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23 abril 2024

Antonio José de Sucre (1795-1830), el “Gran Mariscal de Ayacucho”.

Antonio José de Sucre: El mariscal precoz (I Parte)

Desde el tatarabuelo con títulos de barón y marqués; gobernadores y fundadores de ciudades; hasta educadores, escritores y sacerdotes; creció con el poder como narrativa de vida. De familia muy numerosa con principios republicanos, tuvo oportunidades para estudiar y superarse. Con una formación integral, que lo forjó para convertirse en el hombre que todos recordamos desde la escuela como el “Gran Mariscal de Ayacucho”; título otorgado por Bolívar, y el más alto rango después del suyo como Libertador. Antonio José de Sucre, un venezolano que se supo ganar la confianza, aprecio y el respeto de sus compañeros de ideales por la libertad, en tiempos de Independencia.

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Rafael Arráiz Lucca | 14 noviembre 2021

El primer Sucre llegó a Cumaná en 1733 y provenía de Flandes (región que ocupa la franja norte de Bélgica), era noble. El tatarabuelo del mariscal fue Carlos Adrián de Sucre y D’ives, barón y marqués de Preux y de Noyela. El primero que se establece en Cumaná es Antonio de Sucre y Trelles, padre de Vicente de Sucre y Urbaneja. Este último, casó con María Manuela de Alcalá Sánchez y tuvieron nueve hijos, entre ellos Antonio José. La señora Sucre falleció en 1802, y el padre se vuelve a casar en 1803 y tiene nueve hijos más. De tal modo que nuestro futuro mariscal es huérfano de madre, como Bolívar, desde los siete años.

Una familia principalísima por los dos costados. El bisabuelo de Sucre, Carlos Francisco de Sucre y Pardo fue gobernador y capitán general de las provincias de Nueva Andalucía y Guayana, además de fundador de Aragua de Barcelona. Su abuelo, ya mencionado, Antonio de Sucre y Trelles, hizo carrera militar y llegó a coronel. Su padre, Vicente de Sucre y Urbaneja, también coronel, fue regidor y alcalde de Cumaná y luego, con la República, integró la Junta Suprema de Gobierno de Cumaná y fue gobernador de Guayana y comandante militar del Bajo Orinoco. Por otra parte, los Alcalá se distinguieron como educadores, escritores y sacerdotes. Ambas familias participaron decididamente en la causa republicana.

Un niño de Cumaná (1795-1808)

Es muy poco lo que se sabe y mucho lo que se intuye de la infancia de “Antoñito” Sucre, como le llamaban. Integraba una de las familias de la élite cumanesa y su padre era una autoridad en la ciudad, de tal modo que creció con el poder metido dentro de la casa. También es cierto que conoció la tristeza infinita de la orfandad, pero siendo integrante de una familia numerosísima, dieciocho hermanos, la soledad no le acompañó nunca. También, sabemos que frecuentó la hacienda de su padre, cerca de Marigüitar, en Cachamaure (estado Sucre), y que fue un nadador aventajado, habiendo pasado su niñez chapuceando en las aguas de los cumanagotos, huyéndole al calor exasperante de la ciudad.

Antonio José de Sucre (1795-1830), el “Gran Mariscal de Ayacucho”.

“En 1820 el Libertador designa a Sucre en la comisión negociadora del Tratado de Armisticio con Pablo Morillo”


Sabemos que después de morir la madre, ante las exigencias del padre frente a tantos hijos, se ocupó de su educación su tío José Manuel de Sucre, quien lo llevó a estudiar con Juan de Pires y Correa. Luego, este convenció al padre de que enviaran al adolescente a estudiar a Caracas, cosa que se logra al cuidado de su padrino, Antonio Patricio de Alcalá, el arcediano de la Catedral.

Ingeniería militar en Caracas (1808-1810)

Y será en casa del arcediano Alcalá a donde llegue el muchacho, entre las esquinas de Salvador de León y Cují en 1808, con trece años, y muchas ganas de estudiar. Eso hace en la escuela de ingeniería militar recién fundada por el coronel de ingenieros Tomás Mires. Estudia matemáticas; álgebra; aritmética; geometría; topografía; dibujo lineal y topográfico; construcciones civiles y militares; manejo de armas; táctica; estrategia, y ceremonial militar; así como dirección de tropas y ejercicios militares. Tuvo formación.

