En la aldea
12 octubre 2024

Juan Vicente Gómez (1857-1935) aprendió a leer y escribir, junto a sus hermanos, en la escuela de la Hacienda La Mulera.

Juan Vicente Gómez y la consolidación del Estado (I Parte)

Hábil y confrontador cuando se daba el caso, su proyecto personal de conquista del poder al sustituir a Cipriano Castro en la Presidencia de la República fue una muestra de resistencia estratégica, que le permitió acumular fuerzas y ser asertivo para que llegado el momento del golpe de Estado lo recubriera de las formalidades legales necesarias. Juan Vicente Gómez, un tachirense que asumió con gusto la tarea de mando en toda la extensión de la palabra; y con los hilos del poder bajo control puso en marcha la centralización de todo un país en sus manos.

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Rafael Arráiz Lucca | 12 junio 2022

Pedro Cornelio Gómez (1835-1883) y Hermenegilda Chacón Alarcón (1836-1918) tuvieron catorce hijos; muchos de ellos nacieron en la Hacienda La Mulera, propiedad de Don Pedro, quien era hijo natural de José del Rosario García Bustamante y Ana Dolores Gómez Nieto, cucuteños, emparentados con los García Rovira, gente distinguida por sus acciones militares en Colombia. Entre los catorce hijos se contó Juan Vicente Gómez Chacón, nacido el 24 de julio de 1857.

Juan Vicente aprendió a leer y escribir, junto a sus hermanos, en la escuela de La Mulera, y desde adolescente se dedicó al comercio, hasta que en 1883 muere el padre y se encarga de las tierras y los negocios familiares, asumiendo la jefatura familiar. Tiene 26 años. Contrae matrimonio con Dionisia Bello Lutowski en 1885, según el genealogista Gilberto Bodú Ayala. Con ella tuvo a Josefa María Gómez Bello (1886); José Vicente Gómez Bello (1888); Flor de María Gómez Bello (1890); Augusto Alí Gómez Bello (1892); Graciela Gómez Bello (1895); Servilia Gómez Bello (1897); Gonzalo Gómez Bello (1899).

“Ya Gómez con los hilos del poder en sus manos, emprende una reforma de la Constitución Nacional (…) elimina el voto directo para presidente de la República, y este pasa a ser elegido por el Congreso Nacional”

Luego, en 1904, en unas segundas nupcias con Dolores Amelia Núñez de Cáceres Marrero (1889-1960), caraqueña, tuvieron a Juan Cornelio Gómez Núñez (1905); Juan Vicente Gómez Núñez (1907); Florencio Gómez Núñez (1908); Rosa Amelia Gómez Núñez (1910); Belén Margarita Gómez Núñez (1911); Belén María Gómez Núñez (1912); Hermenegilda Gómez Núñez (1915); Indalecia Gómez Núñez (1916); Juana Cristina Gómez Núñez (1917); Berta Efigenia Gómez Núñez (1919); Juan Crisóstomo Gómez Núñez (1920).

En ambos matrimonios suman 18 hijos y, señala la leyenda, que fuera de ambas uniones estables, ha podido tener decenas de hijos más, pero no tenemos a mano fuentes documentales que certifiquen un número preciso.

El encuentro con Cipriano Castro (1888)

A los 31 años se entusiasma con el fervor político de Don Cipriano y lo acompaña en la aventura del poder, ya este está en la capital como diputado por el estado Táchira. Por su parte, Castro se deslumbra con el verbo y la figura de Raimundo Andueza Palacio en Caracas y lo sigue cuando este se enfrente a las fuerzas seguidoras de Joaquín Crespo en Táchira, en 1892. Entonces, se da una paradoja: le ganan al crespismo en su región, pero Crespo triunfa en el resto del país y los compadres (Castro-Gómez) se van al exilio, cerca de Cúcuta. Allá Gómez compra la Finca Buenos Aires y vuelve al trabajo de la tierra. Son años de diálogos y encuentros con su vecino Castro, hasta que en 1898 ante la crisis política que produjo la muerte de Joaquín Crespo, Don Cipriano activa su proyecto de conquista del poder.

