En la aldea
08 febrero 2025

Venezuela 2022: Una apertura económica que no trae democracia ni erradica el hambre ni la desigualdad

La Gran Aldea organizó un foro con los expertos Henkel García, Paola Bautista de Alemán, Benigno Alarcón y Susana Raffalli para analizar el escenario económico, político y social que este año enfrentará el país. ¿Qué opciones tiene el gobierno de Nicolás Maduro para intentar reflotar la economía nacional sin necesidad de admitir una reforma política?, ¿continuará con el mismo esquema de apertura económica a sabiendas que es insuficiente para mitigar la pobreza?, ¿se está normalizando el sufrimiento en Venezuela?

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Pedro Pablo Peñaloza | 24 febrero 2022

Una apertura económica insuficiente para mitigar la desigualdad y la pobreza. Un gobierno que avanza en su proceso de autocratización ante una oposición dividida. Y una Emergencia Humanitaria Compleja que se ha hecho cotidiana hasta el punto de dar paso a una “normalización del sufrimiento”.

Esta es la fotografía del país que arrojó el Foro “La situación de Venezuela hoy y las perspectivas para el año 2022”, realizado este martes 24 de febrero por el sitio web La Gran Aldea y en el que participaron el director de la firma Econométrica, Henkel García, los politólogos Paola Bautista de Alemán y Benigno Alarcón, y la experta en seguridad alimentaria y nutrición pública, Susana Raffalli.

García destacó que desde 2018 Venezuela experimenta una apertura económica que ha generado “un crecimiento desigual e insuficiente”. El analista e instructor en finanzas resaltó que este periodo ha estado marcado por la desaceleración de la inflación y la contención del tipo de cambio. “Si sigue esta tendencia de disciplina fiscal y monetaria que ha tenido el Gobierno, pudiéramos terminar 2022 con una inflación de dos dígitos”, sostuvo García, quien resaltó que el régimen chavista está creando “las condiciones para que la recaudación fiscal aumente en términos reales, cosa que no pasaba desde hace bastante tiempo”.

Margen de maniobra

¿Qué opciones tiene el gobierno de Nicolás Maduro para intentar reflotar la economía nacional sin necesidad de admitir una reforma política? “Que haya una mejora en los servicios básicos, una expansión del crédito bancario, y un incremento de la producción y exportación petrolera”, contestó García.

A pesar de la leve mejoría que atraviesa la economía venezolana, García subrayó que el país solo saldrá de la “postración” con un “cambio político y un arreglo institucional profundo”, escenario que no ve posible en el corto plazo. “Venezuela como sistema es disfuncional, tenemos un régimen que es muy presidencialista y un Estado que maneja muchísimos recursos, lo que anula al ciudadano y lo hace propenso al control estatal. Nos hace falta una sociedad más consciente, más sólida, que sirva de contrapeso al Estado”, enfatizó.

Sin Glasnost

Bautista de Alemán comentó que “estamos viviendo un proceso de reformas económicas no acompañadas de reformas políticas”. Tomando como referencia el proceso que desembocó en la disolución de la Unión Soviética, la presidenta del Instituto de Estudios Sociales y Políticos FORMA señaló: “Estamos ante una Perestroika criolla sin Glasnost, esto tiene un techo de crecimiento que si bien gotea a algunos sectores, no es capaz de subsanar la pobreza y la desigualdad”.

La doctora en Ciencia Política apuntó que “la oposición se encuentra en un terreno difuso”, donde surgen preguntas sobre su identidad y capacidad de representación. Frente a esta realidad, indicó que las fuerzas que enfrentan al Gobierno deben “construir la representación real apalancadas en las distintas instancias que hacen vida en la comunidad política” como los partidos, gremios, sindicatos y demás organizaciones de la sociedad civil.

