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02 diciembre 2024

El Béisbol en Venezuela: César Tovar, el señor versatilidad (I Parte)

“La primera empujada en Las Mayores de César Tovar fue para dejar en el terreno a Roger Maris y Mickey Mantle”. Un relato imperdible de “uno de los más importantes peloteros de nuestra historia”.

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Félix Seijas Rodríguez | 23 septiembre 2022

“¡Déjatela pegar!”, se escucha en la tribuna luego de un lanzamiento cerrado que el bateador esquivó con apremio. “¡Si fuese César Tovar ya estaría en primera!”, afirma otro aficionado con tono molesto. Esta puede ser la escena de cualquier día durante cualquier juego en cualquier rincón del país. Esa picardía que César Tovar ponía en acción gracias a su talento privilegiado quedó impregnada en la memoria del fanático venezolano, y pasó a formar parte de la cultura beisbolística del país.

En una entrega pasada hablamos del trío de julio, es decir, nacido en el mes de julio. Se trata de un trío especial porque vinieron al mundo a pegar imparables. Ellos son, en orden de edad y también de debut en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP), Teolindo Acosta, Víctor Davalillo y César Tovar, tres de los primeros cuatro lugares en mayor cantidad de imparables conectados de por vida en nuestro béisbol. Hoy toca hablar del tercero, apodado “Pepa e’burra” o “Pepito”. ¿Que por qué le decían Pepa e’burra? La mayoría supone la razón, porque así se ha corrido de boca en boca. Pocos, si acaso alguno, se atrevieron a preguntarle. A César Tovar no le agradaba que lo llamaran de esa forma.

No me atreví a preguntarle (el porqué del mote de ‘Pepa e’burra’) cuando nos  reclamó de forma afectuosa en el Omega, un restaurante de comida cubana en Washington D.C., sobre la chapita que le montamos esa noche gritándole “¡Pepa e’burra!” cada vez que iba a batear”, recuerda el profesor Luis Montero, quizá el líder de aquella “bandita” de profesionales venezolanos que por diversos motivos se encontraban en1967 en Washington, y aquel día asistieron al juego entre Mellizos y Senadores.

A Tovar también le decían “Little César” en La Gran Carpa, y ese sí tiene un origen obvio. César medía 1,75m, y eso para el estándar de Las Mayores resulta ser pequeño, aunque en el caso de él hay que completar la frase diciendo “… pero rendidor”. Venezuela tiene historia en eso de jugadores considerados de baja estatura que han sido piezas importantes en el sistema de las Grandes Ligas. Nuestro hasta hoy único jugador miembro del Salón de la Fama de Cooperstown, Luis Aparicio, apodado “Little Louis”, tenía la misma estatura que Tovar. Teolindo Acosta y Víctor Davalillo medían 1,70m. En tiempos recientes tenemos a jugadores como Alexi Amarista, de 1,68 cm., y nada más y nada menos que José Altuve, también de 1,68m, que hasta hoy exhibe una carrera que nos hace soñar con Cooperstown. Y como si fuese poco, resulta que para allá mandamos también al jugador más pequeño que ha pasado por La Gran Carpa1, el cabimense Pompeyo Davalillo, con sus 1,60m de estatura.

“César revolucionó Las Menores con su principal activo: la versatilidad, aquella habilidad natural de jugar cualquier posición con solvencia”

Otra manera de llamar a Tovar en el norte era “Mister Versatility”, es decir, Señor Versatilidad. Este también habla por sí solo. Si decimos versatilidad, nadie iguala a César Tovar. Esa era su marca corporativa, como lo demostró al jugar las nueve posiciones en un mismo juego en Las Grandes Ligas y en Venezuela.

Este caraqueño nació el 3 de julio de 1940 y desde pequeño agarró un guante de béisbol para jugar con los amiguitos de su barrio Los Cocuyos, por ahí por La Bandera, no muy lejos del que sería su templo de gloria en Venezuela, el Estadio Universitario de Caracas. Todos los días al salir del colegio, César agarraba su cajita con crema, trapo y cepillo y se iba a limpiar zapatos para ayudar a la casa. Por esa época se puso su primer uniforme, el del equipo infantil Marista. Sus condiciones le hicieron avanzar por todas las categorías hasta llegar al AA. Ahí coincide y hace amistad con Gustavo Gil, que en 1958 había llamado la atención de los Rojos de Cincinnati, organización que un año antes había firmado a Víctor Davalillo.

El primero de enero de 1959 los Rojos, o los “Redlegs” como se apodaba el equipo en aquellos tiempos por lo poco político que resultaba el nombre “Rojos” debido a la guerra fría, envió a su gerente general, Gabe Paul, para evaluar a Gustavo. El muchacho de diecinueve años impresionó a Paul y este le ofreció 2.000 dólares por su firma, el equivalente a 20.000 dólares hoy, lo que para el momento era un excelente bono. La oferta era tentadora. Sin embargo, Gustavo, de atrevido, puso una condición para decir que sí: que también reclutaran a su amigo César Tovar, que para entonces tenía dieciocho años.

Fui a ver a Gus Gil en una práctica matutina. Él insistió en que lleváramos a Tovar con él. Gil era el hombre que queríamos… Él quería que su amigo Tovar fuese firmado también… Firmé a Tovar solo por asegurar a Gil”. Gabe Paul en reportaje de Baseball Digest, julio de 1968.

Eso sí, a César no le dieron ni un centavo por la firma, solo el pasaje de avión. A rojitos pa’ pichirres… Pero seamos sinceros, ¿ustedes hubiesen dicho que no? César tampoco. Así que agarró sus corotos y se fue con Gustavo pal’ norte, en busca de unos batazos.

