A un mes de culminar la Serie del Caribe de 1955 en Caracas, y de que Willie Mays nos dejara su nombre grabado en la memoria colectiva, la selección de béisbol amateur de Venezuela se embarcó en un viaje a Ciudad de México para disputar la medalla dorada en los II Juegos Panamericanos. En la edición anterior, la primera del certamen, los criollos habían terminado en el quinto puesto.
En esta oportunidad, en México, la selección no regresó con las manos vacías. Con un balance de cuatro victorias y cuatro reveses los muchachos culminaron el todos contra todos de dos vueltas igualados en el tercer puesto con la selección anfitriona. El primer y segundo peldaño lo ocuparon la República Dominicana y los Estados Unidos de América, acreedores del oro y de la plata respectivamente. Venezuela y México tuvieron que medirse en un juego de desempate en el que nuestros peloteros se alzaron con el último cupo en el podio y el derecho a colgarse el bronce en el cuello.
Así marchaba entonces la pelota para Venezuela en un año que aún se encontraba en el primer trimestre: un subcampeonato en la Serie del Caribe realizado en febrero en Caracas y una medalla de bronce panamericana en el mes de marzo. Sin embargo, aquel 1955 no culminaría sin que el país saboreara una nueva corona en el plano internacional. Solo que esto no ocurriría en los diamantes. Ni siquiera en el área deportiva. Mucho menos en nuestro Continente. La hazaña sucedió por allá, del otro lado del océano Atlántico, en la Gran Bretaña, Inglaterra, donde el 20 de octubre de 1955 una morena con la piel tostadita del sol de por estos lados consiguió deslumbrar a todo el Lyceum Theatre de Londres, e hizo que el jurado del certamen corriera a ponerle la corona de Miss Mundo. Ese día, nuestra Susana Duijm logró el primer cetro de belleza internacional de los más de 210 que hasta el presente ha conquistado Venezuela, entre los que destacan ocho Miss Internacional, seis Miss Mundo y siete Miss Universo.
Fue un año movido 1955. Venezuela participó por primera vez en un Campeonato Sudamericano de Baloncesto (XVI edición en Cúcuta, Colombia) en el que no le fue nada bien, pero que marcó el inicio de un camino que alcanzó su punto más memorable en 1992 con los héroes de Portland. Se corrió también en el país el I Gran Premio Internacional de Venezuela (6 noviembre) donde los venezolanos pudieron admirar al mítico piloto de monoplazas, el argentino Juan Manuel Fangio, quien levantó el trofeo ese día en el Paseo Los Próceres.
En la Liga Venezolana de Béisbol Profesional los vientos huracanados seguían produciendo cambios y moldeando su forma. Ya en 1954 la tormenta había cobrado la vida del Vargas, que fue sustituido por el Santa Marta. Ahora le tocaba el turno a otra divisa emblemática para la pelota local: Patriotas de Venezuela.
Al igual que el Vargas, el Venezuela había tomado dos años atrás un receso por problemas financieros, en la zafra 1953-1954. Para salvar la temporada, Caracas y Magallanes juntaron fuerzas con los equipos marabinos Pastora y Gavilanes para celebrar el que fue entonces conocido como el Torneo Rotatorio. Una vez finalizado aquel experimento, la LVBP buscó retomar el formato original de la Liga. Sin embargo, el Vargas no logró regresar y la franquicia desapareció. Patriotas sí volvió y tomó parte en el torneo 1954-1955, en el que el tema económico no dio tregua y terminó por llevarlo al punto de quiebre. Durante el receso de la Liga, el Venezuela decidió tirar la toalla para siempre.
Detrás de la desaparición de Patriotas se oculta otro hecho de importancia en la pelota venezolana. Con la venta de la franquicia, Juan Antonio Yanes, “Yanesito”, terminaba también su carrera como propietario de clubes de béisbol. Y vaya que esto tenía un significado de primer orden. La figura de “Yanesito”, miembro del Salón de la Fama y Museo del Béisbol Venezolano en su clase inaugural en 2003, está ligada al desarrollo del juego en el país. Desde la década de los ‘30, Juan Antonio estaba promoviendo y fundando equipos de béisbol. Así creó el Venezuela, franquicia con la que dio impulso al crecimiento del deporte de las cuatro esquinas a través de la búsqueda incansable de nuevas formas de organización.
Yanes fue pieza importante en la creación de la primera división de la pelota local, así como de la primera Escuela Profesional de Árbitros de Béisbol en 1938. En 1945 lideró las conversaciones que condujeron a la profesionalización de la pelota a través de la fundación de la LVBP. De hecho, es en su oficina en los altos del cine Capitol, número 12, frente al Congreso Nacional, donde el 27 de diciembre de 1945 se reunieron Luis Pimentel en representación del Caracas; Carlos Lavaud por el Magallanes; Juan Rafael Reguetti por el Vargas; y Juan Antonio Yanes por el Venezuela para concretar el proyecto de la Liga. Diez años después su divisa desapareció del mapa sin haber conseguido un solo título profesional, con un récord vitalicio de 162 victorias y 228 derrotas.
Yanes era un personaje que respiraba béisbol. Quienes le conocieron han dejado testimonio de su amor por el juego, del que no se apartaba así estuviese en otros menesteres. En toda conversación Juan Antonio, con una estampa que hacía recordar a Rómulo Betancourt, metía frases de béisbol en un ejercicio de asociación infinita de lo cotidiano con el deporte.
Deshacerse de la franquicia debe haber sido un acto de profundo dolor. Que unos propietarios lo querían fuera de la Liga, se le escuchó decir en algunas ocasiones. Tendría que estar hablando de Prieto, Morales y Lavaud, dueños del Caracas y Magallanes, ya que eran las únicas dos divisas con vida en el circuito. ¿Quizá querían que llegaran empresarios con mayor músculo financiero para darle un impulso al negocio?, ¿tal vez nada de aquello era cierto y simplemente los problemas económicos que en la época enfrentaban todas las divisas dieron cuenta de las más débiles? Un hecho cierto era que tanto el Vargas como el Venezuela no contaban con la legión de fanáticos que movían los eternos rivales.
En todo caso, a este romántico del béisbol nadie lo apartó del ambiente. Yanes vendió la franquicia, pero de una u otra forma continuó ligado al deporte hasta el final de sus días. Por ejemplo, en 1959 Juan Antonio participó en la promoción y desarrollo de la Asociación Venezolana de Jugadores Profesionales de Béisbol. También fue pieza clave en la fundación e incorporación de las Águilas del Zulia a la LVBP. Incluso, Yanes contribuyó a la aceptación de la divisa que sustituyó al Venezuela en la Liga: Los Licoreros de Pampero. La Liga continuaba mutando. Ni el Vargas ni el Venezuela estaban ya en escena. Y el Santa Marta, que había sustituido un año atrás al Vargas, también se desvaneció. Dos actores nuevos entraban entonces en el horizonte: Licoreros de Pampero e Industriales de Valencia. Con este último la Liga dio un paso que en esta ocasión no abandonaría nunca más: la participación estable de equipos del interior del país. De esto hablaremos en la próxima entrega.