Consultada sobre las enseñanzas que dejó el triunfo de la oposición en las elecciones del estado Barinas, Bautista de Alemán respondió: “Aprender la lección pasa por observar que el régimen también se equivoca y que si aprovechamos las equivocaciones, es probable que eso pueda servir para avanzar”. Sin embargo, acotó que “una cosa es el comportamiento cuando está en juego el poder local y otra cuando está en juego el poder nacional”.

Línea dura

Creo que el régimen sigue avanzando en su proceso de autocratizacion, tratando de cooptar a sectores políticos, económicos y sociales para que entren en el juego de los reacomodos a cambio de que no mantengan una actitud permanentemente beligerante contra el Gobierno”, opinó Alarcón, quien observa que Nicolás Maduro se ha limitado a ejecutar cambios pragmáticos y coyunturales para sobrevivir en el poder.

Para el director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello, las tensiones entre los sectores radicales y moderados de la oposición amenazan con provocar una ruptura que pondría a todos en una posición de “extrema debilidad”. “Si el Gobierno llega a las elecciones presidenciales de 2024 con una oposición dividida, dará todas las condiciones. Como eso no es lo que va a pasar, lo que es predecible es que vamos a tener una elección sin condiciones”, adelantó.

Con respecto al impacto que tendrá sobre la política venezolana el conflicto entre Rusia y Ucrania, Alarcón expuso: “En la medida en que los rusos se fortalezcan, el gobierno de Venezuela va a tender a radicalizarse, mientras que en la medida en que el gobierno ruso retroceda, Venezuela se sentirá más vulnerable”.

Desde adentro

Bautista de Alemán y Alarcón se refirieron a las negociaciones que han permitido a personas relacionadas con la oposición incorporarse a la estructura del Estado chavista, como en el caso del Consejo Nacional Electoral (CNE), hecho que podría repetirse con la renovación del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).

La profesora alertó que esto puede ser “peligroso” porque “puede generar un ambiente de simulación democrática que haga más lento el camino hacia la liberación”. A su juicio, el chavismo mueve sus fichas para procurar un reequilibramiento del régimen.

Esas negociaciones tienen una lógica clientelar, tratando de cooptar a sectores políticos, económicos y sociales para que entren en el juego de los reacomodos a cambio de que no mantenga una actitud beligerante contra el Gobierno. Una parte importante de los actores se suman al juego porque no encuentran algo mejor que hacer”, razonó Alarcón.

Desnutridos

Raffalli aseveró que Venezuela sigue padeciendo “una de las emergencias humanitarias de mayor intensidad en el mundo”, ahora caracterizada por el incremento del “desplazamiento interno” producto de “la violencia desencadenada por grupos irregulares, y la búsqueda de servicios básicos” además de razones económicas que llevan a las personas a trasladarse a zonas vulnerables como el Arco Minero del Orinoco, al sur del país.

Apoyándose en estudios locales e internacionales, la asesora global en Seguridad Alimentaria de Emergencia afirmó que 7,8 millones de venezolanos -27% de la población- están subalimentados y que tras la pandemia por la COVID-19 la desnutrición infantil escaló hasta 17%, al tiempo que 30% de los niños que son atendidos en los programas nutricionales registran retardo en el crecimiento. “La escala del déficit nutricional ha alcanzado y se ha mantenido por encima de los umbrales internacionales consistentes con una crisis de salud pública”, explicó la nutricionista que apoya la labor de Cáritas Venezuela.

Raffalli denunció la “criminalización de los actores humanitarios” que operan en el país en contraste con la “tolerancia” que existe ante las prácticas de la economía ilegal y los grupos criminales desplegados en todo el territorio nacional. Además, llamó la atención sobre la “escalada de la desigualdad”, el rezago de los derechos económicos y sociales, y “la disminución de la escala del financiamiento humanitario”.

Tras cuestionar la calidad y los criterios de distribución de los CLAP -bolsas de comida que distribuye el Gobierno chavista a precios subsidiados-, Raffalli advirtió que Venezuela presencia “la normalización de la precariedad, se está normalizando el sufrimiento”.

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La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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