En la aldea
12 febrero 2025

El Béisbol en Venezuela: Torneo Rotatorio de 1953, Caracas y Maracaibo frente a frente

Con la idea de unir a los equipos rivales de oriente y occidente en un formato que permitiera mantener viva la pelota en ambas regiones, nació el Torneo Rotatorio. Leones, Magallanes, Gavilanes y Pastora se enfrentarían en una campaña que mediría a estas novenas alternando las sedes entre ambas capitales. El Torneo Rotatorio contaría con 152 encuentros, y series particulares de 26 enfrentamientos. Esto significaba que aquella temporada cada equipo disputaría 78 duelos, el número más alto en la historia de la LVBP hasta hoy en día. El 10 de octubre de 1953 se dio la voz de “play ball” del Torneo Rotatorio. ¿el ganador del encuentro? Pastora fue el campeón, liderando la ruta de punta a punta, con 48 triunfos.

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El 11 de abril de 1953 el país dejó de llamarse Estados Unidos de Venezuela. Marcos Pérez Jiménez inauguraba la nueva denominación: República de Venezuela. Lo hacía como presidente provisional. Seis días después fue proclamado como presidente constitucional, y el 19 de abril pronunció un discurso en el que deja claro su doctrina del nuevo ideal nacional y el costo que tendría todo acto que fuese considerado como una amenaza para alcanzarlo.

El béisbol profesional en el país tenía algunos años enfrentando problemas financieros. El dominio del Cervecería a finales de los ‘40 había hecho perder el interés de la fanaticada por asistir al estadio. Luego de la muerte de Carlos Delgado Chalbaud en 1950 y el ascenso de Pérez Jiménez al poder en rol protagónico, la creciente represión que se desató en el país atentó también contra la taquilla del béisbol profesional. Cuando el dictador asumió de manera formal la presidencia en 1953, la ola de persecuciones y arrestos tomó una nueva dimensión.

Las cuentas de los equipos no andaban bien: los libros mostraban cifras en rojo. Como suele suceder, la soga revienta por el lado más débil, y en este caso ese lado era Patriotas de Venezuela y Sabios de Vargas. Luego de la temporada 52-53 los dueños de estos dos equipos anunciaron la decisión de no inscribir sus nombres para la siguiente zafra. La continuidad de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP) estaba en peligro.

“Pastora había alcanzado el objetivo que persiguió con la apuesta en una nómina de alto valor que muchos recuerdan como la mejor que haya tenido equipo alguno en Venezuela”

Algo similar ocurría en occidente. Desde 1932 -con una pausa de cinco años entre 1941 y 1946- el Zulia contaba con la Liga Zuliana de Béisbol de Primera División, en la que se habían formados importantes peloteros y en la que dos equipos, Gavilanes BBC y Lácteos de Pastora, mantenían una rivalidad similar a la de Caracas y Magallanes en la LVBP, con ribetes quizás más dramáticos que en la capital. Al igual que lo que sucedía con el Estadio Universitario, en la Liga del Zulia los equipos compartían una misma sede. Pues, al mejor estilo de los hooligans del fútbol, cuando se enfrentaban Gavilanes y Pastora el estadio se dividía en dos sectores, el derecho para los rapaces y el izquierdo para los lecheros, bajo un acuerdo implícito en el que ningún fanático osaba invadir el lado del contrario, así se tratase de su propia familia.

Gavilanes tuvo su origen en el sector La Ciega, en las riberas del Lago de Maracaibo, cuando en 1926 el deportista Luis Alejandro Blanco Chataingfundó el club Atlético B.B.C. con la participación como jugadores de dos hermanos destinados a hacer historia en la región: Ernesto y Luis Aparicio. Este club se disolvió en 1928 y los Aparicio decidieron armar el club “Los Muchachos”, que más adelante se convirtió en “Gavilán”, para que finalmente el nombre derivase en “Gavilanes”.

Por su parte, el Pastora nació en el barrio Bella Vista bajo el nombre de Marroquíes o Regionales, de manos de los trabajadores de un matadero. De inmediato, el equipo se hizo popular en el sector. Un año más tarde, en 1930, estas divisas protagonizaron un primer encuentro que lejos de acercar a los dos sectores inició una rivalidad que creció hasta protagonizar luchas que trascendían el terreno de juego. Se habla incluso de fanáticos que fallecieron como consecuencia de aquellos enfrentamientos extradeportivos. La importancia que adquirieron estos equipos llevó a Luis Unseín, hacendado propietario del lactucario donde se envasaba la leche La Pastora, a patrocinar el equipo Marroquíes, que entonces pasó a llamarse La Pastora.

