La temporada 1957-1958 había arrancado en una Venezuela donde el clima político comenzaba a tomar un calor especial. La elección presidencial estaba prevista para diciembre de ese año y por supuesto que los ánimos en medio de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez se habían caldeado. Cuatro meses antes de que se escuchara la voz de playball, una Junta Patriótica conformada por líderes de Acción Democrática, Unión Republicana Democrática, COPEI y del Partido Comunista se había establecido en la clandestinidad. Esta Junta, de inmediato, comenzó a impulsar reclamos por una nueva ley electoral. Además de la lucha por unas reglas que garantizaran cierta imparcialidad en los comicios, el debate sobre un candidato único por la oposición estaba también sobre el tapete. Recordar que estamos hablando de 1958, no se me distraigan.
A los pocos días de haber iniciado la temporada se produce el debut en el béisbol profesional venezolano de Víctor Davalillo. Aunque en aquel momento nadie podía sospecharlo, ese hecho hacía que ese campeonato fuese ya especial. Sin embargo, la expectativa ese año estaría centrada en una novedad introducida en el formato del torneo: la Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP) y la Liga Occidental de Béisbol Profesional (LOBP) habían llegado a un acuerdo para jugar un playoff entre los mejores equipos de cada liga, y una final a siete encuentros entre los dos equipos con mejor récord. El vencedor de la justa representaría al béisbol local en la Serie del Caribe a disputarse en San Juan de Puerto Rico.
Ambas ligas seguían en la búsqueda de formulas que hicieran más atractivo el negocio. Quizá la más necesitada era la Liga Occidental. El béisbol de primera división había desaparecido en el Zulia durante cinco años entre 1941 y 1946. Si bien la pelota regresó de nuevo a la región en 1947, la realidad era que, aparte de la rivalidad entre Pastora y Gavilanes, no existía otro factor que representara valor como negocio. Luego del experimento interliga ente la Liga Occidental y la LVBP conocido como el Torneo Rotatorio (1953-1954), en 1955 nació la LOBP. Sin embargo, la situación continuó siendo similar: el interés del público zuliano giraba en torno a Pastora y Gavilanes.
Entonces llegó el momento amargo que hirió de gravedad a la LOBP: El conflicto desatado en 1956 entre los hermanos Aparicio. Al parecer, Ernesto Aparicio estaba negociando con el Caracas la ficha de su sobrino, el grande ligas Luis Aparicio hijo. Por supuesto que de por medio había una importante suma de dinero. El hermano de Ernesto, Luis Aparicio “El Grande”, no estaba de acuerdo con el cambio y al enterarse intentó detener la operación. Aunque ambos hermanos eran fundadores de Gavilanes, la franquicia, incluyendo el nombre, era propiedad legal de Ernesto luego de que José Villasmil Gómez le cediera todos los derechos en 1947. Aparicio “El Grande” decidió entonces demandar al hermano, y Gavilanes quedó en un limbo legal que le impedía tomar parte en el torneo 57-58. No debe haber sido agradable para los zulianos ver a dos íconos de la pelota en la región enfrentados de esa manera, con las consecuencias que ello significaba para una novena tan querida por sus fanáticos y tan necesaria para sus rivales.
Sin perder tiempo, Luis “El Grande” fundó una nueva divisa que, en un intento por mantener alguna asociación con el nombre Gavilanes, la llamó Rapiños. Por supuesto que su muchacho, Luis, pasó a formar parte del equipo. Rapiños ingresó de inmediato a la LOBP para la temporada 57-58 en sustitución de Gavilanes, pero ya las aguas estaban revueltas. El acuerdo entre la LVBP y la LOBP buscaba entonces aumentar el interés de los fanáticos de ambas ligas. En realidad, la jugada era una manera de rescatar el espíritu que motivó el experimento del Torneo Rotatorio, solo que ajustando las cosas para mantener la identidad e integridad de cada liga.
Y así iniciaron ambos torneos, esquivando de alguna manera el momento político del país. En realidad, 1957 había sido un año de contrastes con hechos como las visitas del general Alfredo Stroessner, dictador de Paraguay, y de Walt Disney. La pelota avanzaba y la fecha de la elección presidencial estaba cada vez más cerca. Y la sorpresa llego: El cuatro de diciembre Marcos Pérez Jiménez anunció la suspensión de de los comicios que ahora serían sustituidos por un plebiscito para decidir su permanencia en Miraflores. Esto caldeó aún más los ánimos. El plebiscito se realizó el 15 de diciembre con resultado favorable para el dictador en un proceso cuestionado de manera amplia. La tensión subía, el béisbol no paró. El 28 de diciembre culminó la temporada en ambas ligas con la clasificación para los playoff interligas de Industriales de Valencia e Indios de Oriente por la LVBP, y Rapiños de Occidente y Lácteos de Pastora por la LOBP. Era el momento para el receso de año nuevo.
