En la aldea
16 septiembre 2024

Más allá del 21N: La gestión como nueva arena del conflicto

En el contexto de las negociaciones que se han venido desarrollando en México, “entre las estrategias del oficialismo y la oposición hay un elemento común, la necesidad de utilizar la gestión como palanca para lograr objetivos políticos”. Como consecuencia, el autor señala que “es probable que en los próximos meses se observen algunas mejoras marginales en el día a día de los venezolanos, que serán presentadas como grandes logros de gestión”; sin olvidar que “Venezuela se encuentra entre los países más corruptos del mundo, con alto grado de fragilidad”. Mientras, “por otro lado, implica un reto muy grande de coherencia y paciencia, la ruta de la gestión como estrategia para ganar terreno político es de largo aliento”.

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Diego Lombardi | 22 septiembre 2021

El diálogo en México entre el Gobierno de Venezuela y la Plataforma Unitaria marca el regreso de la política como centro de la disputa por el poder que hay en el país. Más allá de algunos actores y las intenciones socavadas que puedan haber, lo cierto es que la narrativa del conflicto ha cambiado, entre otras cosas se ha tomado conciencia que la salida a la crisis será larga y compleja, algo que se podría prever pero que no coincidía con la estrategia del “cese a la usurpación”. Pero este cambio no debe engañar a nadie, es más  producto de nuevas circunstancias que de convicción, y por lo tanto es más táctico que estratégico.

El gobierno de Nicolás Maduro necesita acceder a recursos internacionales, no solo bajo la figura de ayuda humanitaria o activos de la nación, sino de inversión. Ya China ha empezado a dar los primeros pasos para reactivar la producción petrolera, y seguramente otras áreas estratégicas y con potencial serán receptoras de nuevas inversiones extranjeras una vez que se reconozca al gobierno de Maduro, lo que si bien no se ha hecho oficialmente al menos en las negociaciones es presentado como tal. En ese sentido, todo indica que el esfuerzo del oficialismo está enfocado en acceder a recursos, presumiblemente para tener mayor margen de maniobra en su gestión de cara a unas eventuales elecciones presidenciales.

“Todo indica que el esfuerzo del oficialismo está enfocado en acceder a recursos, presumiblemente para tener mayor margen de maniobra en su gestión de cara a unas eventuales elecciones presidenciales”

Por el lado de la oposición el regreso a la arena de la política con énfasis en lo electoral es el resultado directo del fracaso de una estrategia que no rindió los frutos esperados. Se sabe que dentro de la oposición hay varias corrientes, unas más o menos con tendencia al camino electoral y otras más orientadas a la confrontación; por ahora el péndulo se ha vuelto a inclinar hacia la primera “doctrina”, hay que ver si se mantiene o si el péndulo regresará al enfoque más orientado al quiebre. Lo cierto es que por ahora la oposición transitará la ruta electoral, con la carga encima de haber estado alejado de ella por tres años, y retando las bases de su discurso durante dicho período.

Entre las estrategias del oficialismo y la oposición hay un elemento común, la necesidad de utilizar la gestión como palanca para lograr objetivos políticos. En base a esto, y con el hecho probable que el país tenga cierta inyección de recursos durante los próximos meses, es factible pensar que se observen algunas mejoras, al menos en apariencia. Las alcaldías probablemente hagan algunas labores de limpieza y embellecimiento de espacios públicos, las gobernaciones quizás contribuyan con algunos programas sociales, y el Gobierno central seguirá con sus acciones orientadas a vincular gestión con lealtad política. En ese nuevo contexto sin duda la ciudadanía agradecerá “un respiro”.

“El reto para lograr el rescate de la política a partir de la gestión es grande, más cuando el Estado ha perdido su músculo de gestión, habiéndose convertido en un cúmulo de instituciones ineficientes”

Lo positivo de este nuevo escenario es que los ciudadanos quizás puedan encontrar algún tipo de sosiego, o al menos la percepción de estabilidad (o menos conflictividad). Pero, por otro lado, implica un reto muy grande de coherencia y paciencia, la ruta de la gestión como estrategia para ganar terreno político es de largo aliento, requiere de meses (¿años?) para que a partir de ella se vaya construyendo una salida política a la crisis del país. Esa construcción desde la gestión implica ir ganando espacios de legitimidad en la medida que el Gobierno, en sus distintos niveles, cumpla sus tareas. Es pues a través de una mayor capacidad del Estado que el ciudadano se podrá ir reconciliando con la política.

El reto para lograr el rescate de la política a partir de la gestión es grande, más cuando el Estado ha perdido su músculo de gestión, habiéndose convertido en un cúmulo de instituciones ineficientes, y bajo un enfoque asistencialista. Además, Venezuela se encuentra entre los países más corruptos del mundo, con alto grado de fragilidad, y con una calidad del gobierno baja. En ese contexto, es probable que en los próximos meses se observen algunas mejoras marginales en el día a día de los venezolanos, que serán presentadas como grandes logros de gestión. Sin duda revertir la tendencia decreciente del país es algo positivo, pero riesgoso si se estanca en una nueva realidad alejada del potencial real de Venezuela.

@lombardidiego

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