En la aldea
24 abril 2024

Alonso Moleiro: “Me molesta la frivolidad frente a las situaciones graves de la vida”

Una conversación amena donde coincidieron Mario Vargas Llosa, Jorge Luis Borges, Don Quijote, John Lennon y Vincent van Gogh. Admira la “claridad y audacia” de Simón Bolívar. ¿De los amigos? La nobleza y la honestidad. Le hace feliz viajar y despertar sin prisas. Y nos confirma que “el humor es una defensa que uno tiene y un recurso de todos los días”.

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Alejandro Hernández | 22 abril 2022

-¿Cuál es el rasgo que más define su carácter?
-Los matices, los aprecio mucho y me definen.


-¿Qué es lo que más valora de sus amigos?
-La nobleza y la honestidad, pero no pretendo que mis amigos sean perfectos. Todos nos equivocamos, pero yo aprecio en la amistad las mismas cosas que valoro para mí mismo, como la sinceridad.


-¿Cuál es su principal defecto?
-Tengo muchos, pero pienso que varios de ellos están atados a uno solo, y es que soy muy caído de la mata. Tengo un problema grave con la atención y eso me ha hecho cometer errores o no valorar determinadas situaciones. Con el tiempo he ido mejorando un poco lo despistado que soy.


-¿Qué cualidad aprecia más en una pareja?
-Los atributos profesionales son muy atractivos, la gente que es competente, que tiene pasiones. Me gustan mucho las mujeres lectoras, como mi esposa Lisseth Boon. Y bueno, tener humanidad y empatía con los demás, eso también es importante. La belleza puede ser engañosa, uno, a veces, tiende a creer que la gente linda es buena; y eso no siempre es así.


-¿Cuál es su ideal de felicidad y por qué?
-Viajar, conocer personas, ciudades e historias me hace feliz. Otra cosa que me genera felicidad es tener tiempo disponible o levantarme y saber que no hay nada que hacer; a mí los compromisos me producen cierta ansiedad.


-¿Cuál sería su mayor desgracia?
-A las desgracias es mejor no estarlas invocando para que no vengan; pero haría votos por conservar a mi familia y afectos, y también por alejarme de cualquier evento que derrumbe mi credibilidad pública o me haga entrar en algún entredicho moral.


-¿Quién es su autor favorito y por qué?
-Mario Vargas Llosa es un autor que valoro muy especialmente. También a Jorge Luis Borges y otros clásicos, pero me quedo con Vargas Llosa porque es un intérprete increíblemente agudo del mundo contemporáneo y la realidad actual. Es un novelista sobresaliente y me gusta como mezcla el compromiso cívico con la obra literaria.


-¿Cuál es su héroe o heroína de ficción?
-Don Quijote de La Mancha. Es un personaje tan bien desarrollado que se volvió un arquetipo universal. Es el prototipo humano de la perseverancia, el amor a la causa del prójimo, del apego a la justicia. Además, tiene un lado tragicómico y un delirio, que representa a la vida misma, que está llena de situaciones insólitas e hilarantes. Don Quijote es un personaje de una ternura y al mismo tiempo de una valentía conmovedora, por eso siempre estará con nosotros. Es uno de los pocos libros que me ha hecho llorar cuando termina. Por cierto, muy citado por gente que jamás se ha leído el libro.


-¿Quién es su músico favorito?
-John Lennon.


-¿Y su pintor preferido?
-Vincent van Gogh.


-¿Qué es lo que más detesta?
-Me revienta el oportunismo, la ubicuidad moral, la crueldad y la corrupción. Me molesta especialmente la frivolidad frente a las situaciones graves de la vida.


-¿Su héroe o heroína de la vida real y por qué?
-No creo que tenga un héroe en la vida real, porque no comparto eso del culto al heroísmo. Sí hay gente que admiro mucho, pero he tratado siempre de meterlas en el contexto humano y no deificarlas. Admiré muchísimo a mi papá Moisés Moleiro, por ejemplo.


-¿Un hecho militar que valore?
-No me gustan mucho los militares, ni lo militar, pero valoro la gesta militar de Simón Bolívar que, aunque tuvo etapas muy crueles, fue bastante sobresaliente. La claridad y audacia que tuvo en sus mejores momentos me producen una genuina admiración.


-¿Qué virtud desearía poseer?
-Me habría gustado tener talento musical porque vengo de una familia de músicos, pero mi papá era sordo y nosotros también salimos sin oído.


-¿Una reforma que admire?
-A mí, por definición, me gustan las reformas, me considero un reformista; creo que el cuerpo legal debe estar permanentemente ajustándose a las demandas de la sociedad, que siempre va a tener nuevos nortes que conquistar. En este momento, la despenalización de la marihuana o las drogas blandas, los derechos de género y de las minorías, son reformas muy interesantes.


-¿Cómo le gustaría morir?
-Muy viejo, lo más que se pueda y me gustaría no darme cuenta. Quisiera irme sin encararme con lo que significa eso y de una forma indolora; no sé si estoy pidiendo mucho (¡Jeje!).


-¿Cuál es el estado más común de su ánimo?
-Últimamente pienso en la muerte, en el paso del tiempo y en que somos pasajeros; son temas que me vienen a la cabeza ahora que tengo cincuenta años. Sin embargo, doy mi pelea diaria por salir a la calle, pasarla bien, hacer las cosas correctamente y ponerle pasión a lo que hago. Diría que el humor es una defensa que uno tiene y un recurso de todos los días.


-¿Qué defectos en la gente le inspiran indulgencia?
-A mí no me gusta negarle la oportunidad a la gente que no es tan buena de que aprenda, se incorpore o mejore. El perfeccionismo es un defecto fastidioso que puedo perdonar también. No me gusta tiranizar a nadie cuando trabajo, ni andar con las actitudes despóticas que tienen algunas celebridades, eso me parece despreciable.


-¿Tiene un lema o una máxima?
-No perder la empatía con quienes están mal, son pobres o necesitan ayuda, ese es un ideal de vida. Mi respuesta a la pregunta sería: no perder la humanidad.


-Si tuviera la oportunidad de viajar en el tiempo y traer de vuelta a una persona, ¿a quién escogería?
-A los Beatles, me habría gustado verlos en concierto.


-¿Qué palabra eliminaría del diccionario?
-Creo que no eliminaría ninguna.


-¿Cuál es su placer culposo?
-Me gusta mucho el yogurt dulce que venden en las panaderías, y lo tomo descontroladamente.


-¿De qué se arrepiente?
-De haber lastimado gente en el pasado sin querer y por errores humanos. Eso siempre pega y uno no debe decir que no se arrepiente de nada, porque es un signo de vanidad. Siempre erramos y, a veces, hay que cargar con los errores.


-¿Un sabor que le recuerde a su infancia?
-El quesillo.


-¿Una ciudad por la que sienta afecto y por qué?
-Barcelona, en España, siento un gran afecto por esa ciudad porque ahí inicié el noviazgo que terminó en mi matrimonio, y allá fuimos muy felices varios meses.

*Las preguntas pertenecen al “Cuestionario Proust”, una herramienta siempre vigente cada vez que los entrevistadores quieren conocer desde otro punto de vista a los entrevistados.

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La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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