe del PSUV se dedica más que nada a fabricar chistes malos frente a las cámaras, chistes destinados a fastidiar a la mayoría de los que habitan Metrópolis, un país donde miles de ciudadanos tienen la osadía de exigir agua, luz, empleo, gasolina, salud y hasta tres comidas diarias. Toda una conspiración que probablemente dirige Lex Luthor, su célebre archienemigo, “el genio malvado convertido en hombre de negocios que ha gastado millones de dólares para oponerse al Hombre de Acero”, como lo definen los fanáticos de las historietas y quien, paradójicamente, se parece mucho a la versión que Maduro dibuja de sus adversarios para justificar cualquier cómica que haya puesto su gobierno en Metrópolis o el planeta entero.
El mejor ejemplo es el propio debut mediático de Superbigote, con su traje ceñido que le deja ver una envidiable musculatura y unas manos de hierro que destruyen todo a su paso, tremenda metáfora. En el primer capítulo lo vemos explotar un dron enviado por Donald Trump para provocar un mega apagón en Venezuela pero, gracias a la veloz intervención del héroe, la luz eléctricaregresa para siempre a Venezuela, como a todos nos consta. Aunque casi en paralelo, en la vida real y utilizando su otra identidad -el presidente latinoamericano que vive encerrado en su palacio- Maduro aseguraba que “La indolencia, la incapacidad, la corrupción, la ineficiencia es peor que el bloqueo gringo”, hasta ahora el culpable por los apagones nuestros de cada día.
“Deberíamos poner el telescopio en un reciente descubrimiento publicado en la revista Science, la cual reveló que en un exoplaneta bautizado ‘GJ 367b’, cada año solo dura 8 horas”
Entonces cualquier televidente de VTV se debería preguntar ¿cuál de los dos bigotudos dice la verdad?, ¿es la corrupción, la incapacidad, la indolencia y la ineficiencia de los chicos malos del PSUV como Luis Motta Domínguez, Jesse Chacón o Argenis Chávez quienes produjeron los apagones o fue ese muñequito que se parece a Trump y, ¡Recórcholis!, ya ni siquiera está en el poder?
Tamaño problema para los creadores de la comiquita porque ahora tendrán que hacer malabarismos para dejar bien parado a sus dos héroes, uno de los cuales acaba de afirmar que “vamos a meternos a resolver el tema del agua para que funcione al 100% sin excusas, sin burocracia, sin indolencia”, con la misma seguridad con que prometió lo mismo en 2019 y aseguró que le iba a torcer el brazo al dólar y que tendríamos el Internet más veloz del mundo y echaría a andar el Metro, problemas que pudo haber resuelto Superbigote en los próximos capítulos culpando esta vez a Joe Biden, a no ser que la comiquita -como todas las que produce el Gobierno-, se quede a medio hacer, como la presunta entrega de perniles navideños o el tren a Guarenas, cuyas vías ya están desmantelando para venderlas como chatarra.
“De modo que si los habitantes de Venezuela pudiésemos escoger ese planeta, podríamos experimentar la dicha de sufrir el mandato del chavismo por solo tres días”
Entonces cabe imaginar que los poquísimos espectadores de VTV jamás sabrán si Superbigote logró finalmente combatir y ganarle a todos los forajidos o, como el Nicolás Maduro del anillo de esmeralda en el meñique y la caja de habanos con su nombre grabado en oro, ha preferido inventarse su propio planeta, ese donde todo funciona a la perfección, los ciudadanos lo adoran y tiene su Bigotecueva de lo más bonita, llena de luces de Navidad y con olor a hallaca de 10 dólares cada una.
Aunque si, como Superbigote, todos pudiésemos habitar un planeta ideal, deberíamos poner el telescopio en un reciente descubrimiento publicado en la revista Science, la cual reveló que en un exoplaneta bautizado “GJ 367b”, cada año solo dura 8 horas. De modo que si los habitantes de Venezuela pudiésemos escoger ese planeta, podríamos experimentar la dicha de sufrir el mandato del chavismo por solo tres días, que es lo que da la cuenta al comparar sendos calendarios. ¡Recórcholis, cáspita, pamplinas!… La esperanza es lo último que se pierde.