En la aldea
02 diciembre 2024

Abracadabra, ministro

«Un año desaparecido, pero vivo, vestido de azul cielo, engominado, con zapatillas Nike, y listo para saldar cuentas con la autoridad»

Lee y comparte
Sonia Chocrón | 18 abril 2024

Recuerdo vagamente, pero muy vagamente, una serie inquietante pero entretenida que veían mis hermanas mayores en televisión. Era, tal vez, a finales de los años sesenta, tal vez al comienzo de los 70. Se llamaba “El túnel del tiempo” y la pasaban creo casi a diario en la tv abierta.

La trama, obviamente, tenía que ver con el viaje en el tiempo de un par de científicos, los protagonistas, que recorrían algunos hitos de la humanidad en 30 episodios. Así llegaban y se iban de eventos históricos al azar, intercambiaban y tomaban parte de los acontecimientos en los que aparecían -y desaparecían- , incluso arriesgaban sus vidas y luego aterrizaban de nuevo en otro tiempo y en otro lugar, como si tal cosa.

Esta quinta pata de hoy no será seria, avisado. Será meramente una lectura por diversión. Quiero hacer un recuento breve de cuántos desaparecidos reaparecen en algún otro lugar o  donde siempre han estado, como en el caso del exministro que se acaba de materializar en Fuerte Tiuna, mago, escapista e ilusionista recientemente recapturado de donde, al parecer, nunca se fue. O al menos eso dicen algunos supersticiosos.

Aparte de aquella serie maravillosa y hoy de culto que acabo de describir y cuyos protagonistas eran heroicos, por demás, luego de modificar el curso de la historia o simplemente participar en ella con dignidad, imposible no traer a cuento a un personaje que ha sido siempre una de mis obsesiones literarias y que alguna vez fue guía de una novela mía, Las mujeres de Houdini.

Harry Houdini, -así se llamaba este judío increíble, en realidad Erik Weisz-, tenía el talento y la pericia para aparecer y desaparecer él mismo, o a otros, o algún objeto, desde y hacia casi cualquier escenario, o al menos, hacer que así lo pareciera. Para muchos fue el mejor ilusionista y escapista de la historia. En sus espectáculos los espectadores siempre tenían la sensación de peligro inminente, allí estaba el encanto. 

Houdini se escapó de barriles llenos de agua, camisas de fuerza, celdas de tortura y hasta de situaciones imprevistas. Ya en el final de su carrera sorprendió a miles de personas con la primera ilusión masiva de la historia: El último truco que realizó Houdini no lo tuvo a él como protagonista escapando de lugares imposibles. En el hipódromo de Nueva York, hizo desaparecer a un elefante de cinco toneladas ante la mirada de miles de personas. Ubicaban al animal, inmenso, en el centro de la pista, lo cubrían con una manta mientras Houdini sostenía una pistola en sus manos. Luego apuntaba y disparaba al elefante que desaparecía sin dejar rastro (ni caca), excepto la sola manta desmayada. Aún hoy creo que nadie sabe a ciencia cierta cómo lo hizo.

Claro, también hay fenómenos inexplicables, eventos paranormales, que hasta donde sé, describen el misterio de las cosas que desaparecen.

Mary Rose Barrington, actual vicepresidenta de la Society for Psychical Research de Londres, fue quien introdujo un nuevo término en el vocabulario parapsicológico que ha tenido una enorme repercusión: jottled. Procede de las siglas JOTT (Just One of Those Things) y, según esta experta, describe fenómenos raros, incluso absurdos, que no se ajustan a ningún modelo explicativo.

En principio se refiere a objetos que desaparecen solos y un día reaparecen sin aviso y sin protesto , pero quién sabe si es posible también que un ser humano desaparezca y aparezca cuando menos se le espera. 

Otro mago, y de la misma tribu, afamado pero venido un poco a menos, fue el rey de los desaparecidos con su truco llamado Lucky 13, David Copperfield.

La ilusión consistía en que se seleccionaban trece personas totalmente al azar por medio de 13 grandes pelotas infladas que se lanzaban al público para que las atajaran, por lo que, en teoría, no había acuerdo previo entre el mago y las personas que participaban. Luego esos trece participantes “desaparecían” hasta volver a “aparecer” en otro ángulo del teatro.

