¡Qué año para la pelota criolla resultó 1956! En el campeonato que finalizó en enero de ese año, el debutante, Industriales de Valencia, levantó el título ante la mirada sotanera de un Magallanes que estrenaba dueño. ¿Cómo podrían adivinar tanto la Liga como sus seguidores que estaban por experimentar movimientos aún más fuertes que los vividos en los últimos años?
Luego de terminar en el último puesto en aquella zafra 1955-1956, los nuevos propietarios del Magallanes, liderados por el empresario Damián Gaubeka, decidieron que el negocio del béisbol no era para ellos. La directiva del conjunto se había esforzado en armar una plantilla competitiva, que si bien produjo excelentes resultados individuales, como equipo no carburó. Quizá nunca entendieron qué había marchado mal y eso los desconcertó. Además, las cuentas al final de la temporada no resultaron atractivas para el grupo de empresarios. Así que Gaubeka y sus socios hicieron maletas, dieron por terminado el arrendamiento de la franquicia que habían acordado con Carlos Lavaud, y dijeron adiós.
El timón de los turcos quedaba de nuevo a la deriva. Al acercarse la fecha en la que los equipos debían formalizar su inscripción para la temporada 1956-1957, no se vislumbraba ningún grupo o persona decidida a tomar las riendas. Sin embargo, tanto para la fanaticada como para los directivos del resto de los conjuntos la posibilidad de que aquello no se solucionara era mínima. ¿Cómo podía desaparecer una franquicia como la del Magallanes? Aquello parecía inconcebible. Para ponerlo en perspectiva, imagine que un rumor similar se corriera hoy en día. ¿Usted lo creería? Difícil.
Según los estatutos de la Liga, la fecha límite para formalizar la participación del equipo en la nueva zafra era el 6 de agosto. Ese día llegó, y ni Carlos Lavaud, dueño de la franquicia, ni algún otro representante de esta se presentó en la reunión. Con ello, el Magallanes quedaba fuera de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP) de manera formal. La preocupación comenzó a aumentar. Algunos de los dirigentes del resto de los equipos declararon que era posible hacer algún tipo de ajuste para permitir el reingreso de los de Catia, si estos se presentaban con alguna propuesta. Sin embargo, los días pasaban y nada sucedía.
Había rumores que hablaban de la posibilidad de que Lavaud tomara de nuevo el timón de la organización. El nombre de Abraham Silva Bacalao, uno de los que junto a Gaubeka habían arrendado la franquicia la temporada anterior, corría también de boca en boca como uno de los que podría asumir el asunto. Sin embargo, la esperanza de que algo así se materializara cayó al piso cuando los propios Carlos Lavaud y Silva Bacalao lo desmintieron el 21 de agosto al ser contactados por el Diario La Esfera.
“Yo he manifestado en más de una ocasión que no me interesa el béisbol. Estoy alejado definitivamente de ese pasatiempo, pues no estoy en condiciones físicas de atender a tan complicada organización”. Carlos Lavaud en entrevista al Diario La Esfera, 21 de agosto de 1956.
Con estas palabras, Don Carlos Lavaud dejaba claro que no existía posibilidad alguna de que diera marcha atrás en su decisión de alejarse del negocio del béisbol.
Silva Bacalo fue también enfático. La experiencia en su corta incursión al frente del Magallanes fue definitiva.
“El año pasado confrontamos cuantiosas pérdidas, y no creo que sea nada halagador continuar en un negocio de pocas perspectivas… La experiencia adquirida en el certamen 55-56 servirá para no volver a figurar como propietario de equipo”. Abraham Silva Bacalao en entrevista al Diario La Esfera, 21 de agosto de 1956.
Otro nombre que sonaba para hacerse cargo del Magallanes era el de Manuel “El Pollo” Malpica, laureado mánager de la selección “Héroes del ‘41”, y quien supo combinar sus años como jugador de béisbol con los estudios de Medicina. Malpica había coqueteado con la idea de hacerse con la franquicia, y para ello hizo algunos movimientos como el de constituir la compañía “Turcos de Catia”. “El Pollo” ponía al frente el atractivo de contar con la voluntad de Carlos Lavaud para venderle el nombre del Magallanes. El mismo Lavaud asomó esta posibilidad.