Ambos fueron asignados al Geneva Redlegs, filial de los Rojos en Clase D. De todos los que jugaron ese año con el equipo, solo Gustavo y César llegaron a Las Mayores, Tovar dos años antes que Gil. Y es que César revolucionó Las Menores con su principal activo: la versatilidad, aquella habilidad natural de jugar cualquier posición con solvencia. En su paso de siete años por el sistema de la MLB antes de pisar La Gran Carpa, Tovar dejó promedio al bate de .302 y .453 de slugging con 431 impulsadas y 264 bases robadas.

“En su paso de siete años por el sistema de la MLB antes de pisar La Gran Carpa, Tovar dejó promedio al bate de .302 y .453 de slugging con 431 impulsadas y 264 bases robadas”

El ascenso de César en la organización de los Rojos era sólido. Sin embargo, había un pequeño obstáculo. Uno de un metro ochenta de estatura y 87 kilos. Un jovencito un año menor que Tovar, pero que ascendió desde Clase D de manera meteórica y prometía un montón para el Cincinnati. Se trataba de Pete Rose, que bateaba “alguito” también, y que jugaba segunda base. Ese puesto no se lo iba a quitar César, y la organización estaba clara en esto. Así que las negociaciones comenzaron y en el invierno antes de la temporada 1965, los Mellizos de Minnesota ofrecieron al lanzador Grandes Ligas Gerry Arrigo por Tovar. El trato se cerró y César pasó a Minnesota, quedando ahora a un pequeño paso de La Gran Carpa.

César Tovar hizo el equipo grande desde el primer día de la temporada 1965. El 12 de abril de ese año, día inaugural de la temporada, en el Metropolitan Stadium de Minnesota, Tovar no estaba en la alineación abridora. Sin embargo, ganaba Minnesota 2 por 0 en la cuarta entrada cuando César fue llamado a sustituir al tercera base y tercero en la alineación, Rich Rollins. El juego era ante los Yankees de Roger Maris y Mickey Mantle. El caraqueño tomó su guante, salió a cubrir la antesala y se convirtió en el noveno criollo en debutar en las Grandes Ligas. ¿O debemos decir el décimo?

En 2020 la MLB reconoció a las ligas negras como parte de las Ligas Mayores, lo que convierte a Carlos “Terremoto” Ascanio en el tercer venezolano en La Gran Carpa, corriendo un puesto a todos los que le siguieron. Ascanio era de tez blanca, pero en 1946 le ofrecieron un contrato en la Negro National League II con los New York Black Yankees, y para allá se fue. Estuvo solo 18 juegos con el equipo antes de regresar a Venezuela. Ascanio no aguantó el trote que suponía jugar en una liga en la que todos los viajes eran por tierra en autobuses maltrechos, llegando a los únicos lugares donde a un equipo de “color” se le permitía en aquella época.

“Venezuela tiene historia en eso de jugadores considerados de baja estatura que han sido piezas importantes en el sistema de las Grandes Ligas. Nuestro hasta hoy único jugador miembro del Salón de la Fama de Cooperstown, Luis Aparicio, apodado ‘Little Louis’, tenía la misma estatura que Tovar”

Regresando a Tovar y su debut en La Gran Carpa, el venezolano fue recibido en aquella entrada con tres batazos y un toque de sacrificio de Maris. Cerrando el quinto episodio, y con el juego 4 por 1, llegó su primer turno al bate. El lanzador era Jim Bouton, primero en la rotación de los Mulos y quien venía de dos temporadas exitosas de 21 y 18 juegos ganados. César tomó su bate largo, grande para su tamaño, como decía el narrador de los Mellizos, y conectó un trueno por el jardín central. Ese fue su primer imparable en Las Mayores. Momentos después, se robó su primera base. Los Yanquis empataron las acciones en la novena entrada y el encuentro fue a extrainnings. El décimo transcurrió en blanco para ambos equipos, así como también la alta del undécimo para los del Bronx.

Cerrando la entrada, Minnesota puso tres en bases con dos outs en la pizarra. El turno le tocó al novato César Tovar, que llevaba hasta el momento de tres, uno. El lanzador era el experimentado Pedro Ramos, cubano que para el momento contaba con diez temporadas en Las Mayores. El caraqueño no se dejó amilanar por la situación y soltó un cañonazo por el centro del campo que acabó con las acciones. Y así fue como la primera empujada en Las Mayores de César Tovar fue para dejar en el terreno a Roger Maris y Mickey Mantle.

César vio poca acción en los juegos que siguieron. Tomó parte en nueve, y solo en cuatro llegó a consumir turnos. Marchaba de 13-4 para un promedio de .308 cuando el 12 de mayo Minnesota decidió asignarlo a los Denver Bears en AAA. Ahí hizo de las suyas con .328 de promedio al bate, .523 de slugging, 50 empujadas y 28 bases estafadas en 102 juegos. La actuación con los Bears le valió el regreso a las grandes en el mes de septiembre para el cierre de la temporada. Ese mes participó en nueve juegos más, para un total de 18 en la campaña. El siguiente año Tovar regresó a los Mellizos desde el inicio del certamen, y ya no volvería a pisar Las Menores en los siguientes once años que permaneció en el béisbol de los Estados Unidos.

Aún queda que contar de César en La Gran Carpa, así como todo lo que logró en nuestra Liga. Pero ya es tarde en líneas y hay que parar. Así que nos vemos en dos semanas para seguir con el relato de uno de los más importantes peloteros de nuestra historia.

(1)Eddie Gaedel, de 1,09 m., figura en los registros como el jugador de menor estatura en participar en un juego de la MLB. Sin embargo, esto sucedió como parte de una estrategia publicitaria de Bill Veeck, propietario de los St. Louis Brown. Gaedel consumió un solo turno, recibiendo boleto.

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