La Revolución Liberal Restauradora (1899)

La causa que esgrimió Cipriano Castro para iniciar el 23 de mayo de 1899 su Revolución Liberal Restauradora fue la reforma constitucional propuesta por el entonces presidente de la República, el general Ignacio Andrade. Además, era evidente que la debilidad del gobierno de Andrade que no lograba consolidar un poder similar al que detentaba su mentor fallecido, avivó el empeño de Castro por llegar al poder.

Así fue como Cipriano Castro organizó un comando revolucionario integrado por Juan Vicente Gómez, Manuel Antonio Pulido, Emilio Fernández, Régulo Olivares, Froilán Prato y Santiago Briceño Ayesterán, todos en el exilio. Invaden el territorio nacional a partir del 23 de mayo y libran su primera batalla al día siguiente, en Tononó, cerca de San Cristóbal, para continuar con los encontronazos guerreros de Las Pilas, El Zumbador, Cordero, Tovar -con un ejército que ya sobrepasaba los 1.500 soldados- hasta acercarse al centro del país, venciendo en Parapara, Nirgua y Tocuyito, el 14 de septiembre de 1899, cuando ya se hacía evidente que el ejército que comandaba Castro iba a llegar a Caracas triunfante. Hecho que ocurre el 22 de octubre de 1899, después de haber negociado la entrega del poder el día antes con el general Luciano Mendoza. El 20 de octubre el general Ignacio Andrade, abandonado por sus seguidores y traicionado por algunos de ellos, abandona el país por el Puerto de La Guaira, rumbo a Puerto Rico.

En el poder con Castro (1899-1908)

Al no más llegar la Revolución Liberal Restauradora a Caracas, Juan Vicente Gómez es designado gobernador de la ciudad, pero en 1900 lo envían al Táchira a controlar plenamente la situación, al frente de su tropa. Pacificó la región y se fue a La Mulera. De nuevo, es requerido por Castro y es designado gobernador del estado Táchira en octubre de este año. El siguiente, en 1901, es nombrado vicepresidente de la República y se traslada a Caracas.

“El retroceso para la democracia ya no se daba solamente en la realidad de los hechos, sino en el texto constitucional”

Muy pronto tiene que salir en campaña al frente del ejército Liberal Restaurador y derrota a Luciano Mendoza (Guárico), a Riera y a Peñaloza (Falcón). Luego, en 1902 quien encabeza el ejército es el propio Castro, y Gómez queda encargado de la Presidencia por poco tiempo. Este mismo año de 1902 tiene lugar la Batalla de La Victoria, cuando es vencido el ejército de Manuel Antonio Matos por el de Gómez, ya de vuelta al frente del ejército; y en 1903, vence también al de Nicolás Rolando en Ciudad Bolívar. Entonces, era un hecho que Gómez era la figura principal del Ejército y el firmante del Acta de Defunción del caudillismo regional. Estas victorias le crean ciertas tensiones con Castro, pero hábilmente las evita, logra sortearlas y mantenerse en la vicepresidencia de la República.

Un golpe de Estado al compadre (1908)

Cipriano Castro venía padeciendo una afección renal que lo condujo a tratarse con un gran especialista en Berlín. Al no más embarcarse en La Guaira en el vapor Guadalupe con rumbo a Europa, las distintas conspiraciones que estaban en marcha para llegar al poder se activaron. Esta circunstancia fue aprovechada muy particularmente por Juan Vicente Gómez, quien puso en movimiento su proyecto personal de sustituir a Castro en la Presidencia de la República, con base en un cable que enviaba el presidente enfermo desde Berlín, y en el que le ordenaba al gobernador de Caracas, Pedro María Cárdenas, que procediera en contra del vicepresidente.