Comienza el guerrero (1810-1812)

Estaba en Caracas el 19 de abril de 1810 y los sucesos lo condujeron a abandonar los estudios y a regresar a Cumaná. La Junta de Gobierno de su ciudad natal lo designa subteniente de Infantería como oficial del cuerpo de Ingenieros, y se inicia su carrera militar. Allá sigue su entrenamiento hasta que en 1811 es trasladado a Margarita con la designación de comandante de ingenieros, y luego es ascendido a teniente. En 1812, es enviado a reforzar el ejército con que Francisco de Miranda enfrenta a Domingo de Monteverde y tiene lugar su bautizo de fuego: La Batalla de La Victoria, el 20 de junio de 1812.

Luego, es enviado a Barcelona al frente de la comandancia de artillería, en una avanzada presidida por su padre. Entonces, ambos se enteran de la capitulación de Miranda en San Mateo y regresan a buscar refugio en Cumaná. Han concluido sus primeros años militares. Tiene diecisiete años.

Simón Bolívar. 
Simón Bolívar, El Libertador (1783-1830).

Tres años accidentados (1813-1816)

En enero de 1813 han desembarcado en Güiria procedentes del islote ChacachacareSantiago Mariño y los jóvenes republicanos que buscan la libertad, a ellos se suma Sucre, quien participa en la primera batalla en Güiria, el 13 de este mes. Es ascendido a teniente coronel por Mariño. Toda la campaña la hace Sucre a las órdenes del margariteño.

Llega 1814 y se unen los ejércitos de Simón Bolívar y Mariño y dan la Batalla de Bocachica el 31 de marzo, y la primera de Carabobo en mayo, hasta que son derrotados por Boves en la Batalla de La Puerta el 15 de junio. Allí, es hecho prisionero Pedro Sucre (su hermano) y luego ejecutado. Después, en octubre Boves toma Cumaná y son ejecutados Vicente y Magdalena Sucre, dos hermanos más dados de baja por la contienda. Sucre termina este año catastrófico en Margarita, a donde se ha ido con José Francisco Bermúdez.

En 1815 tenemos al joven cumanés en Martinica, luego en Saint Thomas y desde mediados de año en Cartagena, donde va a participar en el célebre sitio de la ciudad, cuando resistieron tres meses a las órdenes de Lino de Pombo y Carlos Soublette, hasta que fueron derrotados y tuvieron que abandonar la ciudad en diciembre de este año. Se fueron a Haití.

Antonio José de Sucre (1795-1830), el “Gran Mariscal de Ayacucho”.

“En la Batalla de Pichincha, el 24 de mayo de 1822, el general Sucre se cubre de gloria”


En 1816 pasó de Haití a Trinidad sin participar en la Expedición de Los Cayos. Cuando se enteró de su existencia en Trinidad, ya era tarde para incorporarse. Entonces, tomó una embarcación para llegar a Venezuela, pero naufragó y salvó la vida por un tris, gracias al auxilio de unos pescadores solidarios. Finalmente, llega a Oriente y Mariño lo designa jefe de su Estado Mayor, comandante del batallón Colombia y lo asciende a coronel. Batalla en Cumaná el 10 de junio y pierden; luego ganan en Yaguaraparo el 2 de septiembre; repiten victoria el 19 de enero de 1817 en Cumaná.

De Mariño a Bolívar (1817-1819)

En 1817 Mariño envalentonado se dispone a desconocer a Bolívar, una vez más, y convoca el Congreso de Cariaco el 8 de mayo de este año. Sucre y Rafael Urdaneta abandonan a Mariño y se mueven a Angostura a ponerse a las órdenes del Libertador. Bolívar lo designa gobernador de la plaza de la antigua Guayana y comandante general del Bajo Orinoco en septiembre; y luego, en octubre, lo envía a las órdenes de Bermúdez en Cumaná como Jefe del Estado Mayor. El Libertador le encarga la tarea de llegar a un avenimiento con Mariño, pero no tiene éxito. Sigue este año de 1818 bajo las órdenes de Bermúdez y combate en Güiria y Río Caribe entre septiembre y octubre.

En 1819 el vicepresidente de la República de Venezuela, Francisco Antonio Zea, le asciende a general de Brigada y se dirige a Nueva Granada cuando se encuentra con Bolívar en Achaguas y este se lo trae de nuevo a Angostura. Le encarga la organización de la navegación de la Legión Británica desde Angostura hasta San Fernando de Apure. Se va ganando el aprecio del Libertador y este le asigna tareas cada vez más importantes.