“Podría llegarse a algún acuerdo, pero para ello tendríamos que intercambiar impresiones y puntualizar los detalles de la venta. Eso sí, tengo la seguridad que en manos del Doctor Malpica el Magallanes podría marchar como lo hizo en años anteriores”. Carlos Lavaud en entrevista al Diario La Esfera, 21 de agosto de 1956.
Sin embargo, al parecer las intenciones de Malpica apuntaban más hacia debutar con su franquicia una temporada después, es decir, no en la 1956-1957, sino en la 1957-1958, según se desprende de las declaraciones de Silva Bacalao.
“La única posibilidad, muy remota por cierto, de que el Magallanes esté presente este año, depende del Doctor Manuel Antonio Malpica, siempre y cuando cambie de parecer, porque hasta el momento se mantiene firme en su decisión de no concurrir al (a este) campeonato, para hacerlo en el 57-58; ya que según él, necesita por lo menos un año para reorganizar la novena”. Abraham Silva Bacalao en entrevista al Diario La Esfera, 21 de agosto de 1956.
Pese al esfuerzo de Malpica, su oferta no atrajo a socio alguno que quisiera embarcarse en el proyecto. Se dice que “El Pollo” estuvo tras Juan Lorenzo Mendoza, director ejecutivo de la Cervecería Polar, ferviente magallanero e hijo del propietario de la empresa, Lorenzo Alejandro Mendoza Fleury. Las gestiones no dieron fruto, y los Mendoza, por primera ocasión, dejaron pasar la oportunidad de hacerse con una franquicia histórica de la pelota local. Y digo “por primera vez”, porque hace 21 años Lorenzo Mendoza estuvo a punto de adquirir el Caracas BBC, y sí, lo perdió con los Cisneros.
Así, la suerte del nombre Magallanes en la Liga parecía consumada, como lo sentenció el mismo Don Carlos Lavaud: “He llegado a la conclusión de que el Magallanes no existe”. Ante esta situación, la LVBP subastó el cupo dejado libre por el Magallanes. Dos publicistas norteamericanos, veteranos de la Segunda Guerra Mundial y radicados en Venezuela, Joe Novas y Johnny Cruz, adquirieron la plaza para formar una nueva franquicia. Los empresarios intentaron comprar el nombre Magallanes, pero las negociaciones con Carlos Lavaud no prosperaron.
La bomba cayó sobre la ciudad de Caracas. No solo el Magallanes desaparecía, sino que la franquicia que pasaba a sustituirlo se mudaba a Puerto La Cruz. El nombre del nuevo equipo: Indios de Oriente. Jugarían en el Estadio Municipal, hoy el Alfonso “Chico” Carrasquel, sede de Caribes de Anzoátegui, aunque en realidad muchos de sus juegos se disputaron en el Universitario de Los Chaguaramos.
La capital del país quedó entonces con un solo equipo, el Caracas BBC, mientras que una nueva región recibía a una divisa de la LVBP. En cuanto a aquella franquicia de Don Carlos Lavaud, pues esa falleció en aquel 1956 para nunca más regresar. El Magallanes que hoy juega en la Liga es otra empresa, otra figura jurídica, relacionada con la de Lavaud solo por el nombre comercial “Magallanes”. Pero, calma gente del Magallanes, que esto no genere peleas o discusión alguna. La tradición es la tradición, y aquella novena fundada por un grupo de aficionados el 16 de octubre de 1917 en el bar “Back Stop” del centro de Caracas, es en el corazón de los fanáticos magallaneros la misma que año tras año les brinda alegrías. ¿Quién puede negarlo?
Lo cierto es que en 1956 el nombre Magallanes, por tercera ocasión, desapareció de la escena peloteril venezolana. Un receso más, uno de ocho años, y probablemente el último de la historia. ¿No es así, amigos bucaneros?