“Los lácteos lograron ganar 48 encuentros y sacaron una ventaja de siete juegos y medio al Magallanes, que con 39 victorias ocupó el segundo lugar”

El 27 de diciembre de 1931 Gavilán y La Pastora se enfrentaron de nuevo, esta vez en el Estadio Belén y en el marco de un torneo en el que participaban cinco equipos. El juego lo ganó Gavilán cuatro por cero, que también terminó conquistando la corona por encima de La Pastora, Lucky Strike, Sport y Chesterfield. Al crearse en 1932 la Liga Zuliana de Béisbol de Primera División, la rivalidad entre estos dos equipos continuó consolidándose ahora bajo el nombre de Gavilanes y Pastora y como sede el Estadio del Lago.

Con el tiempo los problemas financieros alcanzaron al béisbol del Zulia. Los más afectados fueron los otros dos equipos que para 1953 conformaban la Liga: Racing y Orange Victoria. La rivalidad Gavilanes-Pastora era saludable y atraía público y con ello publicidad, lo que no ocurría con el resto. La pelota de mayor nivel en la región empezó también a correr el peligro de colapsar.

De esta manera, la situación que aquejaba al béisbol organizado en ambas plazas, aunque lamentable, tuvo su lado positivo pues acercó a las dos ligas, la central y la de occidente, y las puso a trabajar en un proyecto conjunto que brindó a la población una experiencia con fragancia fresca e inédita. La idea era sencilla: los sobrevivientes, los grandes rivales de la capital y los grandes rivales de Maracaibo, se unirían en un formato que permitiera mantener viva la pelota en ambas regiones. Así nació el Torneo Rotatorio. Leones, Magallanes, Gavilanes y Pastora se enfrentarían en una campaña que mediría a estas novenas alternando las sedes entre Caracas y Maracaibo, por primera vez de manera formal.

“En tercero llegó Gavilanes con 34 triunfos, mientras que el Caracas culminó último con 33 conquistas”

Los equipos del Zulia eran competitivos, pero necesitaban más. Para afrontar el reto, estas divisas se reforzaron de inmediato con jugadores que quedaron cesantes con el retiro del Vargas y el Venezuela, además de algunos jugadores producto de los movimientos que todo aquello originó en las nóminas de Leones y Magallanes. Los equipos aprovecharon también la cuota que fijó la liga de nueve importados para fortalecer sus novenas.

El que mejor se movió en el terreno de las negociaciones fue, sin duda, el Pastora, que logró armar un verdadero trabuco entre refuerzos locales e importados. Al Pastora se unieron Bell Dickson y Luis Romero Petit del Venezuela; Rafael García, Pedro Rodríguez y Hernán Sánchez del Vargas; José “El Carrao” Bracho y Luis Oliveros del Caracas; y Francisco Contreras del Magallanes. Entre la legión de importados que vistió la camisa de los Lácteos esa temporada están Ed Bailey, Johnny Temple y Wally Moon, quienes venían de debutar en las Grandes Ligas, los dos primeros con Cincinnati y el tercero con San Luis, y que luego permanecieron 14, 12 y 12 años respectivamente brillando en Las Mayores. También se unieron al equipo veteranos grandes ligas de la talla de Vern Benson (San Luis), Tommy Byrne (Yankees), y Howie Fox de Baltimore, además del cubano de los Gigantes de Nueva York, Napoleón Reyes. Eso sin contar con otros de “menor rango”, todos jugadores consolidados del Triple A del sistema de la Major League Baseball (MLB).