En el texto se leía que “la culebra se mata por la cabeza”, y Gómez naturalmente interpretó que la culebra era él, y le dio el golpe de Estado a su compadre. Años después se supo que el cable no lo había escrito Castro, sino sus enemigos que buscaban que Gómez se hiciera con el poder, ya que, de regresar Castro al mando ellos no tendrían horizonte. En todo caso, Gómez asumió con gusto la tarea, tanto que murió en ella, 27 años después.

“En el marco de la Constitución Nacional de 1909, Gómez es designado por el Congreso Nacional, el 25 de abril de 1910, General en Jefe de los Ejércitos y dos días después (nótese el matiz) es electo Presidente de la República para el período constitucional 1910-1914”

Gómez de inmediato destituye a los ministros del gabinete fieles a Castro, e inicia una persecución contra los jefes militares que respondían órdenes de su antecesor. Además, para blindar su acción, ordena enjuiciar al general Castro por intento de asesinato del vicepresidente de la República, con la prueba del cable aludido y, además, lo juzgan por el fusilamiento del general Antonio Paredes, en 1907. De tal modo que el golpe de Estado está perfectamente envestido de las formalidades legales. Dicho de otra manera: el vicepresidente ha reaccionado contra el presidente que ha ordenado matarlo, de modo que al asumir la Presidencia no se ha roto el hilo constitucional. Esta es la trama legal que envuelve el hecho.

Por otra parte, muchos venezolanos hartos del gobierno de Castro festejan la llegada de Gómez al poder, y él invita a los exiliados a regresar al país, abre las puertas de las cárceles para los presos políticos y acepta la libertad de prensa. A diferencia de la práctica de sus antecesores, no disuelve el Congreso Nacional y convoca a la elección de una Asamblea Nacional Constituyente, sino que le pide al Congreso constituido que redacte un nuevo texto constitucional. En algunos sectores del país la asunción de Gómez fue tan bien recibida que, incluso, el grupo literario La Alborada, integrado por los jóvenes Rómulo Gallegos, Salustio González Rincones, Henrique Soublette, Julio Planchart y Julio H. Rosales, acuñó su nombre con base en el entusiasmo que les despertaba la ausencia de Castro y la llegada de Gómez: un amanecer.

La Constitución de 1909

Ya Gómez con los hilos del poder en sus manos, emprende una reforma de la Constitución Nacional que devuelve el orden territorial a los veinte estados fijados en la Carta Magna de 1864, además de que reduce el período presidencial a cuatro años y crea un Consejo de Gobierno. Por si fuera poco, elimina el voto directo para presidente de la República, y este pasa a ser elegido por el Congreso Nacional. Los diputados de este Congreso tampoco son elegidos de manera directa, sino mediante el sistema de segundo grado. Como vemos, el proceso de centralización del poder en unas solas manos estaba en marcha. El retroceso para la democracia ya no se daba solamente en la realidad de los hechos, sino en el texto constitucional.

En el marco de la Constitución Nacional de 1909, Gómez es designado por el Congreso Nacional, el 25 de abril de 1910, General en Jefe de los Ejércitos y dos días después (nótese el matiz) es electo Presidente de la República para el período constitucional 1910-1914.

La Academia Militar (1910)

Si bien el decreto de creación de la Academia Militar es de 1903, lo cierto es que inició sus actividades en 1910, después de haberse inaugurado el edificio construido para tal fin, en La Planicie, obra del arquitecto Alejandro Chataing. En esto puede observarse una continuidad entre Castro y Gómez: el primero tiene la voluntad política de crearla y ordena construir el edificio, y el segundo la pone en funcionamiento. Para ello, Gómez designa al coronel chileno Samuel McGill, quien se desempeñaba como Cónsul de Venezuela en Panamá, como Instructor de la Inspectoría General.