División político-territorial de Nueva Granada en 1824, donde Venezuela era un Departamento de aquel proyecto integracionista donde tanto Bolívar como Santander fueron protagonistas.
Mapa de la Gran Colombia de 1824, Bolívar y Sucre compartían la misma idea de este proyecto estratégico de integración.

Negociador del Tratado (1820)

El 16 de febrero de 1820 sale Sucre hacia las Antillas a comprar armas y municiones por indicación de Bolívar, regresa el 15 de abril con la misión cumplida. Ante la enfermedad del general Pedro Briceño Méndez, el Libertador lo designa Secretario de Guerra y Marina de forma interina, ya revelaba la confianza que le tenía. Al regresar de sus malestares Briceño Méndez, el Libertador designa a Sucre en la comisión negociadora del Tratado de Armisticio con Pablo Morillo.

De este Tratado señala Bolívar en su Resumen sucinto de la vida del general Sucre, publicado sin su firma en 1825, pero confirmada su autoría por carta de Bolívar a Sucre el 21 de febrero de 1825. Afirma: “Este tratado es digno del alma del general Sucre: la benignidad, la clemencia, el genio de la beneficencia lo dictaron; él será eterno como el más bello monumento de la piedad aplicada a la guerra; él será eterno como el nombre del vencedor de Ayacucho” (Sucre, 1974: 42).

Antonio José de Sucre (1795-1830), el “Gran Mariscal de Ayacucho”.

“El 9 de diciembre de 1824 tuvo lugar la última batalla de importancia entre los patriotas y los realistas en América, la Batalla de Ayacucho, suerte de Acta de Defunción de la presencia española en América”


En el mismo texto, al referirse a los años en que Sucre estuvo en campaña en Oriente, entre 1813 y 1817, afirma el Libertador: “Era el alma del ejército en que servía. El metodizaba todo: él lo dirigía todo, más, con esa modestia, con esa gracia con que hermosea cuanto ejecuta. En medio de las combustiones que necesariamente nacen de la guerra y de la revolución, el General Sucre se hallaba frecuentemente de mediador, de consejo, de guía, sin perder nunca de vista la buena causa y el buen camino. Él era el azote del desorden y, sin embargo, el amigo de todos” (Sucre, 1974: 41).

Guayaquil y Pichincha (1821-1822)

En enero de 1822 Bolívar inicia la “Campaña del Sur” con el objeto de derrotar a las fuerzas realistas que dominan el sur de Colombia, el futuro Ecuador y Perú. Sucre se adelanta a Bolívar en su camino hacia Quito, mientras al Libertador se le presenta la no buscada Batalla de Bomboná, cerca de Pasto, la más realista de las ciudades neogranadinas. El 7 de abril tiene lugar la batalla de dos ejércitos con cerca de 2.000 hombres cada uno. La pérdida es casi igual para ambos factores en pugna, los daños sufridos por los patriotas no fueron pocos, al punto que Bolívar se ve en la necesidad de detener la marcha y no participa en la Batalla de Pichincha, el 24 de mayo de 1822, cuando el general Sucre se cubre de gloria.

En la Batalla de Pichincha la victoria de Sucre es completa, a pesar de haber tenido cerca de 400 bajas, mientras los realistas suman cerca de 600 y la rendición de más de mil prisioneros. Además de Sucre, en la Batalla se distinguieron el neogranadino José María Córdova y el ecuatoriano Abdón Calderón. Entonces, emergió el genio magnánimo de Sucre y le concedió una capitulación honrosa al mariscal de campo Melchor Aymerich, quien admitió su derrota, quedando libre de fuerzas realistas el territorio de la futura República de Ecuador. Por su parte, al enterarse Basilio García de la derrota realista en Pichincha capitula ante Bolívar, y este sale de Pasto rumbo a Quito, a donde llega en junio.

Santiago Mariño (1788-1854) / Carlos Soublette (1789-1870).
Santiago Mariño (1788-1854) / Carlos Soublette (1789-1870).

Lima y Ayacucho (1823-1824)

Estando en Quito, de Perú solicitan la presencia del Libertador para derrotar a los realistas y este se moviliza hacia Lima, por vía marítima. Allá llega el 2 de septiembre de 1823. Hacia finales de año y en enero de 1824 enferma en Pativilca y le prescriben reposo. En febrero, el Congreso de Perú lo designa dictador y entonces pone en marcha la estrategia para la futura Batalla de Junín, cerca de Jauja. Esta ocurre el 6 de agosto de 1824 y fue la última en la que Bolívar estuvo presente, dirigiéndola. El saldo es favorable a los patriotas después de una hora de combate, cuando José de Canterac se retira hacia Huancayo a reunirse con el virrey José de la Serna e Hinojosa, a darle descanso a las tropas, y a prepararse para otra confrontación. Bolívar, por su parte, se reúne con Sucre en Sanaica y le entrega el mando del Ejército y se retira a Lima, a preparar el Congreso Anfictiónico de Panamá.

