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13 noviembre 2024

El Béisbol en Venezuela: El Magallanes regresa a la cima

En la décima temporada de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional, 1954-1955, el Magallanes ganó diez juegos consecutivos en enero y asaltó la punta de la tabla de clasificación que ocupaban los Leones. Así, los de Catia levantaron por tercera vez la corona de la LVBP en una temporada que marcó el retiro de Vidal López, uno de los peloteros más completos nacidos en el país. Ese año marcó también el adiós definitivo de Patriotas de Venezuela, así como del debutante Santa Marta.

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Félix Seijas Rodríguez | 24 septiembre 2021

Dos torres gemelas inmensas se erguían como colosos de mirada altiva construidas para custodiar aquella Caracas que crecía hacia el este. Desde su pedestal, ubicado en El Silencio, podían observarla recién inaugurada Aula Magna de la Ciudad Universitaria, culminada con apremio para albergar la X Cumbre Panamericana de 1954, una nueva vitrina en la que el dictador Marcos Pérez Jiménez se exhibía para la región. Todos los países miembros acudieron al evento, con la excepción de Costa Rica. El general se anotaba otro triunfo. El régimen militar se encontraba en su esplendor.

Las Torres de El Silencio fueron inauguradas el 6 de diciembre de 1954. Sus 28 pisos y 103 metros de altura las convertían en las de mayor elevación del país, distinción que ostentaron durante doce años. Así, el proceso de  modernización de la capital continuaba el rumbo que emprendió desde el inicio de la era postgomecista. La Bandera Nacional también sufría cambios: ahora tendría que llevar el escudo a la izquierda, en la franja amarilla.

Un día después de la inauguración de las torres, la Liga Occidental de Beisbol Profesional (LOBP) subía el telón en el Estadio Olímpico de Maracaibo de la mano de empresarios zulianos y del presidente de la National Association of Professional Baseball Leagues (NAPBL) de los Estados Unidos, George Trautman. Ahora la pelota organizada local tenía dos ejes con conexiones formales con el béisbol del norte: Caracas y Maracaibo. El Pastora se llevó el torneo inaugural de la LOBP, que por cierto fue también el único que logró en los nueve años en los que la Liga estuvo operativa.

“Aquel año Darío Rubinstein conquistó el premio Novato del Año, distinción que hasta el momento había probado ser un buen termómetro para señalar a las estrellas del futuro”

Por su parte, en la capital empezaba la décima temporada de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP), 1954-1955. El Vargas había desaparecido y en su lugar el Santa Marta, en representación de La Guaira, se estrenaba en la LVBP. Bueno, ya sabemos que aquello fue debut y despedida. El Santa Marta terminó aquella temporada en el sótano y desapareció de inmediato.

Al Patriotas de Venezuela tampoco le fue bien. Una vez más el equipo quedaba relegado detrás del Caracas y Magallanes. El torneo se disputó entonces de manera viva entre los eternos rivales. En diciembre de 1954, Magallanes marchaba en el sótano de la tabla de posiciones, mientras que los Leones disfrutaban de la cima. La catástrofe era inminente para los turcos, por lo que Don Carlos Lavaud decidió tomar medidas drásticas: el mánager Fred Fitzsimmons, lanzador veterano de 217 juegos ganados en diecinueve años de carrera en Las Mayores, fue cesanteado para traer en su lugar al cubano Lázaro Salazar, quien ya había conducido a los de Catia en lo que hasta el momento eran sus únicos dos títulos en la LVBP. De hecho, en el primero de estos dos campeonatos ganados, temporada 1949-1950, Salazar había sido convocado también cuando la situación ya era precaria, y al ser superada de manera milagrosa, en toda Caracas empezó a correr de boca en boca la expresión bíblica “Lázaro, levántate y anda”. Pues, una vez más, la misión del cubano era esa, hacer levantar de la tumba al Magallanes. Y lo logró.

Para concretar el nuevo milagro, Lázaro contó con el trabajo de Dalmiro Finol que Lavaud consiguió adquirir de los Leones en la segunda semana de la campaña, cuando este llevaba apenas diez juegos de su novena zafra con el Caracas en la LVBP. Si bien Finol estaba ya en su penúltima temporada en la Liga, aún podía aportar con su veteranía y con la credencial de ser uno de los héroes del 41. Y así lo demostró al ayudar al Magallanes a la conquista del cetro.

“Desde que la Liga se había fundado, el premio [Novato del Año] había sido otorgado nada más y nada menos que a Pompeyo Davalillo, Alfonso “Chico” Carrasquel, José “Carrao” Bracho, Luis “Camaleón” García, Emilio Cueche, y Luis Aparicio (hijo)”

Ese año la novena de Catia contó también con los norteamericanos Bob Skinner, que acababa de debutar en Las Mayores en lo que fue la primera de doce temporadas de éxitos en la Gran Carpa, así como con George Wilson y Bob Lennon -que no John, ese aún tenía catorce años y pasaba sus días en Liverpool soñando en ser un músico rock, como el personaje Miguel de la canción de Frank Quintero, con la diferencia de que Jhon sí tocaba y cantaba, y que a la vuelta de dos años formaría la banda The Quarrymen, que luego, en 1960, se convertiría en The Beatles.