Gavilanes, por su parte, se hizo de los servicios de Carlos Ascanio del Venezuela; Nelson Bobb y Dalmiro Finol del Caracas; Adolfredo González y Alejandro “Patón” Carrasquel del Magallanes; y Emilio Cueche, Oscar Solórzano y el sobrino del “Patón”, Martín Carrasquel, del Vargas. En el mercado de importados, aunque la nómina era interesante, la de Gavilanes era inferior a la potente pesca que realizó Pastora. La mayoría de los peloteros que los rapaces trajeron del norte pertenecían a la organización de los Indios de Cleveland. Entre ellos destacaban Art Houtteman, Jim Lemon y Hank Foiles, quienes tuvieron carreras de 14, 12 y 12 años respectivamente en Las Mayores. El resto de la importación estuvo conformada por jugadores de las ligas menores, la mayoría de ellos de categorías inferiores al Triple A, con algunos que incluso no formaban parte del sistema de la MLB.

“Entre los hechos históricos que dejó el Torneo Rotatorio para los libros de béisbol se encuentra el debut profesional de nuestro, hasta el presente, único pelotero inmortal en el Salón de la Fama de Cooperstown: Luis Aparicio”

El Torneo Rotatorio contaría con 152 encuentros, con series particulares de 26 enfrentamientos. Esto significaba que aquella temporada cada equipo disputaría 78 duelos, el número más alto en la historia de la LVBP hasta hoy en día, ya que para la época la cantidad de juegos que realizaba cada novena rondaba los 55 partidos, cifra que aumentó luego de la expansión en 1965 a cantidades alrededor de los 60 partidos.  

El 10 de octubre de 1953 se dio la voz de “play ball” del Torneo Rotatorio. Las acciones iniciaron en simultáneo en el Estadio Universitario de la UCV y en el Estadio Olímpico de Maracaibo (hoy Alejandro Borges), construido en 1945 y en el que en su año inaugural los marabinos pudieron admirar a las estrellas de la Negro League de los Estados Unidos bajo el nombre de America All-Star, en la visita que nos hicieron para tomar parte del torneo bautizado como “Serie Monumental”.

En la capital se enfrentaron Leones y Magallanes, mientras que en el Zulia lo hicieron Pastora y Gavilanes. La novedad pretendía entusiasmar a los fanáticos de ambas ciudades, que además de disfrutar de 26 duelos entre las novenas rivales de cada plaza, tendrían la oportunidad de ver los duelos entre sus equipos y las franquicias visitantes. Sin embargo, la fórmula no tuvo el éxito esperado. El proyecto tenía costos asociados a la movilización de los equipos y a los viáticos y alojamiento de los jugadores cuando visitaban otra sede. Además, la entrada a los estadios en Caracas era buena para los juegos entre los rivales de casa; pero caía de manera importante cuando estos enfrentaban a los de occidente, situación similar a lo que ocurría con el Venezuela y el Vargas. En Maracaibo las cosas marchaban mejor. La expectativa por ver a los equipos centrales probó ser mayor en el Zulia.

El Torneo Rotatorio avanzó sin mayores contratiempos y el Pastora se proclamó campeón liderando la ruta de punta a punta. Los lácteos lograron ganar 48 encuentros y sacaron una ventaja de siete juegos y medio al Magallanes, que con 39 victorias ocupó el segundo lugar. En tercero llegó Gavilanes con 34 triunfos, mientras que el Caracas culminó último con 33 conquistas. Pastora había alcanzado el objetivo que persiguió con la apuesta en una nómina de alto valor que muchos recuerdan como la mejor que haya tenido equipo alguno en Venezuela.

Esta fue la única ocasión en la que se celebró un torneo bajo este formato. La temporada siguiente Leones y Magallanes hicieron esfuerzos por revivir el formato tradicional de la LVBP. Ante esta situación, en el Zulia se fundó una nueva liga, la Liga Occidental de Béisbol Profesional (LOBP), mientras que en Caracas Patriotas de Venezuela se reincorporaba a la LVBP y un nuevo representante de La Guaira, el Santa Marta BBC, debutó en lo que sería su única temporada en la Liga.

Total, nada dura para siempre. Ni siquiera el reinado de Elizabeth II será eterno, quien por cierto fue coronada ese mismo año en la Abadía de Westminster como soberana del Reino Unido, mientras que su primogénito y heredero esperaba en casa -cosa que tiene casi 70 años haciendo.

Entre los hechos históricos que dejó el Torneo Rotatorio para los libros de béisbol se encuentra el debut profesional de nuestro, hasta el presente, único pelotero inmortal en el Salón de la Fama de Cooperstown: Luis Ernesto Aparicio Montiel. Esa es una historia bonita de la que hablaremos en la próxima entrega.

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