El Virrey y Canterac al mando de un ejército de más de 9.000 hombres buscan el enfrentamiento con Sucre, que cuenta con cerca de 6.000 efectivos. Los movimientos y preparaciones se prolongan desde agosto hasta diciembre. El 9 de diciembre de 1824 tuvo lugar la última batalla de importancia entre los patriotas y los realistas en América, la Batalla de Ayacucho, suerte de Acta de Defunción de la presencia española en América.

Antonio José de Sucre (1795-1830), el “Gran Mariscal de Ayacucho”.

“El ejército patriota está comandado por Antonio José de Sucre (…) La Batalla toma hora y media y el triunfo de los patriotas es contundente”


El ejército patriota está comandado por Antonio José de Sucre (venezolano), contaba como jefe del Estado Mayor a Agustín Gamarra (peruano); como jefe de la Caballería a Guillermo Miller (inglés). Al frente de las tres Divisiones estarán: José María Córdova (neogranadino); José de La Mar (nació en Cuenca, Ecuador, pero se consideraba peruano); y Jacinto Lara (venezolano). Nótese que casual o no, las nacionalidades representaban el mismo crisol de toda la Guerra de Independencia, incluso en sus gradaciones de importancia. Los realistas, comandados por el virrey José de la Serna, el comandante de Caballería Valentín Ferraz, el jefe del Estado Mayor José de Canterac y los jefes de Divisiones: Jerónimo Valdés, Juan Antonio Moret, Alejandro González Villalobos, y José Carratalá, enfrentaron la contienda.

La Batalla toma hora y media y el triunfo de los patriotas es contundente: Alrededor de 1.800 muertos, cerca de 2.000 prisioneros y más de 600 heridos realistas que condujeron a la capitulación requerida por Canterac, ya que el Virrey sufrió siete heridas y quedó fuera de combate. El ejército de Sucre sufrió cerca de 400 muertos y alrededor de 700 heridos. En el mismo campo de batalla Sucre otorga los ascensos a Córdova y Lara; a Silva, Carvajal, Otero y Sandes, y él mismo es ascendido días después por Bolívar a Gran Mariscal de Ayacucho, el título más alto alcanzado después del de Libertador.

La obra “Batalla de Ayacucho” del pintor venezolano Martín Tovar y Tovar (1827-1902). “El ejército patriota está comandado por Antonio José de Sucre (…) La Batalla toma hora y media y el triunfo de los patriotas es contundente”.
La obra “Batalla de Ayacucho” del pintor venezolano Martín Tovar y Tovar (1827-1902). “El ejército patriota está comandado por Antonio José de Sucre (…) La Batalla toma hora y media y el triunfo de los patriotas es contundente”.

Bibliografía:
-Arraiz, Antonio (1948). Vida ejemplar del Gran Mariscal de Ayacucho. Caracas, Librerías Las Novedades.
-Bolívar, Simón (1974). “Resumen sucinto de la vida del general Sucre” en Sucre a través de sus escritos. Caracas, Fundación Eugenio Mendoza.
Obras Completas (1950). La Habana, editorial Lex.
-Butrón Gómez, Milagros y PALOMINO SALGUERO, Francisca (1998). Antonio José de Sucre. El delfín de Bolívar. España, Anaya, Biblioteca Iberoamericana.
-Lara, Jorge Salvador (1994). Breve historia contemporánea del Ecuador. México, Fondo de Cultura Económica.
-Silva Aristeguieta, Alberto (2005). Antonio José de Sucre. Caracas, BBV N°19, El Nacional-Banco del Caribe.
-Quintero, Inés (1998). Antonio José de Sucre. Biografía política. Caracas, Academia Nacional de la Historia.
-Rumazo González, Alfonso (1963). Sucre. Gran Mariscal de Ayacucho. Biografía. Madrid, Editorial Aguilar.
-Sucre, Antonio José de (1981). De mi propia mano. Caracas, Biblioteca Ayacucho N°90.
Sucre a través de sus escritos (1974). Caracas, Fundación Eugenio Mendoza.
-Uslar Pietri, Arturo (1972). Valores humanos. Madrid-Caracas, editorial Edime.

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