También destacaron aquel año el dominicano Luis Saint Clair, y los criollos Luis “Camaleón” García y Darío Rubinstein, que terminó conquistando esa temporada el premio Novato del Año, distinción que hasta el momento había probado ser un buen termómetro para señalar a las estrellas del futuro. Por ejemplo, desde que la Liga se había fundado, el premio había sido otorgado nada más y nada menos que a Pompeyo Davalillo, Alfonso “Chico” Carrasquel, José “Carrao” Bracho, Luis “Camaleón” García, Emilio Cueche, y Luis Aparicio (hijo).

Así que la distinción recibida por Rubinstein auguraba una carrera estelar, al menos en la LVBP. Darío venía de formar parte importante de la novena amateur que, con Luis Aparicio abordo, había obtenido el subcampeonato en el Mundial celebrado en Caracas en 1953, así como también había sido parte del equipo que conquistó la corona de los VII Juegos Centroamericanos y del Caribe en México en 1954. El joven Darío era un jardinero veloz, a tal punto que el narrador “Pancho Pepe” Cróquer lo apodó como “La gacela negra”. Sin embargo, Rubinstein jugó solo cuatro campañas en la Liga. ¿Por qué? Pues al terminar la temporada de novato el muchacho tomó su premio y se fue a jugar a su tierra natal, Maracaibo, en la recién creada LOBP. Ahí destacó con el Pastora y de inmediato el scout Joe Cambria -sí, el mismo que años atrás firmó al “Patón” Carrasquel- lo llevó a jugar en Las Menores, primero con la filial de los Senadores de Washington, y luego con la de Philadelphia. Ya en 1960 el marabino pasó a la liga mexicana donde formó parte de los Petroleros de Poza Rica, en Veracruz.

“En toda Caracas empezó a correr de boca en boca la expresión bíblica ‘Lázaro, levántate y anda’. Pues, una vez más, la misión del cubano [Lázaro Salazar] era esa, hacer levantar de la tumba al Magallanes. Y lo logró”

Como todo buen hijo regresa a la casa que lo vio nacer, Rubinstein volvió a la LVBP en la temporada 1961-1962. Allí jugó una zafra con los Leones del Caracas, luego otra con Industriales de Valencia (1963-1964), para retirarse con el uniforme de los Cardenales del Lara en la 1965-1966 con tan solo 34 años, según los registros de la MLB, y 36 según afirman varias personas en Venezuela. ¿Quizás otro caso de esos en los que le quitan un par de años a los peloteros para hacerlos más atractivos en el mercado de las Grandes Ligas? Quién sabe. Pero lo cierto es que Darío no podía hacer lo que acostumbra mi profesor, colega y amigo Luis Montero, que afirma que cuando le preguntan la edad siempre le pone unos años de más para que digan: “¡Qué bien se conserva!”.

La fecha que sí se conoce bien es la del 20 de mayo de 1968. Ese día el veterano de las cuatro esquinas se trasladaba a una práctica con su equipo Policía de Trujillo, divisa que empezó a entrenar y a dirigir luego de su retiro del béisbol profesional. Cuando el pelotero transitaba por el sector Sabana de Mendoza el vehículo en el que viajaba se vio envuelto en un accidente que le quitó la vida.

Vaya historia la de este deportista que, con habilidades que lo llevaron a Las Menores en el mejor béisbol del mundo, se las arregló para pasar desapercibido y dejar pocos rastros de lo que fue su carrera. También se fue temprano y con él se llevó la posibilidad de que ocurrieran entrevistas en las que con el transcurrir de los años nos hubiese dejado cientos de anécdotas sobre su vida deportiva, tan curiosa, que incluye una etapa previa al béisbol en la que fue boxeador amateur, período en el que participó en varios torneos nacionales. El mismo “Pancho Pepe” Cróquer narró algunas de sus peleas.

Sí, como ya saben, el Magallanes ganó diez juegos consecutivos en enero y asaltó la punta de la tabla de clasificación que ocupaban los Leones en la temporada 1954-1955. Así, los de Catia levantaron por tercera vez la corona de la LVBP en una temporada que marcó el retiro del “Muchachote de Barlovento”, Vidal López, uno de los peloteros más completos nacidos en el país.

Ese año marcó también el adiós definitivo de Patriotas de Venezuela, así como del debutante Santa Marta. Los cambios continuaban… y en la puerta estaba uno grande. Nos vemos en la próxima entrega.

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La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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