En la aldea
05 octubre 2024

El Plan Rivera

“Cortar la hiperinflación acabando con la manufactura, el sistema financiero, el agro y deprimir los salarios, es algo para lamentarnos, no para alegrarnos”. Un exministro de Finanzas de Correa en Ecuador, es el artífice responsable del diseño de la actual política económica del país. “Otro componente del Plan Rivera, a parte de la severa restricción monetaria, es una indolente y draconiana austeridad fiscal en una economía en recesión, y que en 2021 se tradujo en una disminución sin precedentes de las remuneraciones de los trabajadores activos y los pensionados de Venezuela”. Mientras, vale la pena preguntarse: ¿Cuál será el músculo financiero que apoyará la actividad económica cuando se reactive?

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José Guerra | 31 enero 2022

Patricio Rivera quien fue ministro de Finanzas durante el gobierno de Rafael Correa en Ecuador es el responsable del diseño y aplicación de la política económica en Venezuela. El señor Rivera fue traído como especie de lanzador relevista ante los sucesivos fracasos de quienes estuvieron a cargo de los ministerios de Finanzas y Planificación. Y es que desde que salió Jorge Giordani de la jefatura del Gabinete Económico en 2014, este quedó literalmente acéfalo tras la política de ensayo y error seguida por Nicolás Maduro con personas que duraban menos de un año en los cargos. Lo cierto es que hasta que asumió Rivera, no había quien pusiera concierto en el desconcierto. Antes el Gobierno había intentado con Alfredo Serrano Mancilla, importado desde Podemos en España, quien resultó caro y malo.

El Plan que ha llevado a cabo Rivera, pero que no se ha anunciado, es claramente de carácter contractivo. Este ha consistido esencialmente en procurar la estabilidad del tipo de cambio con el objeto de derrotar la hiperinflación, lo cual fue más que evidente durante 2021. Para estabilizar el tipo de cambio en el contexto de una economía que literalmente no tiene reservas internacionales y con una demanda por la moneda nacional en su nivel más bajo, Rivera ha recurrido a la imposición de un encaje bancario -al principio de 100% y posteriormente bajado a 85%- con el objeto de aniquilar el crédito bancario, bajo el supuesto que ese crédito otorgado por la banca se dirigía a la adquisición de divisas. Igualmente, esa medida perseguía que los empresarios trajeran sus dólares para autofinanciarse. Todo ello ha venido a reforzar el enanismo que sufre la banca venezolana el cual se viene observado con mayor énfasis desde 2014, como expresión de la caída de la intermediación financiera producto de la depresión de la economía. Lo cierto es que, literalmente hablando, el crédito en Venezuela no existe y el Producto Interior Bruto (PIB) del sector financiero cayó 90% entre 2019 y 2014, según la última cifra publicada por el Banco Central de Venezuela (BCV). Así, la banca ha cerrado en ese lapso casi la mitad de sus oficinas y despedido a buena parte de sus trabajadores. Cuando corresponda reactivar la economía, no va haber banca con músculo para apoyar la actividad económica.

“Sobre los golpeados hombros de la clase trabajadora venezolana es donde ha recaído el peso del programa económico de Patricio Rivera”

Otro componente del Plan Rivera, a parte de la severa restricción monetaria, es una indolente y draconiana austeridad fiscal en una economía en recesión y que en 2021 se tradujo en una disminución sin precedentes de las remuneraciones de los trabajadores activos y los pensionados de Venezuela. Con una inflación oficial de 686% en 2021, los salarios se ajustaron menos de 100%. De esta manera, ha sido sobre los golpeados hombros de la clase trabajadora venezolana donde ha recaído el peso del programa económico de Patricio Rivera.  Finalmente, Rivera ha forzado la dolarización de los principales precios de los bienes y servicios de la economía, menos los salarios. Así, la gasolina, el agua, la electricidad, la telefonía y los servicios de notarías registros han experimentado alzas descomunales, tras haber estado congeladas sus tarifas por la acción demagógica que inauguró Hugo Chávez a partir de 1999. Obviamente, Rivera se percató de lo obvio al aconsejar a Maduro que dejara correr la dolarización porque ello, ciertamente, permitiría un mayor nivel de transacciones en la economía. Se ha creado así la Venezuela de los bodegones, sin tracción productiva pero que crea el espejismo de que hay mayor dinamismo de la economía. Ese tipo de dolarización, como era de esperarse, ha acentuado la ya existente inequidad en Venezuela.

Los datos del Observatorio Venezolano de Finanzas para 2021 sugieren que la economía creció aunque sin alcanzar los niveles prepandemia. Pero cuando se detalla con cuidado las cifras es notorio se ese crecimiento obedeció fundamentalmente al aumento, desde el foso, de la producción petrolera. La industria, el sector agroalimentario y la banca cerraron el año en estado de postración. Cortar la hiperinflación acabando con la manufactura, el sistema financiero, el agro y deprimir los salarios, es algo para lamentarnos, no para alegrarnos.

*Diputado por Caracas electo en 2015. Profesor asociado
Escuela de Economía UCV.

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La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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