Enero de 1958 inició con una temperatura que no hacía otra cosa que aumentar. El mismísimo primer día del año se activó un movimiento para derrocar a Pérez Jiménez liderado por el coronel Hugo Trejo. A pesar de haber sobrevolado la capital y de haber bombardeado el Palacio de Miraflores, el intento de golpe de Hugo fracasó. Hablamos de Trejo, sigan concentrados. ¿Y qué pasó con los playoff? Empezaron puntuales, como si nada estuviese ocurriendo. Los cuatro equipos jugaron un todo contra todos para eliminar a uno de ellos. Oriente fue el equipo en quedarse en el camino, mientras que las otras tres divisas jugaron una segunda ronda que culminó el 21 de enero. En esta fase se quedó Pastora, así que Industriales y Rapiños pasaron a la final pautada para arrancar el 23 de enero. ¿Les suena esta fecha? ¡Vaya puntería!
La madrugada del 23 de enero el dictador, su familia y una maleta abordaron la Vaca Sagrada y despegaron de La Carlota. Por supuesto que ahora la pelota sí tuvo que hacer una pausa porque había que celebrar, y bastante.
Una semana después de lo pautado, el 31 de enero, empezó la final. El certamen tenía un atractivo particular, que eran los campocortos de ambos equipos: Alfonso “Chico” Carrasquel, refuerzo del Caracas, por los centrales y Luis Aparicio hijo por los occidentales. Los primeros tres encuentros se llevaron a cabo en el Universitario de la UCV, y el cuarto y último el 3 de febrero en el Olímpico de Maracaibo. Los de Valencia no dieron tregua a Rapiños y los vencieron en cuatro juegos, incluyendo un blanqueo 7 por 0 en el tercer desafío. Con esta conquista, el cubano Regino Otero se hizo con la segunda corona de las siete que obtuvo como mánager en la LVBP, cifra que aún hoy lo sitúa como el dirigente más exitoso en la historia de la Liga.
El resultado de esta serie final pasó a los registros como la primera barrida en finales en la LVBP, la primera de tan solo siete que se han registrado en nuestra liga. ¿Curiosos por saber quiénes son los otros seis casos? Magallanes a La Guaira en 1970; Leones a Cardenales en 1981; Tiburones a Tigres en 1985; Águilas a Magallanes en 1993; y Caribes a Cardenales en 2021. Sí, sí, falta una. Leones a La Guaira en 1987. La única además en culminar con un juego sin hits ni carreras. Aquella que terminó con un rolling de Oswaldo Guillén a Jesús Alfaro, quien lanzó a Andrés Galarraga que cubría primera para salir corriendo todos a abrazar al lanzador Urbano Lugo. Quería ahorrarle el momento a los guaristas, pero es que ustedes no tienen compasión.
Industriales sumó entonces otro logro para la franquicia al convertirse en el primer equipo campeón del nuevo formato. Además de Carrasquel, aquel equipo de Valencia contaba con piezas como Carlos “Terremoto” Ascanio, Elio Chacón, Teodoro Obregón, Emilio “El Indio” Cueche, Eduardo Monasterios, Carlos Castillo; y los importados Lou Limmer, Jim Frey, Earl Battey, Lenny Green y Red Murff.
Por cierto, el Valencia viajó a la Serie del Caribe de ese año 1958 y Bob Wilson, refuerzo del Caracas, se alzó con el título de bateo (.500, de 24-12), Lou Limmer con el título de jonrones y Earl Battey con la distinción al Jugador más Valioso del torneo (MVP). Industriales fue también el equipo que, junto a Tigres de Marianao (Cuba), metió más jugadores en el equipo Todos Estrella de la Serie. Battey, Wilson y Carrasquel formaron parte de la distinguida selección. Sin embargo, de alguna manera, la novena de Valencia se las arregló para finalizar la justa en el último lugar con dos victorias y cuatro reveses.
El formato interligas en la LVBP duró tan solo tres años. Sin embargo, en la temporada 59-60 no se realizaron juegos interliga porque la LVBP fue suspendida por el paro de peloteros. El siguiente año la Liga Occidental entró en una crisis severa que la enrumbó hacia su muerte definitiva. La LOBP desapareció en 1963.