“Al año siguiente de inaugurada la Academia Militar en La Planicie, el gobierno de Gómez adquiere el Palacio de Miraflores (1911), que había hecho construir el general Joaquín Crespo como su residencia personal, y lo emplea como sede del Poder Ejecutivo”

Los antecedentes de McGill eran favorables, venía de organizar instituciones castrenses en Ecuador, Nicaragua y Honduras, y se había formado en el ejército más profesional de Latinoamérica en aquel entonces: el chileno. De tal modo que la orientación que le imprimió a la Academia Militar venezolana fue, a semejanza de la de su país de origen, prusiana. La instrucción de los cadetes se articuló profesionalmente y apenas dos años después, cuando tuvo lugar una parada militar en el Hipódromo de El Paraíso, las filas ordenadas y los pertrechos nuevos causaron asombro entre la población. Era un hecho que el Ejército venezolano había iniciado el camino de su profesionalización. Atrás quedaban “las montoneras” integradas por soldados improvisados y sin disciplina.

El camino de profesionalización del Ejército venezolano, iniciado por Castro y continuado por Gómez, venía a robustecer lo que ya se estaba prefigurando como un proyecto político: la primacía de las Fuerzas Armadas como institución nacional. Veremos en lo sucesivo como la institución militar se desdobla, incluso, en dedo elector de los futuros presidentes de la República.

En camino de la Constitución Nacional de 1914

Al año siguiente de inaugurada la Academia Militar en La Planicie, el gobierno de Gómez adquiere el Palacio de Miraflores (1911), que había hecho construir el general Joaquín Crespo como su residencia personal, y lo emplea como sede del Poder Ejecutivo. En 1913, de acuerdo con la Constitución Nacional vigente debían convocarse a elecciones indirectas, pero el general Gómez pensaba distinto y, ante la hipotética invasión del general Castro por las costas de Falcón, suspende las garantías y se declara en campaña, fijando su cuartel general en la ciudad de Maracay.

El doctor José Gil Fortoul, entonces presidente del Consejo de Gobierno, queda encargado de la Presidencia de la República, mientras algunos de los que acompañaban a Gómez en este Consejo de Gobierno no lo siguieron en la aventura continuista. Así salieron del Gobierno los generales Leopoldo Baptista y Ramón Ayala, entre otros, produciéndose un primer cisma en el equipo gubernamental.

Presidencia provisional de Victorino Márquez Bustillos (1915-1922)

Gómez entra a Caracas triunfante en enero de 1914 sin que la invasión de Castro se haya producido, y en abril un Congreso Nacional de Plenipotenciarios lo designa presidente provisional de la República y comandante en jefe del Ejército.

Finalmente, la Constitución Nacional de 1914 es promulgada el 13 de junio, y establece el período presidencial de siete años. El 3 de mayo de 1915 el Congreso Nacional eligió al general Juan Vicente Gómez para el período 1915-1921, pero el tachirense no quiere abandonar Maracay para vivir en Caracas, y se designa al doctor Victorino Márquez Bustillos como presidente provisional, y así permaneció por el lapso de seis años, mientras el general Gómez ostentaba el extraño cargo de presidente electo y comandante en jefe del Ejército. Evidentemente, el poder lo detentaba el jefe del Ejército, mientras el presidente provisional se encargaba de los asuntos de rutina del Estado, en una situación de interinato extendido.

Bibliografía:

-Caballero, Manuel (1993). Gómez, el tirano liberal. Caracas, Monte Ávila Editores.
-Consalvi, Simón Alberto (2007). Juan Vicente Gómez. Caracas, BBV N°59, El Nacional-Banco del Caribe.
-Polanco Alcántara, Tomás (1990). Juan Vicente Gómez. Aproximación a una biografía. Caracas, Grijalbo- Academia Nacional de la Historia.
-Rangel, Domingo Alberto (1977). Gómez, el amo del poder. Caracas, Vadell hermanos.
-Velásquez, Ramón J. (1989). Confidencias imaginarias de Juan Vicente Gómez. Caracas, Ediciones de la Presidencia de la República.

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