De acuerdo con el periódico The Guardian, durante un juicio por un participante herido en el sketch, el productor ejecutivo del mago, Chris Kenner, tuvo que revelar en qué consistía el acto de ilusión: los trece participantes son conducidos por un sistema de pasillos oscuros interiores y exteriores desde el escenario hasta el lugar de la reaparición. Luego los seleccionados tenían que recorrer la cocina del recinto, lo suficientemente rápido para entrar a la parte posterior del teatro, donde acaba el truco

En abril de 1983 Copperfield ya venía de hacer desaparecer un avión en 1981 y los desafíos que se planteaba eran cada vez más espectaculares. ¿Qué podía seguir a cada hazaña? Había prometido hacer desaparecer la Estatua de la Libertad. Y así lo hizo.

Sin embargo, y a pesar de sus tropiezos, nada pudo -ni podrá, parece- hacer desaparecer al hombre que hizo desaparecer todo lo demás.

Ni qué decir que de todos mis magos, ilusionistas y escapistas favoritos, el más de lo más -porque es fantasía pura- es el talentoso Harry Potter. 

Este también podía desaparecer y reaparecer él mismo y a otros con alguno que otro hechizo ya famoso.

En este caso, JK Rowling le llamó “Evanesco” (no “evanezco”) al arte de desvanecer objetos, en principio. Este hechizo recibe su nombre de la palabra inglesa «evanescene», que significa «desvanecimiento» o «evanescencia».

Evanesco es un encantamiento de transformación en Hogwarts Legacy. Y se utiliza usualmente para destruir objetos conjurados y convertirlos nuevamente en piedra lunar.

El hechizo solo puede usarse en la Sala de los menesteres y se aprende del Profesor Weasley durante la misión principal de la propia sala de los menesteres.

Si bien es teóricamente posible, el uso del Evanesco en humanos se considera muy peligroso y éticamente problemático . Hacer desaparecer a un ser humano significaría hacerle dejar de existir, lo que equivale a provocarle la muerte. Es un tabú estricto en el mundo mágico y su uso indebido podría tener graves consecuencias.

Pero en dado caso que fuera en humanos se le llama entonces “aparición”.

Para poder realizar este conjuro hay que enfocar en la mente el lugar deseado y automáticamente la persona aparecerá en ese lugar. Es un método efectivo para poder llegar de una ubicación a otra más lejana, sin problema alguno. Anteriormente se debe haber aprobado la clase de Aparición y haber sacado la Licencia de Aparición.

La aparición es una forma mágica de teletransporte, a través del cual una bruja o mago pueden desaparecer (desaparecerse) de una localización y reaparecer (aparecerse) en otra. Es una forma mágica de transporte, en la que se viaja instantáneamente de un lugar a otro, sin atravesar el espacio intermedio.

Pero, en el mundo real, cuánto tiempo lleva desaparecida la gente que ha desaparecido? El 77% de los adultos se encuentran dentro de las 24 horas , y el 87% se encuentran dentro de los 2 días siguientes. Sólo el 3% de los adultos estarán desaparecidos durante más de una semana y menos del 1% durante más de un mes. Los demás, probablemente no aparezcan nunca más.

Menos el ministro mágico. Un año desaparecido, pero vivo, vestido de azul cielo, engominado, con zapatillas Nike, y listo para saldar cuentas con la autoridad.

Vaya usted a saber si como Houdini, que podía salvarse de cadenas y amarras y salir airoso hasta de las cataratas del Niágara, o si como un gran hechicero logra esfumar leyes, barrotes, testigos o crédulos idiotas, o si puede probar que sabe evanecerse con su varita como Potter (siempre y cuando haya aprobado la clase de Aparición y haya sacado la Licencia de Aparición, o si usa tal vez trasladores y escobas) nuestro personaje, el ministro increíble, que se esfuma él mismo y a miles de millones de dólares, será capaz de desaparecer de nuevo y para siempre sin grilletes, a pesar de las rejas y los juicios y sin que nadie vuelva a preguntarse ¿y dónde está el ministro y los miles de millones desvanecidos de PDVSA?.

¿Podrían volverse a ir al no lugar de un truco?

Lee y comparte
La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
Más de Opinión